La isla abandonada exige servicios
Los habitantes de Tabarca lamentan las m¨²ltiples deficiencias que sufren
A mediados de agosto, Tabarca, la ¨²nica isla habitada de la Comunidad Valenciana, declarada reserva marina natural, destaca por su abandono. Y los vecinos y turistas se quejan, y con raz¨®n. Sorteando escombros, la gente consigue alcanzar la playa de la Almadraba. "La isla tiene innumerables carencias", apunta un camarero. "Aparte de la suciedad que se acumula y que nadie limpia, no tenemos ni cajero autom¨¢tico, ni tel¨¦fono p¨²blico", se lamenta.
"Se acuerdan de nosotros s¨®lo en verano, y en invierno se olvidan"
Las calles no est¨¢n asfaltadas y cada acera se hace al libre albedr¨ªo con diferentes materiales. "No quiero gastar agua, pero tengo que regar porque, si no, la tierra nos come", apunta Isabel, encargada de un puesto de souvenirs. "El Ayuntamiento nos tiene abandonados", se queja Mari ?ngeles que, junto a su marido Rafa, son propietarios del restaurante La Almadraba. Toda la familia de ella es de Tabarca, aunque Mari ?ngeles se?ala que a sus hermanas no les gusta vivir aqu¨ª por las incomodidades. En cambio, a ella s¨ª. A pesar de que sus hijos estudien en Alicante y de que no dispongan de un servicio sanitario las 24 horas del d¨ªa para cualquier urgencia. "Aqu¨ª, como te pongas muy mal, la palmas", apunta su marido, quien afirma que en los meses estivales s¨ª tienen a un m¨¦dico, pero en invierno un ATS "viene, hace sus horas y se marcha", apostilla. "Est¨¢ todo muy abandonado", apuntan.
Muy cerca de all¨ª, se esconde una peque?a cala. Alambres rotos y restos de obra dan la bienvenida al paraje natural. "Estaban restaurando la muralla, pero lo han dejado abandonado", explica un vecino que lleva viviendo m¨¢s de 30 a?os en la isla. En este mismo estado se encuentra la iglesia. A medio rehabilitar y con todos los andamios en pie. No se divisa ni un obrero, pero el material sigue all¨ª esperando. Al parecer, la empresa Clar Rehabilitaci¨®n, SL, declar¨® suspensi¨®n de pagos, y todo se paraliz¨®. En la plaza central de Tabarca las cosas no parecen mejorar. La imagen es deplorable. Un restaurante junto a un terreno vac¨ªo, menos por los columpios que se encuentran en un lado acompa?ados del, ya com¨²n, material de obra.
Muchos de los trabajadores de la isla no viven all¨ª. Prefieren Santa Pola o Alicante, antes que Tabarca. A pesar de que cada d¨ªa deban desplazarse en barco dos o tres veces. Otros, en cambio, ya est¨¢n acostumbrados a la vida en la isla. Y, desgraciadamente, a ser ignorados por parte del Ayuntamiento. "Se acuerdan de nosotros en verano, y en invierno nos olvidan", se?ala Concha, que habita en Tabarca desde que naci¨®, hace unos 80 a?os. Su marido se queja tambi¨¦n: "Hace tres a?os dijeron que adoquinar¨ªan la acera, y a¨²n sigue as¨ª", apostilla. Y mientras, una pareja de italianos se queja por la falta de informaci¨®n. "No hay mapas o datos sobre la naturaleza o sus peces", se lamenta Francesco.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.