EL PRIMER SIMIO DIRECTOR
'AN?BAL, EL MONO'
Director: Coco de Mer, asistido por el profesor Josetxu Linaza. 2007. Int¨¦rpretes: Coco, Kika .
Coco de Mer es uno de los grandes simios que han llegado a poder expresarse a s¨ª mismos, si no en t¨¦rminos de lenguaje hablado, por lo menos en lenguaje art¨ªstico. Ya antes alg¨²n mono hab¨ªa pintado cuadros o tocado el saxof¨®n. Pero esta vez se trata de algo m¨¢s complejo. Naturalmente que el simio ha necesitado de ayuda externa para poder culminar la haza?a, en este caso la de un profesor universitario, el catedr¨¢tico de Psicolog¨ªa Evolutiva Josetxu Linaza. De cualquier manera, eso no le resta m¨¦ritos propios a Coco de Mer en una actividad tan dif¨ªcil y deseada como es la realizaci¨®n cinematogr¨¢fica. Muchos nuevos realizadores son asistidos en aspectos t¨¦cnicos por sus equipos sin que dudemos de su autor¨ªa.
No, tampoco est¨¢ tan alejado el mundo de los simios del relato cinematogr¨¢fico. La imitaci¨®n est¨¢ muy desarrollada en ambos casos. Y lo mismo podr¨ªa decirse del modo en el que se vive el tiempo. Los monos, como los ¨¢ngeles y los santos, parecen estar en un presente continuo, sin pasado ni futuro. Lo mismo ocurre en cualquier relato f¨ªlmico: todo est¨¢ ocurriendo mientras se contempla, y la acci¨®n sucede de manera actual ante el espectador. En ese ahora sin fin est¨¢n incluso los flash-back, a los que se percibe en presente, aunque signifiquen algo ya pasado.
Coco de Mer nos cuenta una historia que pertenece a un mito generado en los albores de la especie humana, pero que en el tiempo simio a¨²n sigue aconteciendo. An¨ªbal, un joven macho hu¨¦rfano, ha sido criado en cautividad, pero un buen d¨ªa le devuelven, monitorizado, a su selva natal... En la secuencia siguiente, mediante elegante elipsis, An¨ªbal nos es presentado ri?endo con el jefe de su tribu de simios, all¨¢ arriba, en la c¨²pula de un hermoso tulip¨¢n arborescente. Ambos luchan por el dominio del ¨¢rbol de frutos rojos. Cruje el entramado de ramas y lianas, y una lluvia de hojas y c¨¢scaras cae sobre la pasmada tribu. Los contendientes lanzan chillidos, y tambi¨¦n chilla el resto de los monos que contemplan el duelo. An¨ªbal vence al jefe y, con ayuda de una c¨¢scara, le saca los ojos y se los come delicadamente. El nuevo jefe se empareja con la viuda del difunto, que adem¨¢s resulta ser su madre. Aquiles ha dejado de ser hu¨¦rfano y soltero, gracias a la hermosa Kika, del linaje de las Yocastas simias. Ambos se van a vivir felizmente en las altas ramas del tulip¨¢n rojo.
Los expertos que controlan a Aquiles se escandalizan. Se echan la culpa mutuamente de que el simio se humanice de una manera tan inhumana. Que si ve en la tele demasiados reportajes de la guerra de Irak, que si Guant¨¢namo, que si Sud¨¢n... Por lo pronto, no le entregan la miserable banana que pasa por ser el premio que se otorga a un simio aplicado.
?Y c¨®mo llora el pobre mono! ?Qu¨¦ lagrimones le caen de sus ojos tristes! ?C¨®mo siente disgustar a los sabios profesores! Esos profesores que tanto han luchado por que brille la inteligencia en su cerebro infantil. Que se han esforzado en que sea aplicado, ordenado, y para que pueda mantener instructivos intercambios con ellos... Y este mono, supuestamente educado, es guerrero, pendenciero, mat¨®n. Qui¨¦n lo hubiera dicho al verle emocionarse con las arias de Verdi, al aplaudir al equipo de Espa?a en las competiciones deportivas, al asistir atent¨ªsimo a la proyecci¨®n de Dumbo. Y resulta que tortura a sus semejantes, que profana las leyes de la familia, que es asesino, porn¨®grafo y, adem¨¢s, no se arrepiente.
Aquiles vuelve al laboratorio y all¨ª, en la jaula que le sirve de alojamiento, inclina la cabeza sobre su pecho peludo. ?Qu¨¦ hacer? ?C¨®mo encontrar un gesto de alianza entre simios y hombres? Aquiles toma un palo y le acopla un gancho para alcanzar algo que hay arriba, sobre el armario de la limpieza. Con el gancho baja un paquete atado con un lazo rosa. Lo abre y, poco a poco, se va comiendo en paz toda una caja de mantecadas de Astorga.
Tras la primera proyecci¨®n de la pel¨ªcula ha seguido una conferencia de prensa. El profesor Linaza ha hecho hincapi¨¦ en que, a pesar de su pesimista contenido, el mero hecho de que un simio haya sido capaz de dirigir una pel¨ªcula demuestra su inteligencia.
El director, Coco de Mer, ha expresado su protesta contra el Ministerio de Cultura por no haberle concedido ninguna ayuda. El ministerio declar¨® en su d¨ªa que no le discriminaba por ser simio, sino por no tener Coco la nacionalidad espa?ola. Perro mundo mono.
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