La visita de un viejo amigo
Barenboim acude por quinto a?o consecutivo a su cita con los Veranos de la Villa
"?Wagner? Ni idea, hombre, no suelo ir a la ¨®pera ni escucho m¨²sica cl¨¢sica, pero me gust¨® ese trozo de La Walkiria que sale en Apocalypse Now. Mi novia me dijo que iban a tocar otra parte de esa ¨®pera esta noche, as¨ª que aqu¨ª estamos". Rafael, de 25 a?os, gafas de sol y botella de agua, esperaba ayer estoicamente en la cola que daba acceso a la plaza Mayor, con la idea de que la polic¨ªa les dejara pasar para sentarse en una baldosa del suelo cercana al escenario. No hubo forma. Incluso el acceso al suelo estaba restringido, mientras las 3.500 sillas dispuestas por el Ayuntamiento eran ocupadas en cuesti¨®n de minutos a partir de las siete de la tarde, cuando el calor todav¨ªa ca¨ªa inclemente sobre la plaza. Y todav¨ªa faltaban tres horas para que empezase el concierto.
"Los ¨¢rabes y los israel¨ªes tenemos una cultura com¨²n", dice un m¨²sico
'La Walkiria' levant¨® ampollas cuando se quiso interpretar en Jerusal¨¦n en 2001
Daniel Barenboim y la Orquesta West-Eastern Divan siempre consiguen ese efecto, no importa si diluvia, como en la pasada edici¨®n de los Veranos de la Villa, o se corre peligro de combusti¨®n espont¨¢nea, como este a?o. Incluso con un hueso musical como la ¨®pera de Wagner, precedida por la Sinfon¨ªa concertante en Si bemol de Haydn, son capaces de atraer a miles de madrile?os y turistas.
"Es la primera vez que venimos a ver a Barenboim en persona y me parece una experiencia incre¨ªble. He le¨ªdo en Internet que a trav¨¦s de la m¨²sica quiere reconciliar a palestinos e israel¨ªes, y ya s¨®lo por eso merec¨ªa la pena conocerle", relataba una madre colombiana junto a su hija, de 16 a?os, que con este concierto perd¨ªa la virginidad en el mundo de la ¨®pera. Y no una ¨®pera cualquiera, sino la que levant¨® ampollas entre la comunidad jud¨ªa en 2001 en Jerusal¨¦n, cuando Barenboim intent¨® subirla a un escenario. S¨®lo era m¨²sica, como se defendi¨® el director, pero los sectores m¨¢s extremistas le acusaron de poco m¨¢s que insensible por interpretar en p¨²blico la banda sonora de Hitler.
Anoche, ajenos a la expectaci¨®n que levantaban, los 120 m¨²sicos de la orquesta afinaron sus instrumentos en vaqueros y sandalias durante el ¨²ltimo ensayo, frente al maestro, que relajadamente les daba instrucciones sentado en una vieja silla de oficina, sin formalismos. "Empezamos en four, empezamos en cuatro", indicaba Barenboim, que en 1999 apost¨® junto al desaparecido Edward Said por la paz a golpe de batuta y desde entonces promueve esa Alianza de Civilizaciones ut¨®pica.
O quiz¨¢s no tan ut¨®pica. Para Feras Machour -el m¨²sico m¨¢s joven, de 12 a?os y origen palestino-, la convivencia es una cuesti¨®n de querer o no. "Cuando oigo que la gente dice que no hay paz posible entre palestinos e israel¨ªes, yo me acuerdo de los ensayos que tenemos aqu¨ª, cuando tocamos todos juntos... y creo que realmente podemos hacerlo", explicaba a trav¨¦s de Nabeel Abboud Ashkar, su traductor maestro de conservatorio en Nazaret y veterano m¨²sico de la West-Eastern Divan. Tambi¨¦n compart¨ªa esa fe la viola israel¨ª Ayelet Kabilio, de 26 a?os: "En el fondo, los ¨¢rabes e israel¨ªes tenemos una cultura com¨²n, formas de expresarnos y comunicarnos parecidas. Por eso necesitamos tener la esperanza de que se solucionar¨¢, porque si no creemos en la paz, lo hemos perdido todo".
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