Fl¨®rez s¨ª interpreta a Rigoletto

Hay que ver c¨®mo son los divos. Un d¨ªa despu¨¦s de anunciar que no cantar¨¢ Rigoletto, de Verdi, en la pr¨®xima temporada del Teatro Real de Madrid porque se siente inc¨®modo en el papel del Duque de Mantua, el tenor peruano Juan Diego Fl¨®rez escogi¨® precisamente su m¨¢s famosa aria, La donna ¨¨ mobile, para cerrar anteanoche su actuaci¨®n en el Festival de Peralada (Girona). Lo hizo, adem¨¢s, con chuler¨ªa, sosteniendo el agudo final mientras, con la orquesta a la espera, miraba el reloj para rematar la faena. Y el p¨²blico estall¨® de j¨²bilo. El concierto fue un ¨¦xito total, con las localidades agotadas para ver en acci¨®n al tenor de moda.

Fl¨®rez no defraud¨® las expectativas en un programa a medida de sus poderosas armas belcantistas y consagrado a su repertorio natural. El tenor derroch¨® belleza vocal, virtuosismo t¨¦cnico, un fraseo inmaculado y esos agudos exultantes que son marca de la casa. Nadie canta mejor Rossini hoy en d¨ªa: estuvo colosal en La donna del lago y atac¨® con valent¨ªa las tremendas exigencias del aria de Arnold, de Guillaume Tell, aunque con un peso vocal algo liviano. Donizetti rein¨® en la segunda parte, con expresivas y brillantes arias de La favorite, Lucrezia Borgia y en especial La figlia del reggimento, donde el culto al agudo llega al paroxismo.

La fiesta belcantista culmin¨® con tres jugosas propinas; una ornamentada versi¨®n de Una furtiva l¨¢grima, una pirot¨¦cnica pieza de El barbero de Sevilla y la ya citada La donna ¨¨ mobile, que Michele Mariotti -director principal del Teatro Comunal de Bolonia- encarril¨® empu?ando, en lugar de la batuta, una banderita peruana que regalaron al tenor sus fervientes admiradores.