La mejor firma de la amistad hispano-china
La historia de amor de Liu Dong, atleta de Ma, y Luis Miguel Landa, t¨¦cnico espa?ol de fondo
En el cuello de ambos, la misma medalla, dos nombres, Dong-Miguel, y una fecha, 1/8/07. Son Luis Miguel Landa, uno de los responsables t¨¦cnicos del atletismo espa?ol, y su esposa, la entrenadora Liu Dong, nacida en Dalian (China) el d¨ªa de Nochebuena de 1973. Forman una de las parejas m¨¢s curiosas de las que se ve trabajando en el estadio del INEF de Madrid. Y m¨¢s curiosa, hermosa e instructiva, es la historia de su relaci¨®n y la vida de Dong, atleta de 1.500 metros que a los 19 a?os se proclam¨® campeona del Mundo en Stuttgart, como una de las puntas de lanza del ej¨¦rcito de Ma, el grupo de atletas chinas que sorprendieron al mundo llev¨¢ndose pr¨¢cticamente todas las medallas en las pruebas de fondo del Mundial de 1993. Establecieron marcas que a¨²n asombran y poco despu¨¦s desaparecieron del mapa, dejando tras de s¨ª leyendas de misterio, de sospechas y sacrificio. Sus m¨¦todos tir¨¢nicos, d¨¦cadas despu¨¦s, los ha heredado la maquinaria del deporte chino, dispuesta a hacer de los Juegos de Pek¨ªn el gran escaparate de su poder¨ªo.
El atletismo en los Juegos |
? Liu Dong: ?El r¨¦gimen de vida era cuartelario?. ?Empec¨¦ a hacer atletismo en la escuela, a los 11-12 a?os, pero al principio no era muy buena. Dec¨ªan que era muy alta y muy delgada, pero que ten¨ªa el cuerpo muy d¨¦bil. ?Tienes una bonita figura, nada m¨¢s, porque no tienes fuerza. No vales?, me dijeron en una competici¨®n escolar en Dalian, pero otra entrenadora de Shenyang, la capital, se fij¨® en m¨ª y me eligi¨® para su equipo. Compar¨® la longitud de mis largas piernas con el pie, que es muy peque?o en comparaci¨®n, calzo un 37, y decidi¨® que yo ten¨ªa buen futuro. Me entren¨¦ unos a?os con ella. Me mandaba muchos ejercicios de fuerza y pas¨¦ muchas horas haciendo pesas. Ya estaba interna en un colegio: no hac¨ªa otra cosa que entrenarme y estudiar, entrenarme y estudiar. Esto era en 1986, yo ten¨ªa 12 a?os, y estuve cinco a?os m¨¢s, hasta los 17. Me especialic¨¦ en pruebas de velocidad y medio fondo, 400 y 800 metros, con entrenamientos cortos, de velocidad, y de mucha fuerza, de mucho gimnasio. Cuando termin¨¦ los estudios, pas¨¦ al equipo de Ma Junren, con el que estuve de 1991 a 1993.
Con ¨¦l, cambi¨® totalmente mi r¨¦gimen de entrenamiento. Corr¨ªamos muchos kil¨®metros al d¨ªa, pero muchos, teniendo en cuenta que mi prueba era el 800 y tambi¨¦n el 1.500, pero hac¨ªamos diariamente entre 36 y 38 kil¨®metros en dos sesiones, ma?ana y tarde, y todos los d¨ªas, salvo los domingos, que s¨®lo ten¨ªamos sesi¨®n de ma?ana. ?ramos unas 15 atletas, todo chicas porque Ma no quer¨ªa hombres, y la vida era muy, muy dura. Ma era muy serio y exigente. Muy r¨ªgido. En los entrenamientos ¨¦l se plantaba, se pon¨ªa a fumar, fumaba tanto que encend¨ªa un cigarrillo con la colilla del anterior, y nosotras, venga a correr. No, es falso que nos dop¨¢ramos. Y s¨ª, es verdad que tom¨¢bamos sangre de tortuga, pero no todos los d¨ªas, s¨®lo cuando se acercaba una competici¨®n importante. Entonces, uno o dos meses antes, nos daba la sangre, y tambi¨¦n sopa de tortuga para cenar, y caldo de creta de gallo. Nada de productos qu¨ªmicos, como mucho, pastillas de hierro y de ¨¢cido f¨®lico. El r¨¦gimen de vida era cuartelario. Corr¨ªamos mucho y a las nueve de la noche, a la cama. A las cinco de la ma?ana sonaba el despertador. Viv¨ªamos en una residencia con cuatro camas por habitaci¨®n. Y gan¨¢bamos dinero, porque ¨¦ramos el equipo regional. Mi familia, mi padre, mi madre, mis hermanos, me animaban mucho. Somos cuatro hermanos, dos y dos. Mi padre es pescador. Debut¨¦ en Se¨²l, en el Mundial j¨²nior de 1992, que gan¨¦, y en 1993, a los 19 a?os, gan¨¦ el Mundial absoluto de Stuttgart, los 1.500 metros. Ese a?o las atletas de Ma nos impusimos en los 3.000 metros, con Qu Yunxia, y los 10.000 metros, con Wang Junxia.
