La distracci¨®n como m¨¦todo
Cuando caen chuzos de punta contra una figura p¨²blica, nada mejor por parte del afectado que recurrir al m¨¦todo de la distracci¨®n para salvar el pellejo. Y es eso, y no otra cosa, lo que viene haciendo Joan Laporta desde meses atr¨¢s, y especialmente despu¨¦s de recibir el varapalo de la moci¨®n de censura respaldada por el 60,5% de los socios que decidieron votarla el pasado julio. As¨ª hay que entender el ¨²ltimo de esos absurdos charcos en los que se suele meter el presidente del Barcelona: el caso de la cancelaci¨®n en el ¨²ltimo minuto del vuelo de la expedici¨®n azulgrana entre Pisa y Chicago en Air Berlin, la compa?¨ªa a¨¦rea alemana de low cost que est¨¢ en el punto de mira del Gobierno de Baleares por no usar el catal¨¢n en las rutas de despegue y aterrizaje catalanoparlantes. La directiva cul¨¦ se enter¨® tarde de que los anfitriones norteamericanos que han organizado los dos partidos contratados en Estados Unidos hab¨ªan hecho la reserva en Air Berlin.
Cuando lo supo, poco antes de que los futbolistas subieran a bordo, debi¨® de pensar que era un insulto may¨²sculo a los catalanes y al catalanismo entrar en el dichoso aparato.
El resultado de todo ello es que los organizadores del partido de Chicago se han visto obligados a pagar al menos la mitad de la factura (se estima en unos 300.000 euros) y que el Bar?a ha tenido que afrontar veros¨ªmilmente los gastos que signific¨® contratar un Boeing 747 m¨¢s caro. Laporta y su recientemente remozada junta directiva habr¨¢n pensado que agradan as¨ª a los conciudadanos que consideran muy importante que por los altavoces de cabina se escuche la lengua de Espriu. Todo vale para que la pr¨®xima asamblea de compromisarios le salve el cuello al debilitado presidente.
Es triste que estas patochadas emborronen la imagen del Barcelona, un club cosmopolita pero que exhibe paletismo con gestos como el dado en Pisa. El dirigente azulgrana gusta de alardear de nacionalismo, pero, en realidad, de lo que es maestro es del oportunismo: grita Visca Catalunya Lliure, pero, antes de una sonora ruptura, tuvo en el club a su cu?ado, ex directivo y miembro de la Fundaci¨®n Francisco Franco.
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