Italia est¨¢ enferma
La econom¨ªa del pa¨ªs transalpino no levanta cabeza y se encamina hacia su cuarta recesi¨®n en una d¨¦cada
La peor combinaci¨®n posible: inflaci¨®n disparada, crecimiento cero, inestabilidad pol¨ªtica y la crisis internacional m¨¢s dura de la d¨¦cada con los precios de los alimentos y de los combustibles marcando niveles hist¨®ricos. Es la realidad de Italia, cuarta econom¨ªa de Europa y uno de los gigantes mundiales por tejido empresarial y por fuerza productiva. Es el duro presente de un pa¨ªs que tiene la deuda p¨²blica m¨¢s elevada del continente -cercana al 110% del PIB- y que no ha sabido adaptarse a la competitividad comercial de la nueva Europa de los Veintisiete.
La semana pasada conoc¨ªamos que el PIB de Italia se hab¨ªa ralentizado un 0,3% durante los meses de abril y junio en relaci¨®n a la primera parte del a?o, un crecimiento cero si el c¨¢lculo se hac¨ªa de forma interanual. El dato -el m¨¢s bajo desde el tercer trimestre de 2003- ha disparado todas las alarmas, ya que los analistas coinciden en que todo puede ir a peor y que la cuarta recesi¨®n de la d¨¦cada es inminente. Pocos dudan de que el pr¨®ximo trimestre tambi¨¦n reflejar¨¢ una nueva ca¨ªda en la producci¨®n.
El gasto de las familias est¨¢ estancado desde el comienzo del a?o
La puntilla a esta sensaci¨®n de inestabilidad la han dado esta semana las cifras de inflaci¨®n. Los precios crecieron un 4,1% durante julio en comparaci¨®n con el mismo mes del a?o precedente, el nivel m¨¢s alto desde junio de 1996, seg¨²n los datos del Instituto Italiano de Estad¨ªsticas (ISTAT). El problema es que la inflaci¨®n de productos de uso diario, como alimentos y combustibles, ha crecido un 6,1%, un dato muy perjudicial para el gasto de las familias, estancado desde el comienzo del a?o.
Son los ingredientes de un explosivo c¨®ctel que mantienen a Italia como una de las econom¨ªas m¨¢s d¨¦biles del continente. Y todos coinciden en que puede ir a peor. Una crisis que reconocen tambi¨¦n los empresarios -la patronal Cofindustria se?al¨® hace unos d¨ªas que el pa¨ªs "est¨¢ al borde la de recesi¨®n"- y gente de a pie -la confianza est¨¢ en m¨ªnimos y las organizaciones de consumidores auguran un negro comienzo de curso-. Frente a esto, el ¨²nico que pone pa?os fr¨ªos a la situaci¨®n es el Ejecutivo de Silvio Berlusconi, que mantiene sus previsiones de crecimiento para este a?o en un 0,5%.
El Gobierno sigue manteniendo tambi¨¦n sus previsiones de d¨¦ficit fiscal en un 2,5%, despu¨¦s de cerrar 2007 en un 1,9% (primera vez en un lustro que se cumpl¨ªa el Pacto de Estabilidad de la UE). Los expertos apuntan que reconocer la crisis es la primera forma de comenzar a combatirla. El problema es que los gobiernos de las ¨²ltimas dos d¨¦cadas se han caracterizado por la pasividad en materia econ¨®mica, ante la imposibilidad de alcanzar acuerdos en un ultrafragmentado poder legislativo. Esta situaci¨®n ha mantenido estancadas las necesarias reformas.
En momentos de bonanza econ¨®mica -a comienzos de la d¨¦cada- Italia perdi¨® tiempo en ponerse de acuerdo para reducir los elevados gastos del aparato estatal, pero aparc¨® cualquier debate sobre las pensiones, la competitividad exterior y el sistema laboral. El caso es que en estos momentos es poco lo que se puede hacer para reactivar la econom¨ªa con una crisis mundial que no amainar¨¢ hasta bien entrado 2009, un aparato estatal asfixiado por el plan de recortes del gasto y con unos consumidores ahogados por la inflaci¨®n no elevar¨¢n su gasto en m¨¢s de medio punto durante el a?o, seg¨²n los datos de la OCDE. -
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