Delicias turcas
Una de las mejores orquestas alemanas con instrumentos de ¨¦poca, Concerto K?ln, se embarc¨® hace cinco a?os en una fascinante aventura, explorar la influencia de la tradici¨®n musical turco-otomana en la m¨²sica occidental. En este innovador viaje unieron sus inquietudes musicales a las de Sarband, estupendo conjunto germano-turco dirigido por Vladimir Ivanoff que estrecha los lazos entre la m¨²sica europea, las culturas musicales isl¨¢micas y la cultura musical jud¨ªa.
Tras haber actuado en Mah¨®n, Ciudadela y San Sebasti¨¢n, los dos grupos cerraron anteayer en el Festival de Torroella de Mongtr¨ª (Baix Empord¨¤) su gira espa?ola con un estimulante concierto, Sue?o de Oriente, en el que mostraron el brillo, el encanto y la inspiraci¨®n turca que caus¨® furor en la Viena del siglo XVIII.
Concerto K?ln y Sarband. 'Sue?o de Oriente'.
Markus Hoffmann, director y viol¨ªn solista. Dervichos gir¨®vagos. Festival de Torroella de Montgr¨ª. Plaza de Torroella, 10 de agosto.
Usar instrumentos de ¨¦poca en un concierto al aire libre -actuaron en la plaza de Torroella- y sin amplificaci¨®n entra?a demasiados riesgos. Encima, hizo un calor y una humedad agobiantes, lo que nun-ca es bueno para instrumentos tan fr¨¢giles y sensibles a los cambios de temperatura. Se perdieron, por ello, no pocos matices y detalles orquestales, y buena parte de la claridad y transparencia del sonido, cualidades cultivadas con esmero por las dos formaciones.
Pero, a pesar de todo, abrieron la caja de las sorpresas para descubrir al p¨²blico jugosas influencias entre culturas musicales tan alejadas y diferentes a trav¨¦s de piezas tradicionales y oberturas y marchas de ¨®peras que incorporaron el exotismo alla turca. Algunos lo hicieron con genio, incorporando sugerentes modulaciones, detalles ornamentales y una m¨¢s variada y contundente percusi¨®n: Mozart en El rapto en el serrallo, Gluck en Los peregrinos de La Meca y Joseph Martin Kraus en Solimano II. Otros lo hicieron sin pena ni gloria, como Franz Xaver S¨¹ssmayer, disc¨ªpulo de Mozart, hoy conocido por haber colaborado en la conclusi¨®n del R¨¦quiem, del que tocaron una larga y repetitiva Sinfon¨ªa turca.
Quiz¨¢ faltaron piezas de mayor enjundia para evitar cierta sensaci¨®n de monoton¨ªa, pero vali¨® la pena, sobre todo cuando, adem¨¢s de escuchar m¨²sica tan bien tocada, pudimos contemplar el hipn¨®tico baile de dos derviches gir¨®vagos en dos de las piezas del programa.
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