"Al improvisar tienes que jug¨¢rtela"
"Yo no me acuerdo, pero Bebo dice que toco desde que ten¨ªa tres a?os", cuenta. Lo primero que aprendi¨® fue La vaca lechera. "En sol bemol, con las teclas negras", salta. "Un tono muy complicado, ?imag¨ªnate! Hasta los cinco o seis a?os la segu¨ªa tocando. Tocaba tambi¨¦n otras cosas, pero en casa todo el mundo la ped¨ªa".
Jes¨²s Chucho Vald¨¦s (Quivic¨¢n, Cuba, 1941) lleg¨® a asegurar que en m¨²sica era dif¨ªcil que le hicieran un cuento. "Quiz¨¢ fue una expresi¨®n un poco autosuficiente", dice riendo. Est¨¢ de gira por festivales de jazz europeos al frente de su cuarteto, con el que tiene previsto grabar en septiembre para su sello Comanche, y ha tocado hace unos d¨ªas con Bebo en Vitoria y Peralada. Padre e hijo pasaron a?os alejados. "Hubo un momento que pens¨¦ que nunca m¨¢s nos ¨ªbamos a ver", cuenta con el semblante serio. "Yo no ten¨ªa forma de viajar y ya ¨¦l hab¨ªa hecho otra vida, se hab¨ªa casado, hab¨ªa tenido hijos. Y eso era un dolor grande. Fue un milagro cuando nos pudimos ver 18 a?os despu¨¦s en Nueva York". Pasar¨ªan a¨²n m¨¢s a?os hasta volver a tocar juntos: "En 1995, en un disco de Paquito en San Francisco". Sin ensayos previos. "Pero qu¨¦ vamos a ensayar si nos pas¨¢bamos la vida haci¨¦ndolo. Y eso no se olvida jam¨¢s", exclama. "Donde fue realmente emocionante fue en Calle 54. Cuando est¨¢bamos tocando los dos, a m¨ª no me interesaba tocar. Quer¨ªa o¨ªrlo a ¨¦l. Me parec¨ªa que est¨¢bamos en casa como hac¨ªa muchos a?os".
"Con los a?os llegu¨¦ a creer que nunca volver¨ªa a ver a mi padre, Bebo"
"El boxeo es dar y que no te den. La m¨²sica, dar y que no te tiren cosas"
Chucho Vald¨¦s publica simult¨¢neamente un CD, Canto a Dios, y el DVD/CD En vivo. Cl¨¢sicos cubanos. El primero es un disco con la Orquesta Sinf¨®nica Nacional de Cuba y el Coro Nacional. "Yo quer¨ªa hacer un trabajo con sinf¨®nica como tributo espiritual a las v¨ªctimas del Katrina", cuenta. En 2000, Vald¨¦s dedic¨® el Festival de Jazz de La Habana a la ciudad de Nueva Orleans y su alcalde le hizo ciudadano honorario. "Nosotros est¨¢bamos viendo que se nos ven¨ªa encima aquello. Ese cicl¨®n ten¨ªa que pasar por la parte occidental de Cuba, y ven¨ªa ya grande, con categor¨ªa cuatro, pero al llegar a Cuba se abri¨® al oc¨¦ano, cogi¨® el Golfo y se puso peor", explica.
En vivo. Cl¨¢sicos cubanos, su primer DVD de piano solo, se grab¨® el 28 de enero de 2005 en el teatro Amadeo Rold¨¢n de La Habana con piezas como El manisero. "Cl¨¢sicos cubanos tocados como yo los siento, a mi manera. Ah¨ª est¨¢n en una sola cosa Juan Sebastian Bach, Chopin, Art Tatum, Bebo Vald¨¦s, Lecuona, yo... El tratado de la mano izquierda en ese concierto pienso yo que est¨¢ para estudiarlo", dice. "Generalmente los pianistas improvisamos con la mano derecha. Se me ocurri¨® invertir los t¨¦rminos, cantar con la izquierda y acompa?ar con la derecha. A veces la mano izquierda cumple la funci¨®n de ambas, melod¨ªa y acompa?amiento, mientras la derecha toca otra cosa. Y parece que son dos pianos".
Lo que le motiva de la improvisaci¨®n es el riesgo: "Tienes que jug¨¢rtela. A menudo, toco cosas que, si las escucho despu¨¦s grabadas, no s¨¦ c¨®mo las hice. El piano es mi gran confesor". No hace mucho grab¨® a d¨²o con Pablo Milan¨¦s. "Compongo canciones y nadie lo sabe. Canciones complicadas, que nunca se hab¨ªan cantado, y que nada tienen que ver con el estilo de Irakere". El nombre de ese grupo forma ya parte de la historia: "Creo que represent¨® un nuevo camino para la m¨²sica popular bailable cubana y el afrocuban jazz o jazz latino. Se habla en Cuba de antes y despu¨¦s de Irakere. Uni¨® los ritmos afrocubanos con el jazz, con elementos cl¨¢sicos e incluso del rock, y los instrumentos africanos que no se hab¨ªan usado, tambores bat¨¢s, arar¨¢s... Y todo como una unidad y no como un collage de cosas diferentes".
"Ser hijo de Bebo me dio la oportunidad desde muy ni?o de escuchar en vivo a los grandes pianistas, Lecuona, Peruch¨ªn, Frank Emilio... Eran amigos de Bebo, y todos iban a mi casa. Uno aprende escuchando, pero se aprende m¨¢s cuando escuchas y puedes ver lo que est¨¢n haciendo. Y yo lo vi. Vi a Lecuona tocando su Malague?a; s¨¦ c¨®mo pon¨ªa las manos, su gesticulaci¨®n, su temperamento". En Estados Unidos alguien compar¨® a Chucho con el genial Art Tatum. "Pens¨¦ que estaba loco", dice riendo al recordarlo. "Tatum tocaba en un club de Nueva York los viernes y hab¨ªa un par de tipos que iban todos los viernes a escucharlo. El ¨²ltimo d¨ªa de la temporada se acercaron a ¨¦l para despedirse y decirle que era un fuera de serie. Tatum, que era ciego, les dio las gracias y les pregunt¨® si eran m¨²sicos. 'S¨ª, tambi¨¦n somos pianistas'. Y les dice ¨¦l: 'Pues mucho gusto. ?Y c¨®mo se llaman?'. Uno le dijo Vladimir Horowitz y el otro Sergei Rachmaninov. 'Ustedes est¨¢n locos, ?a qu¨¦ vienen aqu¨ª?'. Y Rachmaninov le contest¨® 'a escuchar lo que nosotros no podemos hacer".
Padre de ocho hijos -el m¨¢s peque?o, Juli¨¢n Gabriel Vald¨¦s tiene 21 meses- y cuatro veces abuelo, conserva los guantes y el calz¨®n que le regal¨® Muhammad Ali en Nueva York el d¨ªa de su cumplea?os. "Me llev¨® a un restaurante italiano. Me puso los guantes y yo le tir¨¦ un derechazo", asegura riendo. ?Dir¨ªa que se parece la m¨²sica al boxeo? "Son dos formas r¨ªtmicas muy diferentes. El boxeo es el arte de dar y que no te den. La m¨²sica ser¨ªa dar lo mejor y que no te tiren cosas", dice soltando una carcajada.

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