El enemigo n¨²mero uno de Putin
El coqueteo con la OTAN del presidente de Georgia ha irritado a Mosc¨²
Mija¨ªl Saakashvili, el hombre que los osetios y abjazos ven como un poseso dispuesto a exterminarlos, ha seducido a muchos interlocutores con su pasi¨®n y su elocuencia desbordante. El l¨ªder de Georgia, de 41 a?os, lleg¨® al poder en enero de 2004, bajo la bandera democratizadora de la Revoluci¨®n de las Rosas, un movimiento de protesta que en oto?o de 2003 puso fin a la presidencia de Eduard Shevardnadze, el ex ministro de Exteriores de Mija¨ªl Gorbachov durante la perestroika.
Hijo de una familia de profesores de Tbilisi, Saakashvili acab¨® la carrera de relaciones internacionales en Kiev en 1992 y estudi¨® y trabaj¨® despu¨¦s durante tres a?os en Europa Occidental y EE UU. De aquella ¨¦poca le ha quedado su dominio de idiomas -adem¨¢s del ingl¨¦s, habla tambi¨¦n ucraniano, franc¨¦s y espa?ol- y su conocimiento del mundo de las relaciones p¨²blicas. Su carrera pol¨ªtica comenz¨® tras su regreso a Tbilisi en 1995. Fue diputado del Parlamento, jefe del comit¨¦ de asuntos constitucionales de la c¨¢mara y l¨ªder del partido Uni¨®n de Ciudadanos. Como joven promesa goz¨® de la protecci¨®n de Shevardnadze.
Saakashvili sac¨® pecho tras someter la regi¨®n adzharia sin disparar un tiro
Tras la Revoluci¨®n de las Rosas, Saakashvili se present¨® a s¨ª mismo como el representante de una nueva generaci¨®n din¨¢mica, segura de s¨ª misma y capaz de convertir a la peque?a Georgia en un pa¨ªs moderno y europeo. Inici¨® una campa?a muy particular contra la corrupci¨®n con detenciones ejemplares de altos funcionarios a los que se obligaba a pagar cuantiosos "rescates", pero no se llevaba a los tribunales. Tambi¨¦n privatiz¨® masivamente la propiedad del Estado y puso rumbo a la OTAN en pol¨ªtica internacional, una opci¨®n que los georgianos aprobaron en refer¨¦ndum. Saakashvili consideraba que la Alianza Atl¨¢ntica le pod¨ªa proteger frente a Rusia, que ¨¦l considera como una amenaza, y tambi¨¦n a ayudar a resolver el problema del secesionismo.
Saakashvili nunca dio gran importancia a las reivindicaciones de Abjazia y Osetia del Sur, por considerar que se trataba de "problemas artificiales" y "residuos" de la ¨¦poca sovi¨¦tica. El l¨ªder georgiano no entiende a aquellas comunidades traumatizadas a principio de los noventa por los milicianos georgianos ni tampoco la necesidad de elaborar medidas de confianza para superar el pasado. De hecho, Saakashvili nunca vio a los separatistas como sujeto, sino como un ap¨¦ndice de Rusia.
El ¨¦xito logrado al someter a Adzharia sin disparar un tiro poco despu¨¦s de llegar al poder le provoc¨® un sentimiento de euforia, pero Adzharia (en la costa del mar Negro) era el feudo de un cacique georgiano local, no un problema de una comunidad que se percibiera como diferente. El presidente, que tiene un modelo de Estado unitario, rechaza incluso la posibilidad de que las regiones puedan tener sus propios gobernadores electos. Para ¨¦l, incluso el federalismo es un cuerpo extra?o. En 2004, en Tbilisi, un experimentado diplom¨¢tico occidental expresaba sus temores: "Saakashvili ahora cuida su lenguaje, que es m¨¢s suave, pero nadie sabe de lo que es capaz. Despu¨¦s del ¨¦xito en Adzharia, se cree todopoderoso y puede provocar un desastre, al asumir grandes riesgos".
Con sentido de misi¨®n, Saakashvili jur¨® reunificar las tierras de Georgia sobre la tumba de un rey medieval, David el Constructor (1089-1125), y cambi¨® la bandera de la rep¨²blica menchevique (1918-1921) adoptada al desintegrarse la URSS por una bandera de las cruzadas. En privado, diplom¨¢ticos europeos y norteamericanos aseguran que se han empleado a fondo para "tranquilizar" a Saakashvili, pero el l¨ªder es incansable.
En junio pasado, recibi¨® a esta corresponsal despu¨¦s de la medianoche, pues su jornada de trabajo se prolonga hasta la madrugada. La antesala de su despacho en Tbilisi estaba decorada con portadas de peri¨®dicos occidentales que loaban al presidente y la Revoluci¨®n de las Rosas.
Saakashvili calific¨® a los separatistas como personas "fuera de contexto, sin sentido de pertenecer al siglo 20". "Osetia del Sur son unas pocas monta?as que se han quedado sin gente", se?alaba, para afirmar despu¨¦s que "los principales separatistas" osetios se hab¨ªan pasado del lado georgiano. Saakashvili se refer¨ªa a Dmitri Sanak¨®iev, un ex jefe de gobierno y ministro de Defensa de Osetia del Sur, que ha actuado como cabeza visible del proyecto georgiano para la regi¨®n. "Si quieren llamarse el imperio de Osetia del Sur les dejaremos", se?alaba. "Que esa gente viva su pobre vida. No hay problema". La ¨²nica condici¨®n, dec¨ªa, era someterse a Georgia y dejar de ser "moneda de cambio" en el juego de Rusia.
En 2007 la oposici¨®n a Saakashvili organiz¨® multitudinarios m¨ªtines de protesta contra el dirigente, que respondi¨® con la censura y la represi¨®n. Saakashvili, sin embargo, supo tomar la iniciativa y convoc¨® unas elecciones anticipadas de las que sali¨® victorioso el pasado enero. Su gran problema es la situaci¨®n de la econom¨ªa, que sufre por la p¨¦rdida del mercado ruso, tras las sanciones impuestas por este pa¨ªs a los productos georgianos. Algunos creen que el ¨¦nfasis en los problemas secesionistas por el presidente ha sido una forma de desviar la atenci¨®n de las estrecheces que sufre la sociedad.
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