Bikila, el maratoniano descalzo
Roma, 52 a?os despu¨¦s. Los Juegos de Londres, en 1908, debieron haber sido ya en la capital del sur. Pero en 1906, tras la erupci¨®n del Vesubio, el Gobierno italiano decidi¨® dedicar el dinero ol¨ªmpico a reconstruir N¨¢poles. La sede se tuvo que ir al norte. El olimpismo ten¨ªa la deuda de una parada romana y no se arrepinti¨®. Los monumentos fueron convertidos en instalaciones y el peso de la historia dio majestuosidad a las competiciones. Toda una revancha moderna en el centro del antiguo poder de Teodosio, el emperador nacido en Espa?a y supresor de los Juegos griegos.
El marat¨®n de Roma fue uno de los pasajes m¨¢s hermosos de la larga cr¨®nica ol¨ªmpica. El primero que se disput¨® de noche en un recorrido de ensue?o, desde la plaza del Campidoglio, una de las siete colinas, presidida por la estatua de Marco Aurelio, hasta el Arco de Constantino, al pie del Coliseo. Miles de antorchas iluminaron una carrera inolvidable. El ruso Popov y el marroqu¨ª Rhadi eran los favoritos, pero nadie apostaba por un africano negro. Si corr¨ªa descalzo, adem¨¢s, menos todav¨ªa. Pero el et¨ªope Abebe Bikila iba a ser diferente.
"Yo me entreno con zapatillas, pero es mucho m¨¢s c¨®modo correr sin ellas", dijo el miembro de la Guardia Imperial del Negus, que sorprendi¨® a todos cuando a partir del kil¨®metro 30 se qued¨® solo con Rhadi y, m¨¢s a¨²n, al dejarle a falta de kil¨®metro y medio para la meta. No parec¨ªa el lugar adecuado para atacar, pero Bikila lo escogi¨® porque all¨ª estaba el obelisco de Axum, s¨ªmbolo de la identidad et¨ªope, saqueado por las tropas de Benito Mussolini durante la ocupaci¨®n de su pa¨ªs entre 1935 y 1941. Italia se comprometi¨® a devolverlo en 1947, pero tard¨® m¨¢s de 50 a?os en cumplirlo. Bikila le rindi¨® su homenaje m¨¢s especial. Por azares del destino, el corredor inacabable terminar¨ªa en una silla de ruedas tras un accidente de coche en 1969.
Wilma Rudolph se convirti¨® en Roma en la gacela negra tras recuperarse de una poliomelitis infantil. Gan¨® los 100, 200 y el relevo de 4 x 100 metros. Fue el contraste a uno de los ¨²ltimos dominios blancos en la velocidad masculina. Armin Hary, el alem¨¢n de salida el¨¦ctrica que acababa de ser el primer hombre en correr el hect¨®metro en 10 segundos un mes antes, se impuso al estadounidense Dave Sime.
Rusia volvi¨® a ganar en el medallero a Estados Unidos y pas¨® por primera vez del centenar gracias a su dominio en deportes como la gimnasia. Boris Shaklin subi¨® siete veces al podio, cuatro a lo m¨¢s alto, en el imponente escenario de las termas de Caracalla, y Larisa Latynina, seis y tres en su camino hacia la m¨¢s laureada de la historia. El regatista dan¨¦s Paul Elvstr?m, en cambio, necesit¨® cuatro ediciones, desde que gan¨® su primer oro en 1948, para dejar en la bah¨ªa de N¨¢poles su haza?a de cuatro t¨ªtulos consecutivos.
El primer dream team de baloncesto maravill¨®. Ni John Havlicek tuvo sitio entre los Jerry Lucas, Oscar Robertson y Jerry West, que volvieron a superar el centenar de puntos de media por partido y s¨®lo 60 encajados.
Espa?a logr¨® en hockey hierba una medalla de bronce. S¨®lo fue superada por los dos grandes de la ¨¦poca. Pakist¨¢n gan¨® el oro a la India y rompi¨® su racha de seis t¨ªtulos ol¨ªmpicos y 30 victorias consecutivas. Los hermanos Dualde y Pedro Amat, la primera generaci¨®n de la familia, estuvieron entre los elegidos. Los Juegos llegaron demasiado pronto para la televisi¨®n generalizada, que en Espa?a empez¨® cuatro a?os antes, en 1956. La CBS estadounidense compr¨® los derechos por 394.000 d¨®lares. La NBC ha pagado por los de Pek¨ªn 894 millones.
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