Obama entra en la hora de la verdad
El aspirante dem¨®crata se ve presionado para concretar su oferta de cambio - La campa?a se convierte en un refer¨¦ndum sobre su aptitud para gobernar
Concluidas las vacaciones, el duro examen de Rick Warren, el pastor conservador que el s¨¢bado recibi¨® en su iglesia de California a los dos candidatos presidenciales, demostr¨® algo que viene siendo norma en esta campa?a: es Barack Obama el que tiene que ofrecer mayores pruebas de su cualificaci¨®n; es a ¨¦l, no a su rival, John McCain, al que se indaga con curiosidad y sospecha sobre sus verdaderas condiciones para ser el pr¨®ximo presidente de EE UU. Es sobre ¨¦l sobre el que cae el foco.
?ste es, por tanto, el momento decisivo del senador de Illinois. A una semana de la Convenci¨®n Dem¨®crata, en la que sentar¨¢ las bases de su candidatura e intentar¨¢ unir al partido tras ella, y a dos meses y medio de las elecciones, comienza la fase en la que debe convencer a los ciudadanos de que su enorme popularidad va pareja a su capacidad y de que dispone de un proyecto y un equipo a la altura del entusiasmo desatado con su promesa de cambio. Es decir, la fase en la que debe a?adir prosa a su hermosa oratoria.
Los republicanos celebran que el debate se centre en el senador de Illinois
No era ¨¦ste el escenario deseado por los dem¨®cratas, que hubieran preferido que se siguiera hablando de la obra de George W. Bush y de sus compa?eros republicanos. Estos, en cambio, abatidos hace pocos meses ante la perspectiva de unas elecciones perdidas de antemano debido a la impopularidad del presidente y a la mala situaci¨®n econ¨®mica, creen ver a¨²n una posibilidad de ¨¦xito si la campa?a se focaliza en Obama, en su pasado, en su raza y en su inexperiencia, en lugar de en McCain, en su edad, en su relaci¨®n con Bush y en su ideolog¨ªa.
Pero, a menos que alguna sorpresa modifique el rumbo, esta campa?a parece ya inexorablemente convertida en un refer¨¦ndum sobre Obama. Esto es, en parte, consecuencia del ¨¦xito inicial del candidato dem¨®crata, que ha acaparado durante meses el espacio de los medios de comunicaci¨®n. Una reciente encuesta del centro de investigaci¨®n Pew, que descubr¨ªa que un 48% de los norteamericanos hab¨ªa o¨ªdo hablar "demasiado" de Obama, mostraba que s¨®lo un 28% ten¨ªa esa misma sensaci¨®n respecto a McCain.
Curiosamente, despu¨¦s de un cuarto de siglo en el Congreso y dos carreras presidenciales a sus espaldas, el senador de Arizona, que este verano cumplir¨¢ 72 a?os, resulta ser el gran desconocido de esta campa?a electoral.
Es Obama el que tiene la iniciativa desde el principio y es a ¨¦l, por tanto, a quien, por el momento, se le hace el escrutinio m¨¢s meticuloso. Si las encuestas, como ocurre, se mantienen inalterables -entre dos y cuatro puntos de ventaja para Obama como promedio- durante varias semanas, no se interpreta eso como un ¨¦xito de un novato senador que, en el ¨²ltimo mes, ha pasado apenas diez d¨ªas haciendo campa?a, sino como un fracaso suyo por no haber sido capaz de marcar una diferencia abrumadora.
Nadie ha conseguido esas diferencias, en realidad, en las ¨²ltimas elecciones presidencias. Pero a Obama se le piden cosas excepcionales porque tambi¨¦n desde el principio ha sido un candidato distinto que ofrec¨ªa un horizonte diferente.
Sus propios compa?eros de partido le exigen ya que descienda a la realidad de las preocupaciones cotidianas y especifique sus propuestas. "Est¨¢ bien hablarle a la gente de esperanza y de cambio, pero es necesario ofrecer ideas m¨¢s concretas y pragm¨¢ticas", ha manifestado el gobernador de Ohio, el dem¨®crata Ted Strickland, una figura muy influyente que apoy¨® a Hillary Clinton en las primarias y que ahora es fundamental para influir en el voto de una regi¨®n clave.
El diario The New York Times ha entrevistado a 15 l¨ªderes dem¨®cratas de semejante autoridad y todos coinciden en la necesidad de que Obama hable de forma m¨¢s directa respecto a los problemas econ¨®micos. "En lugar de tantos discursos en grandes estadios, tiene que dar respuestas breves a la gente sencilla sobre c¨®mo mejorar sus vidas", opina el gobernador de Tennessee, Phil Bredesen.
Ni las encuestas ni estas cr¨ªticas alarman al equipo de Obama. "Todos deber¨ªan tranquilizarse un poco y recordar que mucha gente no toma su decisi¨®n hasta bien metidos en agosto", afirma el presidente de la campa?a, David Plouffe. "Hay 18 Estados", a?ade, "en los que todo se va a decidir por dos o cuatro puntos".
Desde el principio, los estrategas de Obama han sido poco receptivos al ruido del entorno. En estos momentos, la meta es la de hacer a Obama un candidato con posibilidades de triunfo en Estados republicanos. No se detecta a¨²n ansiedad por distanciarse en las encuestas. Se conf¨ªa en que la inmediata Convenci¨®n y el pleno regreso de Obama a la arena electoral tengan su reflejo en los sondeos. Y se conf¨ªa todav¨ªa m¨¢s en que, en alg¨²n momento, el foco ilumine las vulnerabilidades de McCain. Como escrib¨ªa ayer el columnista dem¨®crata Frank Rich, "las encuestas no tienen gran importancia en los veranos electorales, especialmente este a?o en el que la verdadera historia de uno de los candidatos est¨¢ todav¨ªa por contar".
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