Los churros sublimes

En pleno verano, a partir de las 10.00, sus livianas mesitas, alineadas en un rinc¨®n en la plaza de los Naranjos de Marbella, se llenan a rebosar con clientes variopintos. Su objetivo, desayunar apaciblemente bajo grandes sombrillas. De entrada, alguno de los zumos naturales, mezclas creativas (pi?a y mango, naranja con zanahoria) que se preparan a la vista. Despu¨¦s, sus famosos tejeringos reci¨¦n hechos, que se acompa?an de caf¨¦ con leche o chocolate negro. Hasta que no se prueban estos churros (los mejores de Espa?a), no se tiene una conciencia exacta de su verdadera dimensi¨®n gastron¨®mica. Espirales abu?ueladas, de masa hueca, con el calibre de un dedo de grueso, que una vez en las mesas se espolvorean de az¨²car blanco y se trocean con las manos. Churros incluso diet¨¦ticos, secos, crujientes y et¨¦reos. Alta reposter¨ªa popular en versi¨®n siglo XXI. Nada que ver con las aceitosas porras de las ferias o con los p¨¦simos de lazo, congelados y fritos de mala manera, que proliferan en todas partes.

Sus dos secretos: trabajan con masa madre y los fr¨ªen en un gran perol de acero con muy poco aceite de oliva extremadamente limpio que se renueva constantemente, argumento b¨¢sico de su ¨¦xito. Cuando el propietario, Pepe Navas, elabora ¨¦l mismo estas golosinas, a¨²n les confiere un punto m¨¢s fino. Desayuno de lujo que hay que pagar como corresponde (10 euros la rueda grande para 2-3 personas).