Recuperar la quimera
Hace ya muchos a?os que los libros de contabilidad han sustituido en la NASA a la epopeya. La mayor¨ªa de los debates y quebraderos de cabeza de la agencia espacial estadounidense en su 50 cumplea?os tiene que ver con d¨®lares gastados y presupuestados, m¨¢s que con sue?os interplanetarios, seg¨²n lo confirma una y otra vez su actual responsable, Michael Griffin.
Aquel monstruo cient¨ªfico erigido para contrarrestar en plena guerra fr¨ªa el sorprendente desaf¨ªo sovi¨¦tico que supuso colocar en ¨®rbita un sat¨¦lite artificial consigui¨® poner a tres hombres en la Luna, lleg¨® a emplear a 400.000 personas y a disponer de m¨¢s del 4% del presupuesto federal de EE UU. Hoy, este porcentaje es siete veces menor, y se gasta sobre todo en rutinarios vuelos tripulados a la Estaci¨®n Espacial Internacional.
La carrera hacia la Luna, con la NASA pr¨¢cticamente como solista, fue mucho m¨¢s que una pugna cient¨ªfico-militar impulsada por un formidable ejercicio de orgullo nacional. Aquel esp¨ªritu que atrajo la atenci¨®n del mundo y cambi¨® en parte la percepci¨®n que la humanidad ten¨ªa de s¨ª misma est¨¢ desaparecido, arrastrado en parte por los dolorosos reveses humanos sufridos por la agencia. Es cierto que la NASA mantiene un avanzado programa de observaci¨®n del espacio exterior con sus telescopios orbitales y sus misiones robotizadas a planetas vecinos. Pero no es lo mismo. Y es m¨¢s que probable que sus astronautas tengan que viajar realquilados en naves rusas los pr¨®ximos a?os, hasta que est¨¦ lista una nueva generaci¨®n de cohetes y c¨¢psulas espaciales. O que China d¨¦ la sorpresa, poniendo el pie en la Luna antes de 2020, cuando se estima probable un regreso estadounidense a nuestro sat¨¦lite.
Pese a todo, si la NASA no existiese, habr¨ªa que inventarla para ensanchar el horizonte de la imaginaci¨®n humana. Marte, tan lejano en el espacio y en el tiempo, es ahora la nueva frontera de la ¨¦pica colectiva. A la Luna se llega en tres d¨ªas. Al planeta rojo se tardar¨¢ tres a?os de ida y vuelta, y nadie podr¨¢ socorrer en ese viaje quim¨¦rico a los astronautas si algo se tuerce. Hay 30 o 40 a?os por delante para cultivar ese desaf¨ªo.
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