Migraciones y progreso
Calificar de progresista la directiva europea que regula la expulsi¨®n de los inmigrantes es una provocaci¨®n. En vez de satanizarlas, habr¨ªa que considerar las migraciones como un bien p¨²blico para todo el mundo
Seg¨²n el informe Migraciones Internacionales y Desarrollo, del Secretariado General de Naciones Unidas, mayo de 2006, la expansi¨®n de los procesos migratorios en los ¨²ltimos 30 a?os ha sido extraordinariamente importante. El n¨²mero de migrantes, que en 1965 era de 75 millones, pasa a 155 millones en 1990 y a 195 en 2005, lo que representa un aumento anual superior al 2,60%, mientras que el de la poblaci¨®n mundial total apenas llegaba al 1,7% al a?o. El sectarismo de los Estados, la interesada demagogia de los pol¨ªticos y la ignorancia general sobre este tema exigen una clarificaci¨®n de sus supuestos b¨¢sicos, comenzando por deshacer la confusi¨®n que reduce las migraciones a las solas emigraciones.
A partir de 2030, el factor m¨¢s seguro de progreso ser¨¢ el aumento de la poblaci¨®n productiva
Es necesario dotar al proceso migratorio de un marco jur¨ªdico com¨²n, flexible y eficaz
No se ha logrado que exista el derecho total de migrar, pues, aunque el art¨ªculo 13 de la Declaraci¨®n Universal de Derechos Humanos reconozca el derecho de emigrar, ha sido imposible introducir en ning¨²n marco legislativo el derecho complementario de inmigrar. Cierto que el derecho de asilo y el derecho de reagrupaci¨®n familiar han sido brechas posibles, pero que han dado poco de s¨ª, por lo que ahora se est¨¢n explorando las posibilidades que ofrece el derecho a la "migraci¨®n de instalaci¨®n" en el marco de las integraciones regionales, como es el caso de la Uni¨®n Europea y sobre todo de la Comunidad Econ¨®mica de los Estados de ?frica Oriental (CEDEAO).
El principio de la seguridad y en general de los intereses estatales, que es el que rige absolutamente el flujo migratorio actual, ha aumentado las dificultades de las pol¨ªticas de emigraci¨®n a escala planetaria y ha agravado la vulnerabilidad de los migrantes, cuya precariedad se alimenta de la inestabilidad de la pol¨ªtica migratoria de los Estados, de la brutal conveniencia de las grandes empresas y de sus importaciones masivas de mano de obra laboral, casi siempre socialmente contestable, sin olvidar la inaceptable situaci¨®n de los empleados del hogar, que, en particular, en numerosos pa¨ªses asi¨¢ticos y del Golfo es de una abusiva, insoportable, dependencia de sus patronos, sobre todo para las mujeres.
Todo lo cual coincide con un fuerte desarrollo de los factores de movilidad y, en consecuencia, con el aumento de las migraciones. En primer lugar, la mundializaci¨®n, que es un extraordinario dinamizador global, pero tambi¨¦n los medios de comunicaci¨®n, en especial, la televisi¨®n, que nos presentan una sociedad alternativa de la abundancia y el consumo, con altos salarios y libertades para todos, lo que conlleva un notable efecto de atracci¨®n. Tambi¨¦n la urbanizaci¨®n de las grandes metr¨®polis de los pa¨ªses en desarrollo que promueven el esp¨ªritu de cambio y de mejora de sus elementos m¨¢s din¨¢micos, lo que les empuja a emigrar. As¨ª como el abaratamiento del transporte y la multiplicaci¨®n de las redes transnacionales que han hecho del viaje y de la movilidad casi un modo de vida cuya expresi¨®n m¨¢s lograda es la migraci¨®n pendular entre los pa¨ªses de la Europa Occidental, los antiguos pa¨ªses europeos comunistas y en el ¨¢mbito de los pa¨ªses ¨¢rabes.
Hay que mencionar tambi¨¦n la casi plena libertad de circulaci¨®n de los grandes espacios integrados, como la Uni¨®n Europea, y la existencia de solidaridades transnacionales de condici¨®n familiar, econ¨®mica, cultural, religiosa, asociativa, que producen consecuencias de atracci¨®n, "de llamada". Finalmente, la pr¨¢ctica del asilo, que hab¨ªa tenido un crecimiento considerable en los a?os noventa, se ha estabilizado, siendo sustituida por el fen¨®meno de las personas desplazadas, de destino mayoritariamente dram¨¢tico, por la pobreza extrema de los pa¨ªses de acogida.
