Juegos
Que lleguen de una vez los Juegos. Que empiecen ya, y acabemos de una vez con todo el f¨¢rrago previo. Como los anuncios con que Televisi¨®n Espa?ola promociona la competici¨®n ol¨ªmpica, abonados a la l¨ªnea tecno-mutante que impera hoy en la publicidad deportiva. TVE sigue la estela de Cuatro. ?Recuerdan a Iker Casillas convertido en algo as¨ª como Mazinger Z? En la cosa ol¨ªmpica, unos cuantos atletas escogidos participan en un remedo de los X-Men. Y me pasa lo mismo que con los anuncios de la Eurocopa. La imagen de Roger Federer, ese se?or tan educado y elegante, golpeando un meteorito, me parece la mejor alegor¨ªa sobre las ventajas del dopaje.
En cuanto a la voz en off, tan profunda y sugestiva, parece un canto a las maravillas del consumo abusivo de tabaco negro. Ser¨¢n man¨ªas m¨ªas, pero los anuncios de las competiciones deportivas, basados en la violencia, la tribu y la monstruosidad f¨ªsica, me sugieren ideas curiosamente antideportivas.
Hay otra publicidad, a¨²n m¨¢s enga?osa. Me refiero a la publicidad incluida en los telediarios. Siento un p¨¢lpito de tristeza cuando veo a Rosa Mar¨ªa Calaf, un gran personaje del periodismo espa?ol, haciendo publirreportajes sobre las gigantescas obras ol¨ªmpicas, el delicioso nuevo parque de Pek¨ªn o la exquisita organizaci¨®n china.
Todos los Juegos Ol¨ªmpicos contempor¨¢neos son, en esencia, una masiva plataforma publicitaria para una ciudad y un pa¨ªs. Ocurre, en este caso, que el producto chino se me atraganta. China sigue gobernada por un r¨¦gimen tir¨¢nico, pese a los matices y las concesiones. China encarna la triple alianza entre dictadura, tecnolog¨ªa y multinacionales que puede caracterizar al siglo XXI.
Que empiecen ya los Juegos, por favor, o no me quedar¨¢ est¨®mago para verlos.
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