Valverde toma impulso ol¨ªmpico

?Alto! A 70 kil¨®metros de meta, la Ertzaintza mand¨® parar al pelot¨®n de la Cl¨¢sica de San Sebasti¨¢n. La carrera se hab¨ªa acabado para 95 corredores. Ced¨ªan 17 minutos con la cabeza de carrera y ninguno estaba por la labor de mover un dedo en pos de un imposible, dar caza a los escapados. Cuando convergen ambas circunstancias, retraso superlativo y nulo esp¨ªritu, el reglamento de la UCI otorga a la autoridad la competencia de retirar a los rezagados -el tr¨¢fico es lo primero-, y la Ertzaintza, con buen criterio, los retir¨®.

As¨ª, quedaron en carrera 45 corredores, entre ellos los favoritos, incluido Valverde, aunque estuvo a un pelo de irse a casa con los torpes pues le pill¨® fuera de juego la jugada tonta de la carrera, que se registr¨® en el descenso de Garate, donde el gran grupo se parti¨® en dos, quedando delante todos los gallos -Bettini, Rebellin, Samuel S¨¢nchez, Contador, Popovych, Menchov, Zubeldia o Chavanel- salvo Valverde, Cunego y Sastre -el abulense, tras tantos homenajes y festejos, no estaba ayer para excesivos trotes-. Pese a llevar seis ciclistas en el grupo delantero, vio claro el t¨¢ndem Jaimerena-Galilea que al Caisse d'Epargne se le iba el caballo, pues ninguno era Valverde, su mirlo blanco. Ni cortos ni perezosos, mandaron al murciano y al tremendo Karpets arrancar de atr¨¢s, y a Lastras y a Losada parar por delante, y los tres devolvieron a su l¨ªder a la pomada, al grupo de 45 que subi¨® Jaizkibel al tran-tran, intimidado por la inclusi¨®n a 16 kil¨®metros de meta del in¨¦dito, corto y explosivo alto de Arkale.

Si la Cl¨¢sica fue la antesala de los Juegos de Pek¨ªn, y as¨ª la afrontaron sus participantes, el murciano llen¨® su mochila ol¨ªmpica de moral, confianza y respeto. No tanto por su aplastante victoria al sprint en el Boulevard como por el modo tan demoledor en que respondi¨® en Arkale a las dos arrancadas de Bettini, que defender¨¢ en Pek¨ªn su cetro ol¨ªmpico de Atenas.