Cine como revoluci¨®n
Las bases para el nacimiento del llamado Nuevo Cine Alem¨¢n se sentaron en el Manifiesto de Oberhausen, firmado en 1962 por unos j¨®venes directores con ganas de indagar m¨¢s all¨¢ del cine convencional. Entre los firmantes no estaban Herzog, Wenders y Fassbinder, a la postre representantes m¨¢ximos del movimiento, pero s¨ª Alexander Kluge, reconocido autor premiado en Cannes y en Venecia, que ha sido obviado por los cines espa?oles (s¨®lo se ha estrenado Una muchacha sin historia y Fernando el radical, adem¨¢s de la colectiva Alemania en oto?o). Un olvido que viene a reparar en parte la reposici¨®n de Trabajo ocasional de una esclava, dirigida por Kluge en 1973, una lib¨¦rrima diatriba de poso feminista y fuerte arraigo pol¨ªtico.
TRABAJO OCASIONAL DE UNA ESCLAVA
Direcci¨®n: Alexander Kluge. Int¨¦rpretes: Alexandra Kluge, Bion Steinborn, Sylvia Gartmann. G¨¦nero: drama. Alemania, 1973. Duraci¨®n: 92 minutos.
Es posible que los planteamientos puramente t¨¦cnicos y narrativos de Kluge no hayan prosperado y que hoy se vean obsoletos, caso de la paup¨¦rrima utilizaci¨®n de la m¨²sica o el car¨¢cter discursivo de la voz en off. Sin embargo, la problem¨¢tica pol¨ªtico-social, heredera de Mayo del 68, no puede estar m¨¢s vigente, con el cierre de f¨¢bricas en la Europa rica (Alemania) para el traslado a la entonces humilde (Portugal) y la criminalizaci¨®n del aborto. An¨¢lisis de una ¨¦poca convulsa, presentada con tremebundo realismo, la pel¨ªcula deja en la retina un aborto en primer plano que convierte la pol¨¦mica imagen del feto de 4 meses, 3 semanas, 2 d¨ªas en simples dibujos animados.
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