"Una hermosa historia humana"
L¨®pez Lomong, el ni?o de la guerra de Sud¨¢n que port¨® la bandera de Estados Unidos, quita la carga pol¨ªtica a su gesto
Los ¨²ltimos d¨ªas de la concentraci¨®n de Dalian, L¨®pez Lomong los dedic¨® a entrenarse y a hacer campa?a electoral para el puesto de abanderado de Estados Unidos en el desfile inaugural. Gan¨®. Ayer port¨® orgulloso la ense?a de las barras y estrellas. "Una alegr¨ªa y un honor", hab¨ªa declarado antes Lomong, de 23 a?os. Nada m¨¢s. Sin m¨¢s. Simplemente hizo recordar al mundo la tragedia de una guerra. Dej¨® a los dem¨¢s la tarea de profundizar m¨¢s en el simbolismo de que fuera ¨¦l, un ni?o de la guerra de Sud¨¢n, uno de los millones de v¨ªctimas de la tragedia de Darfur, quien encabezara la presencia estadounidense en el coraz¨®n de Pek¨ªn, en la capital de China, el pa¨ªs que m¨¢s cr¨ªticas ha recibido por su participaci¨®n en el conflicto.
L¨®pez Lomong prefiri¨® contar su historia. "Una bella historia humana", como sintetiz¨® Peter Ueberroth, presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico de Estados Unidos, quien durante la conferencia de prensa vigil¨® que el relato de Lomong no acabara convirti¨¦ndose en una proclama antichina.
Cont¨® Lomong que un domingo, cuando ten¨ªa seis a?os, las tropas progubernamentales entraron en la iglesia donde asist¨ªa a misa y secuestraron a todos los ni?os y se los llevaron a un campamento, donde deber¨ªan convertirlos en ni?os-soldado. All¨ª les daban de comer sorgo mezclado con arena, all¨ª vio morir a decenas de otros ni?os v¨ªctimas de la disenter¨ªa, de all¨ª huy¨® una noche sin luna con otros tres ni?os un poco m¨¢s mayores, -"mis ¨¢ngeles", los llam¨®- con quienes durante tres d¨ªas corri¨® sin parar hacia el sur -"cuando nos qued¨¢bamos dormidos por la noche, ten¨ªamos cuidado de hacerlo mirando hacia donde ten¨ªamos que seguir corriendo al d¨ªa siguiente, para no volver por donde hab¨ªamos llegado"- hasta que en la frontera keniana unos soldados dedujeron que eran refugiados al ver que no sab¨ªan suahili. Durante 10 a?os vivi¨® en un campo de refugiados, donde una monja de origen hispano castellaniz¨® en L¨®pez su verdadero nombre, Lopepe, donde aprendi¨® a leer y escribir sin papel ni pizarra, haciendo signos con un palo en la arena, donde jugaba al f¨²tbol con una pelota hecha de papeles, donde sobrevivi¨® comiendo una vez al d¨ªa ma¨ªz donado por Estados Unidos, donde decidi¨® hacerse atleta despu¨¦s de ver, en una televisi¨®n de un poblado cercano, a Michael Johnson ganar la medalla de oro de los 400 metros en los Juegos de Sidney 2000. El a?o siguiente le toc¨® la loter¨ªa. Un cura le dijo que hab¨ªa un cupo de 3.500 j¨®venes que pod¨ªan ser acogidos por familias en Estados Unidos. Escribi¨® su historia en un trozo de papel. Logr¨® que se la tradujeran. Emocion¨® a los funcionarios de la embajada norteamericana en Nairobi. Fue seleccionado. Tres semanas despu¨¦s aterriz¨® en Nueva York. Ten¨ªa 16 a?os. Vivi¨® con la familia Rogers. Se hizo atleta. Se convirti¨® en uno de los mejores de Estados Unidos en los 1.500 metros. En 2007 logr¨® la nacionalidad estadounidense. En junio pasado logr¨® plaza para los Juegos.
"Decir que vivo un sue?o no vale para describir todo lo que siento", dijo Lomong. "Imag¨ªnenselo: hace ocho a?os yo estaba en un campo de refugiados". El atleta ha escrito un libro con su historia, que antes de convertirle en Pek¨ªn en su s¨ªmbolo pacifista, le llev¨® de vuelta a Sud¨¢n por primera vez las navidades pasadas. Despu¨¦s de una serie de carambolas su madre dio con ¨¦l en Estados Unidos. Cuando regres¨® a Sud¨¢n su madre le llev¨® ante un peque?o t¨²mulo de piedras. "?sta es tu tumba", le dijo. "Pens¨¢bamos que te hab¨ªas muerto". "Pero no, yo estoy aqu¨ª, yo no he muerto", le respondi¨® el joven.
Antes de llegar a Pek¨ªn, Lomong, miembro de la asociaci¨®n Team Darfur, envi¨® un mensaje al gobierno sudan¨¦s para que dejara de matar y al chino, para que dejara de apoyarlo, "pues las armas no sirven para defender el pa¨ªs, sino para matar inocentes". Ayer prefiri¨® hablar de otras cosas, de la universalidad del deporte, del placer de reunirse con miles de deportistas. Prefiri¨® contar su hermosa historia. "Antes corr¨ªa para huir del peligro y de la muerte", dijo. "Ahora corro por deporte. Ser¨¢ un honor representar al pa¨ªs que me salv¨® y me gui¨®".
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