Cine y dinero
Ya han pasado m¨¢s de siete a?os desde que el director Daniel Burman se apareci¨® por mi estudio del barrio de Once con una idea, seis p¨¢ginas de mon¨®logo del personaje principal y un contrato. As¨ª comenc¨¦ a escribir el gui¨®n de la pel¨ªcula El abrazo partido. Escrib¨ª aquella primera versi¨®n del gui¨®n, como casi todo lo que escribo, sin esperanzas. En rigor, de haber podido apostar, lo habr¨ªa hecho en contra: la falta de financiaci¨®n era un fantasma tan presente como en tantos otros proyectos que pasaban a mejor vida sin haber probado ¨¦sta.
Le di vueltas a la idea en mi cabeza, hice la vuelta de perro al barrio, como hago siempre que no se me ocurre nada, y finalmente me fui a Chile a presentar un libro que por lo menos hab¨ªa terminado. Esto fue a mediados de 2001.
De regreso, en pleno vuelo, encontr¨¦ la trama, la historia de amor. Para festejar, me compr¨¦ en el free shop la que no sab¨ªa ser¨ªa la ¨²ltima botella de Chivas Regal del 1 a 1: un peso, un d¨®lar. March¨¦ directo del aeropuerto a mi estudio, y cuando la botella lleg¨® a la mitad, el gui¨®n ya era un hecho. Pero entonces el pa¨ªs se descalabr¨®: los bancos no permit¨ªan sacar el dinero, hab¨ªamos perdido todos nuestros ahorros, durante un par de semanas no supimos qui¨¦n era el presidente.
El gui¨®n surfe¨® la realidad nacional: gan¨® el Premio Coral al mejor in¨¦dito en el Festival de Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, y el empuje de la SGAE y el Canal +.
La pel¨ªcula comenz¨® a rodarse cuando el pa¨ªs todav¨ªa no defin¨ªa su nuevo rumbo. Ya completa, gan¨® dos Osos de Plata en la Berlinale de 2004: el Gran Premio del Jurado, y al mejor actor. Aquella historia que termin¨® de escribirse en un pa¨ªs arrasado por la crisis, ahora recorr¨ªa el mundo.
La literatura puede ser escrita en cualquier circunstancia, sin m¨¢s concurso que el del autor: no hace falta ni un peso para concretarla. Incluso puede llevarse a cabo en circunstancias extremadamente penosas: se escriben relatos en las c¨¢rceles, o en un edificio en llamas. El cine, por el contrario, precisa de ingentes cantidades de dinero mucho antes de que se haya rodado siquiera la primera escena. Se pueden hacer pel¨ªculas sin actores, pero no sin inversores. Alguien tiene que poner la pasta.
En este contexto, ?c¨®mo un pa¨ªs con recurrentes crisis econ¨®micas, como la Argentina, ha sido capaz de asombrar al mundo con obras cinematogr¨¢ficas como Un oso rojo (Adri¨¢n Caetano), El bonarense (Pablo Trapero), o El hijo de la novia (Juan Jos¨¦ Campanella)?
Mi teor¨ªa, tal vez un poco m¨ªstica, es que las buenas historias tienen vida propia. Cuando una historia exige ser contada, es como un amor inconveniente: no se puede impedir ni aunque deshereden a los enamorados.
Suele mencionarse a Hollywood como una competencia maligna para el cine latinoamericano. Y es cierto que existen algunos factores, tales como la disposici¨®n de salas, que habr¨ªa que revisar en forma constante. Pero yo considero que la libre elecci¨®n del p¨²blico es mucho m¨¢s poderosa que cualquier promoci¨®n. El actor c¨®mico Guillermo Franccella, por ejemplo, lleva m¨¢s gente a los cines de toda Argentina que cualquier secuela de La Guerra de las Galaxias.
Hollywood, en mi opini¨®n, ha resultado mucho m¨¢s una f¨¦rtil influencia que un problema para el cine latinoamericano. Tambi¨¦n ha sido hospitalario con directores, guionistas y actores de nuestro continente.
Los problemas son mucho m¨¢s causa de nuestros propios conflictos internos que de cualquier novedad externa. Pel¨ªculas como la cubana Fresa y chocolate (Tom¨¢s Guti¨¦rrez Alea), o la uruguaya Whisky (Juan Pablo Rebella, Pablo Stoll), contin¨²an concitando elogios cuando muchos de los tanques hollywoodenses de entonces han sido rigurosamente olvidados.
La gran deuda pendiente de los latinoamericanos para con nosotros mismos no es precisamente art¨ªstica. Nuestro cine no es dadivoso en efectos especiales, pero este l¨ªmite nunca ha impedido proyectar ficciones de la m¨¢s diversa ¨ªndole: desde retroficci¨®n, como la singular La antena, de Esteban Sapir, hasta toda clase de reconstrucciones realistas hist¨®ricas. Tambi¨¦n las hay de superacci¨®n, y con mucho ¨¦xito de p¨²blico en Argentina, tales como Peligrosa obsesi¨®n (Ra¨²l Rodr¨ªguez Peila) o Comodines (Jorge Nisco y Daniel Barone). Y si de pronto se viniera la moda de crear pel¨ªculas intergal¨¢cticas en Latinoam¨¦rica, creo que fatalmente el dinero para producirlas acabar¨ªa llegando de alg¨²n lado, siempre y cuando alguna historia imprescindible lo convocara. Es mucho m¨¢s lo que se produce que lo que deja de producirse.
La gran pregunta, entonces, no es c¨®mo hemos sido capaces de llevar al mundo nuestro cine a pesar de nuestras recurrentes crisis, sino por qu¨¦ no somos capaces de utilizar nuestro talento para consolidar sociedades donde las crisis dejen de representar desequilibrios desesperantes.
En estos d¨ªas estoy dando punto final a un gui¨®n sobre la vida de uno de los m¨¢s grandes boxeadores argentinos, Oscar Natalio Ringo Bonavena. Ocurrente y atractivo desde sus primeras subidas al ring, Bonavena alcanz¨® el pico de su fama internacional en 1970, con una pelea ¨¦pica contra Cassius Clay, en el Madison Square Garden, de Nueva York.
La pel¨ªcula, que ser¨¢ rodada por Carlos Sor¨ªn, y protagonizada por Rodrigo de la Serna -con producci¨®n de Sebasti¨¢n Ortega-, cuenta la vida de Bonavena hasta la pelea con Clay. Pero ahora los norteamericanos, incidentalmente, reconstruyen la ¨²ltima parte de la vida del boxeador argentino. Una producci¨®n hollywoodense cuyo eje es Joe Conforte, el due?o del resonante burdel Mustang Ranch, en Reno, Nevada, reconstruye el asesinato de Ringo. Lejos de considerarlo una competencia perniciosa, para el productor ¨¦sta es una excelente noticia: Hollywood pondr¨¢ en el candelero al personaje argentino de nuestro filme.
El cine en lengua espa?ola, latinoamericano e ib¨¦rico, se ha desatado: cada a?o, desde hace ya varios a?os, suelta alguna perla consistente y duradera. Esto es para festejar y proseguir.
Marcelo Birmajer (Buenos Aires, 1966) es guionista de El abrazo partido y autor de la novela Historia de una mujer (Seix Barral).
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