Por un pu?ado de d¨®lares

Hamdam, el ch¨®fer de Bin Laden, ha sido condenado. A pesar de que ha quedado demostrado que no form¨® parte de la conspiraci¨®n del 11-S; de que el juicio estuvo plagado de coacciones, abusos y secretos; de permanecer detenido durante a?os sin conocer sus cargos ni recibir asesoramiento legal, la justicia aplicada en Guant¨¢namo considera que su colaboraci¨®n material, conduciendo el coche del terrorista, es suficiente motivo para declararlo un enemigo combatiente.

Hamdam cobraba unos doscientos d¨®lares mensuales por su trabajo. Eso le proporcionaba la posibilidad de mantener a su familia. Un trabajo es un trabajo, y cuando la necesidad aprieta, uno no est¨¢ para disquisiciones ¨¦ticas contra su jefe. Porque, si tir¨¢ramos de ese hilo, ?a cu¨¢ntos de nosotros se nos podr¨ªa juzgar por prestar nuestros servicios a personas o entidades de dudosa catadura moral? En Espa?a, durante 40 a?os de dictadura, muchas personas se ganaban el pan "colaborando materialmente" (en funci¨®n de su trabajo) con el r¨¦gimen de Franco. ?Se les ten¨ªa que haber pedido que antepusieran su oposici¨®n a los golpistas a su necesidad cotidiana de comer?

Al margen de las consideraciones sobre la justicia aplicada en Guant¨¢namo por Estados Unidos -ejemplo para el mundo en cuesti¨®n de violaciones de derechos humanos-, al final nos queda un amargo sabor de boca al constatar la impunidad con la que se retuerce el discurso para culpabilizar a los m¨¢s humildes, incapaces como son de pillar al aut¨¦ntico cerebro de los atentados.

Si en un futuro se declarara a Bush responsable de sus cr¨ªmenes de guerra, ?acabar¨ªan condenando al conductor que lo transporta? Probablemente, s¨ª.