Sin embargo, Ma no estaba muy contento conmigo porque no hab¨ªa bajado de 4m y 10 d¨ªas despu¨¦s lo pagu¨¦ en Pek¨ªn. En los 800 metros hice mi mejor marca (1m 55,54s) y dos d¨ªas despu¨¦s corrimos los 1.500 metros, pero Ma me dej¨® correr s¨®lo dos vueltas, para que hiciera de liebre de Qu Yunxia, que bati¨® el r¨¦cord del mundo (a¨²n se mantiene, 3m 50,46s). Yo me enfad¨¦ mucho y me fui del equipo. Me olvid¨¦ de Ma y quise olvidarme del atletismo, pero mucha gente me dijo que siguiera, que estaba muy bien, que era muy buena atleta. ?Vuelve con Ma?, me aconsejaban. Y yo, que no, que no, tengo la cabeza muy dura. Decid¨ª seguir el atletismo, pero me cambi¨¦ de entrenador, me fui con Mao De Zhen. Yo, por lo menos, aguant¨¦ un par de a?os, la vida dura del r¨¦gimen de Ma, pero una compa?era, Li Ying, que hab¨ªa sido bronce en el Mundial j¨²nior, no resisti¨® y se suicid¨®. Ten¨ªa 18 a?os. Conoc¨ª a Luis Miguel en Stuttgart, en 1993?.
? Luis Miguel Landa: ?Era la m¨¢s rebelde?. ?Durante el Mundial yo me mont¨¦ un circuito de un kil¨®metro en la base americana donde ten¨ªamos la residencia y por all¨ª ven¨ªan a entrenarse las chicas de Ma, su ej¨¦rcito. Eran unas ocho o diez, y la m¨¢s rebelde era Dong?.
? Dong: ?Sufr¨ªa mucho la disciplina?. ?A m¨ª me gustaba correr sola, no estar con el grupo. Siempre he sido muy cabezota y sufr¨ªa mucho toda la disciplina. Y, de repente, encontr¨¦ a una persona muy buena y muy guapa, un entrenador que no estaba todo el d¨ªa enfadado, que no chillaba a los atletas y que era divertido. Y los que entrenaban con ¨¦l parec¨ªa que se lo pasaban bien. Y todos estaban alegres, y ese entrenador corr¨ªa con los atletas, porque Ma no corr¨ªa, s¨®lo fumaba?.
? Landa: ?A ver si ganas?. ?Volv¨ª a verla en la c¨¢mara de llamadas del estadio, en las series de 1.500, donde tambi¨¦n participaba Mayte Z¨²?iga. Gan¨® f¨¢cilmente y yo me dije, ?jop¨¦ esta chica?. Y volv¨ª a verla antes de la final. ?A ver si ganas?, le dije. Y gan¨®. Despu¨¦s estuve sigui¨¦ndole los pasos, aunque no supe nada de ella hasta 1997, cuando vi que por fin hab¨ªa bajado de los 4m, que hab¨ªa hecho 3m 57s con el nuevo t¨¦cnico. Volv¨ª a verla en el Mundial de Lisboa en pista cubierta, en 2001. Ella no llegaba a los 30 a?os, ten¨ªa 27, pero ya era entrenadora. En la Universiada de Pek¨ªn, unos meses m¨¢s tarde, ya era la responsable del fondo femenino chino, as¨ª que ya nos pod¨ªamos tratar de igual a igual [Landa era el responsable espa?ol de las pruebas de fondo]. Ella me salud¨®. ?Soy Liu Dong?, me dijo. ?Ah, s¨ª?, respond¨ª, ?la famosa Liu Dong?. Y ella, ?y usted el famoso Luis Miguel Landa?. Salimos un poco. Me ense?¨® a regatear en las tiendas del campus y seguimos vi¨¦ndonos despu¨¦s, coincid¨ªamos en pruebas, como la Ekiden de Pek¨ªn, y as¨ª, pero hasta 2006 ella no se vino a Espa?a?.
? Dong: ?No pod¨ªa volver a China?. ?Vine a entrenar aqu¨ª y a unas conferencias, y el 12 de diciembre de 2006, decid¨ª quedarme. Dije a China que no pod¨ªa volver?.
? Landa: ?La noticia de la boda en un peri¨®dico?. ?Pero fue dif¨ªcil conseguir que se quedara. La federaci¨®n china se neg¨® en redondo, dec¨ªan que perd¨ªan a la mejor entrenadora que ten¨ªan. Pero al final lo conseguimos. Y el 1 de agosto de 2007 nos casamos en Pozuelo. En la boda, el embajador chino, alegre, dijo que esa boda era la mejor firma de cualquier convenio de amistad hispano-china, y envi¨® a la prensa china una foto y la noticia de la boda. La public¨® un peri¨®dico con una tirada de 150 millones de ejemplares. Y un amigo espa?ol se enter¨® porque vio un ejemplar en un restaurante chino de Lloret de Mar?.
? Dong: ?Por fin, gracias a los Juegos, volver¨¦?. ?Y por fin, gracias a los Juegos, podr¨¦ volver a China. Ir¨¦ acreditada por la IAAF. Visitar¨¦ a la familia en Dalian, y luego me ir¨¦ a Pek¨ªn. Con Luismi, claro?.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.