Los conflictos sociales cercan a Evo Morales en v¨ªsperas del refer¨¦ndum
Bolivia vota el domingo la continuidad del presidente y de ocho gobernadores
Nunca hay que dar nada por ganado de antemano. El Gobierno boliviano ha apostado mucho en el refer¨¦ndum del domingo, en el que se decidir¨¢ el futuro pol¨ªtico del presidente, Evo Morales; de su vicepresidente, ?lvaro Garc¨ªa Linera, y de ocho de los nueve gobernadores, seis de ellos opositores.
Una carrera que parec¨ªa ganada por Morales antes de empezar, pero que se ha transformado estos d¨ªas en un alocado e imprevisible sprint tras la entrada en escena de diversos conflictos sociales -muertos incluidos- que han sumado ingredientes desestabilizadores a la grave crisis institucional que atraviesa el pa¨ªs.
La Central Obrera Boliviana anuncia movilizaciones en todo el pa¨ªs
Los dos muertos del martes se suman a los 41 que por diversas circunstancias violentas han perdido la vida desde que Morales asumi¨® la presidencia en enero de 2005. El primer ind¨ªgena en convertirse en jefe del Estado en este pa¨ªs a¨²n mantiene una popularidad alta, que ronda el 50%, y que deber¨ªa bastarle para salir airoso en la votaci¨®n del domingo.
Los adversarios del presidente eran hasta hace unos d¨ªas pol¨ªticos que se oponen a su modelo de Estado indigenista plasmado en la nueva Constituci¨®n, a¨²n pendiente de aprobaci¨®n. Sin embargo, horas antes de la apertura de las urnas, las protestas violentas han adoptado un barniz laboral y social, dos aspectos en los que Morales parec¨ªa imbatible y sobre los que se apoy¨® para alcanzar la jefatura del Estado. A pesar de que la propaganda invade desde hace m¨¢s de un a?o televisiones, radios y peri¨®dicos con el eslogan Evo cumple, los huelguistas le acusan de lo contrario.
Los principales conflictos laborales est¨¢n protagonizados por los mineros y los profesores de la ense?anza p¨²blica. Con Morales en la oposici¨®n, los primeros se convirtieron en la fuerza de choque del l¨ªder cocalero. La luna de miel dur¨® un tiempo tras la llegada del l¨ªder de Movimiento Al Socialismo (MAS) al poder. Morales nombr¨® ministro a Walter Villarroel, dirigente sindical.
Los mineros exigieron al presidente el r¨¢pido cumplimiento de sus promesas de mejoras para un sector que, representando una fuente de riqueza del pa¨ªs, trabaja en condiciones deplorables. La confianza se quebr¨® y, tras la violenta huelga de 2006 con 16 muertos, Villarroel fue sustituido.
Desde entonces, Morales ha tenido a los mineros en contra. Primero, los acus¨® de "intransigentes" y "caprichosos"; despu¨¦s, de ponerse al servicio de una conspiraci¨®n "interior y exterior" para acabar con su proyecto indigenista. Hoy s¨®lo le apoyan los mineros de las cooperativas. El domingo votar¨¢n por ¨¦l bajo presi¨®n de perder sus contratos con el Estado si Morales pierde. Sin embargo, los mineros estatales, en su mayor parte pertenecientes a la poderos¨ªsima Central Obrera Boliviana (COB), exigen al presidente la entrada en vigor de una Ley de Pensiones que rebaje la edad de jubilaci¨®n de los 65 a los 55 a?os. Felipe Machaca, dirigente de la COB, ha advertido que despu¨¦s de los muertos del martes, las movilizaciones se generalizar¨¢n por todo el pa¨ªs.
Las pensiones tambi¨¦n han sacado a la calle a miles de profesores estatales que el martes bloquearon numerosas carreteras del pa¨ªs y se enfrentaron con palos y pedradas a los padres de los alumnos, a los que se niegan a dar clase hasta que el presidente cumpla sus promesas. Los docentes han proclamado una huelga general indefinida, que entra en vigor ma?ana.
Un caso especialmente llamativo es el de los minusv¨¢lidos, cuyos representantes acusan al Gobierno de incumplir una promesa electoral. Durante la campa?a electoral de 2004, Morales les prometi¨® un bono anual de 3.000 bolivianos (unos 428 d¨®lares) a cambio de su voto. Morales venci¨®, pero el bono nunca fue pagado. Y aunque no sea un conflicto de tanta repercusi¨®n econ¨®mica como los dos primeros, las im¨¢genes de la polic¨ªa cargando contra los minusv¨¢lidos en las calles de La Paz suponen un gran desgaste en uno de los flancos que m¨¢s han cuidado la actual Administraci¨®n boliviana, su imagen.
A este c¨®ctel de problemas sociales se suma la revuelta autonomista que tiene a pr¨¢cticamente la mitad del territorio boliviano alzado contra la autoridad del Ejecutivo tras haber aprobado legislaciones propias consideradas ilegales por el Gobierno central.
La guinda a todos estos desacuerdos es la discusi¨®n sobre el porcentaje de votos necesarios para que las 10 personas que se someten al plebiscito del domingo abandonen el poder. Mientras que el Gobierno defiende la ley vigente, seg¨²n la cual son necesarios m¨¢s votos en contra de aquellos con los que se result¨® elegido para el cargo, el Tribunal Electoral estima que basta con el 50% m¨¢s uno. "La ley es la ley y lo dem¨¢s son sugerencias", ha zanjado Morales.
![Trabajadores de la mina Huanuni se enfrentan con la polic¨ªa antidisturbios el martes en Caihuasi, cerca de Oruro.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/4OO7FPIYLUHPAD3FKVIWGOWJRQ.jpg?auth=2f8dcf09a37ab69074c615dae4545f21bbb17c719c40549e73c0d75ae74ef36d&width=414)
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.