Garden
Cuando hicimos la presentaci¨®n a la prensa del rodaje de Pagafantas, Eva Larrauri, periodista de este diario, me hizo una pregunta bastante afilada: si no cesaba de repetir que el aspecto de la pel¨ªcula era muy elegante y teniendo en cuenta que hab¨ªamos rodado en la sala de fiestas Garden de Deusto, ?c¨®mo hab¨ªamos conseguido estilizar el Garden para llevarlo al estilo supuestamente distinguido que tiene la pel¨ªcula?
Pues bien, el mayor reto de la pel¨ªcula no es despe?ar una furgoneta por las escaleras del puente del Arenal, ni atropellar al protagonista con una barredora municipal. Ni siquiera lo es la secuencia que rodaremos la pr¨®xima semana en un barco en alta mar. El desaf¨ªo m¨¢s grande dentro de la producci¨®n de Pagafantas es poner en pantalla un karaoke que no resultara demasiado s¨®rdido. Quien conozca bien los ambientes karaokiles sabr¨¢ que son lugares de p¨²blico variopinto, decoraci¨®n ca¨®tica (mezcla de mil estilos inconjuntables) y atm¨®sfera enrarecida, tirando a deprimente. En los ¨²ltimos a?os, varias pel¨ªculas espa?olas han retratado karaokes desde planteamientos diferentes. La comedia de ¨¦xito de esta temporada Fuera de carta registraba un karaoke estilizad¨ªsimo, que parec¨ªa un bar de copas catal¨¢n, mientras la vena m¨¢s realista del bar-cantante la pod¨ªamos ver en Vete de m¨ª: su escena de karaoke est¨¢ rodada en mi parroquia habitual, el karaoke de Montenses, ubicado en un parking madrile?o.
Yo no quer¨ªa ni una cosa ni otra. Por un lado sab¨ªa que el rollo decadente era inevitable pero tampoco quer¨ªa que el ¨ªndice de suicidios subiera entre los espectadores de la pel¨ªcula. Los karaokes bilba¨ªnos tienen la caracter¨ªstica de que rara vez tienen escenario donde cantar. Lugares como el Coco's, Rendez Vous o Buho's (mucho genitivo saj¨®n en estos nombres, como pod¨¦is comprobar) se estructuran alrededor de una gran barra desde la cual el cantante ocasional suelta sus gorgoritos. En Pagafantas era importante que el karaoke tuviera escenario, por lo que nos decidimos por buscar una sala de fiestas con actuaciones en directo para ubicarlo. Y as¨ª apareci¨® en mi cabeza la imagen de Casa Vasca. Mi fiesta de fin de carrera se celebr¨® all¨ª y ten¨ªa el recuerdo de un lugar enorme.
Me encamin¨¦ a Deusto y lo que all¨ª encontr¨¦ un mi¨¦rcoles por la tarde fue alucinante. Mientras en la calle lehendakari Aguirre los padres acompa?aban a sus hijos a casa despu¨¦s del cole y los vecinos del barrio hac¨ªan compras, en el s¨®tano de la Casa Vasca hab¨ªa un march¨®n de impresi¨®n: decenas de se?oras y se?ores oto?ales d¨¢ndolo todo en la pista de baile, movi¨¦ndose entre luces de discoteca y paredes de espejo. Era el lugar perfecto para el karaoke de mi pel¨ªcula. Por suerte, los encargados de la Casa Vasca nos dieron toda clase de facilidades para rodar all¨ª y Oscar Ladoire cantaba el Triki Triki de Demis Roussos en el escenario del Garden. Un Garden nost¨¢lgico, algo decadente, pero decididamente bonito y elegantorro.
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