Un hombre que es la pipa
Joan Bonet, 'Bonet de ses pipes', colecciona pipas y tabaco de fumar de todo el mundo
Fue en una visita a la c¨¢rcel donde Joan Bonet descubri¨® su mundo, el que proviene del tacto sensual de una pipa y de la lentitud del placer del consumo -arriesgado- del tabaco que sienten los fumadores en el cl¨¢sico artefacto de fuego cautivo. Bonet vio entre rejas la primera de las decenas de miles de cachimbas que han pasado por sus manos desde 1936 hasta ahora. A la puerta de los 80 a?os aquel ni?o de la guerra a¨²n acaricia cazoletas fumadoras, humeantes, perfumadas y tibias. Las fabric¨®, las colecciona y las lleva prendidas de la boca y acunadas en el pu?o.
Las pipas son su paisaje y condicionan su vida, le han dado su modo de subsistencia, le asignaron apodo, marca y seud¨®nimo. Joan Bonet Nadal (Manacor, 1929) para todos y los piperos de medio mundo es En Bonet de ses pipes.
Las pipas son su paisaje, le han dado su modo de subsistencia, le asignaron apodo, marca y seud¨®nimo
Entre los muros de su casa de Palma conserva una colecci¨®n de cientos de pipas -fumadas- de todas partes y de las marcas m¨¢s se?aladas. Adem¨¢s, tiene un cat¨¢logo incompleto de las cientos de sus Bonet de Mallorca, desde las cabezas de toro de souvenir de la d¨¦cada de 1960 hasta las cinco estrellas que disputaron despu¨¦s rango a las grandes firmas.
Las pipas propias no merecen un puesto singular, quiz¨¢ la plegable de bolsillo, la de poetas que se sostiene sola en la mesa, la femenina con un toque de n¨¢car. El personaje milita en la modestia y antes que ¨¦l se?ala a otros coleccionistas que cree m¨¢s relevantes y singulares: de papel de fumar, ceniceros, postales o pipas de espuma de mar.
En Can Bonet de ses pipes -una casa de barrio popular de Ets Hostalets de Palma, abierta a todos aunque no un museo p¨²blico-, las pipas sin nombre, marca o detalles de lujo integran una serie propia: las populares de diversas islas mediterr¨¢neas, de terracota o las de arcilla blanca de marinero de Holanda, de madera basta de Mallorca. O las de muy antiguas melladas, halladas en el campo o en excavaciones.
Cari?o especial siente por el zurr¨®n de un pastor, con el pedernal chispeante y el canuto de carb¨®n para una cachimba r¨²stica en la que ard¨ªa tabaco de pota, aut¨®ctono, apestoso, que ahuyentaba mosquitos y espantaba contertulios.
Un mosaico multicolor est¨¢ dispuesto en cuatro paredes y en la biblioteca. Es una constelaci¨®n de centenares de piezas, cajas met¨¢licas de tabaco de pipa -redondas y cuadradas- de las muchas marcas internacionales y sus mixturas distintas, todas vac¨ªas, catadas. Fueron todos los humos y sabores del mundo, del bourbon a la manzana.
La pieza de madera trabajada que descubri¨® en su infancia en su visita a la c¨¢rcel no era de ra¨ªz de brezo curado, sino que era basta, de tronco de almendro. Hab¨ªa sido obrada precariamente por el patriarca Sebasti¨¤ Bonet, un artesano de las perlas Maj¨®rica de Manacor, republicano encarcelado por los fascistas de su ciudad Manacor en golpe de 1936.
El ni?o Bonet de ses pipes, de siete a?os, visitaba con su madre al padre preso, por sus ideas. Durante varios a?os efectu¨® un penoso recorrido por c¨¢rceles y campos de trabajos forzados de Mallorca y el ominoso campamento penitenciario de Formentera, el campo de concentraci¨®n atroz del franquismo en una isla s¨®lo con sal, sol y mar.
El primer pipero, Sebasti¨¤ Bonet, con otros presos compa?eros forzados mont¨® un taller de pipas en la c¨¢rcel, precario, en el que a falta de motores los tornos y funcionaban a pedal, de bicicleta. En libertad condicional, desterrado y postergado, el viejo Bonet, con su mujer y su hijo Joan montaron un micronegocio, la producci¨®n de pipas. As¨ª 40 a?os. Algunas de las m¨¢quinas del taller dom¨¦stico fueron herramientas de una f¨¢brica que fue militarizada.
La primera cachimba de la c¨¢rcel est¨¢ en la ra¨ªz y la raz¨®n de toda su trayectoria de artesano fabricante en familia hasta su jubilaci¨®n. Por convicci¨®n y coherencia se decant¨® por ser un activista, militante cultural y antifranquista sin maximalismos.
El coleccionista ejerce de sacerdote tolerante de la cada vez menos p¨²blica y notoria de los fumadores en pipa. En la d¨¦cada de 1970 hizo una gran fumada por la paz, una gran pipa de calabaza y tinaja para una multitudinaria celebraci¨®n que presidi¨® Camilo Jos¨¦ Cela. El Rey fum¨® en secreto pipas de Bonet y muchas personalidades mundiales las tuvieron como prenda. Humilde, relativiza sus m¨¦ritos y el de sus obras. Escribe libros de divulgaci¨®n, literatura popular y de ficci¨®n. Mantiene una web y colecciona palabras mallorquinas en declive, en especial aprecia noltros (nosotros) viejo pronombre personal, colectivo.
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