En la bibliograf¨ªa sobre el tema migratorio ha habido un enconado debate sobre sus ventajas y desventajas, tanto en el an¨¢lisis por pa¨ªses como en una consideraci¨®n global, cuya dominante fue negativa hasta finales del siglo pasado, en que se invirti¨® la tendencia. Ello se debi¨® a la modificaci¨®n de la orientaci¨®n actual de la demograf¨ªa y de las consecuentes din¨¢micas migratorias. En efecto, seg¨²n el informe de 2007 del Sistema de Observaci¨®n Permanente de las Migraciones (Sopemi) de la OCDE, el mayor incremento de la inmigraci¨®n legal a partir de 2005 se ha experimentado en EE UU, Espa?a, Reino Unido, Italia y Nueva Zelanda, contextos en los que, a pesar de ello, comienza a plantearse el grave problema de la penuria de inmigrantes, no s¨®lo para los empleos altamente cualificados, sino para aqu¨¦llos de nivel tecnol¨®gico menor, pero fundamentales en el sector servicios. Por lo dem¨¢s, seg¨²n este informe, a partir de 2030, el factor m¨¢s seguro de progreso ser¨¢ el aumento de la poblaci¨®n productiva y, por tanto, la inmigraci¨®n.
En cuanto a los pa¨ªses de origen, es ya opini¨®n un¨¢nime que la emigraci¨®n se ha convertido en un factor capital para su desarrollo. De acuerdo con los datos del Banco Mundial, entre 1995 y 2006, el volumen de estos fondos ha pasado de 102 millardos de d¨®lares a 232 millardos, y, centr¨¢ndonos en Europa, los fondos remitidos por los trabajadores extranjeros hacia los pa¨ªses de que eran originarios han superado los 14.000 millones de euros.
La actual reputaci¨®n mayoritariamente positiva entre los t¨¦cnicos y los expertos del fen¨®meno migratorio no ha calado, sin embargo, en la opini¨®n p¨²blica general con las consecuencias que ello tiene en los resultados electorales. La posici¨®n restrictiva del presidente del Gobierno espa?ol fue consecuencia de los resultados de los sondeos practicados sobre el tema migratorio. Tal vez por ello, desde una opci¨®n de progreso, haya que configurar la migraci¨®n como un bien p¨²blico mundial. Y, en ese sentido, insistir en su funci¨®n como agente decisivo en la mundializaci¨®n del saber, por obra de la di¨¢spora cient¨ªfica procedente de los pa¨ªses del Sur y de las redes de contactos y proyectos que induce, determinantes para la transferencia de conocimientos; as¨ª como en su insustituible condici¨®n de estabilizador global del espacio mundial.
Recordemos que la Divisi¨®n de la Poblaci¨®n de Naciones Unidas eval¨²a en 1,6 millones los inmigrantes necesarios para que la UE mantenga su nivel actual de bienestar y que Jap¨®n tendr¨¢ que incorporar antes de 2050 una poblaci¨®n extranjera de cerca del 30% de su poblaci¨®n actual.
Es necesario, por lo dem¨¢s, dotar al proceso migratorio de un marco jur¨ªdico com¨²n flexible y eficaz que debe ser interinstitucional y multifactores. Lo que es muy dif¨ªcil, como prueba que no se haya logrado siquiera formular una carta com¨²n de derechos y obligaciones de los migrantes con efectividad real, pues el convenio internacional para la protecci¨®n de los trabajadores migrantes y de sus familias, adoptado en 1990 por la Asamblea General de Naciones Unidas y ratificado, despu¨¦s de un laborios¨ªsimo proceso de casi 20 a?os, por s¨®lo 37 Estados, apenas funciona. Ni siquiera el Foro Mundial para la Emigraci¨®n y el Desarrollo de la ONU, ambiciosa creaci¨®n del entonces secretario general, Kofi Annan, animado por el esforzado Peter Sutherland, ha llegado a convertirse en el instrumento de promoci¨®n normativa y de coordinaci¨®n ejecutiva que se necesita.
Calificar de progresista, como se ha hecho, la aprobaci¨®n de la ¨²ltima directiva europea que regula, de manera injusta, la expulsi¨®n de inmigrantes y la deportaci¨®n de menores es una nueva provocaci¨®n del derechismo dominante. En cualquier caso, las razones para rechazarla han sido presentadas con fundamento y consistencia en la columna de Soledad Gallego-D¨ªaz del 20 de junio en este diario y a ellas me remito. Pero no sin apostillar que en esta sociedad de penosa dominaci¨®n medi¨¢tica, nada hay m¨¢s movilizador, a favor o en contra, que su carga simb¨®lica. Y que en este caso, el aura negativa de la directiva lamentablemente aprobada es abrumadora. Con lo que el problema sigue en pie y la responsabilidad en este tema de quienes nos hemos apuntado al progreso no ha variado. Seguimos comprometidos en la promulgaci¨®n de una carta com¨²n de referencia sobre las migraciones que, aunque no logremos que sea obligatoria, tenga al menos una fuerte capacidad indicativa y funcione como c¨®digo inspirador del organismo mundial que hay que habilitar con urgencia. En ¨¦l, los Estados estar¨¢n acompa?ados por las organizaciones regionales y las colectividades locales, as¨ª como por las empresas, los sindicatos y las ONG nacionales y transnacionales, con el fin de asociar poderes pol¨ªticos y sociedad civil, ¨²nica garant¨ªa de legitimidad y de eficacia.
Jos¨¦ Vidal-Beneyto es director del Colegio Miguel Servet de Par¨ªs y presidente de la Fundaci¨®n Amela.
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