AUPANDO A MCCAIN
John McCain se ha dado cuenta, unos meses despu¨¦s que Barack Obama, de que en pol¨ªtica la m¨²sica es un arma caliente, como dir¨ªan los Beatles de la felicidad. Para contrarrestar la contagiosa Yes, we can que le hizo will.i.am a Obama, Meghan McCain, la hija del candidato, ha sugerido a su padre que adopte la canci¨®n que acaba de confeccionarle John Rich, un h¨¦roe del country rock que no se ha cortado a la hora de exponer sus motivaciones: "John McCain ha sido prisionero de guerra, un verdadero h¨¦roe americano, que ha soportado mucho dolor, ha sido herido y como prueba est¨¢n sus cicatrices". Hace unos d¨ªas, en un evento en el Estado de Florida, McCain estren¨® su canci¨®n, que no habla de su programa pol¨ªtico, sino de su biograf¨ªa de soldado sufriente en Vietnam (otra arma caliente), que soport¨® con valent¨ªa ejemplar un secuestro de varios a?os, con tortura sistem¨¢tica incluida, y que le dej¨® el saldo f¨ªsico de no poder levantar los brazos m¨¢s all¨¢ de la altura de los hombros. Este saldo parece menor si no se piensa que un pol¨ªtico es, en buena medida, un brazo bien levantado que saluda a una emocionada masa de votantes. La canci¨®n se titula Raisin' McCain (Aupando a McCain), que escrito as¨ª con ese ap¨®strofe que evita escribir la "g" final, pude interpretarse tambi¨¦n como uva pasa McCain, un doble sentido que, desde luego, no le favorece pero que est¨¢ ah¨ª, como una catedral. Raisin' McCain es una cl¨¢sica pieza de country el¨¦ctrico, que pega directamente en el sistema locomotor, a diferencia de la de Obama, Yes, we can, que m¨¢s bien coquetea con las pulsiones del esp¨ªritu, nos hace pensar en los altos ideales del hombre mientras que con la otra, la de McCain, dan ganas de arremangarse la camisa, calarse bien el sombrero y sacar a bailar a una vaquera rubia, robusta y republicana. Cada canci¨®n representa perfectamente a su candidato, y cada una pinta de cuerpo entero la mitad de Estados Unidos, ese pa¨ªs b¨¢rbaro y culto, provinciano y cosmopolita, sofisticado y elemental. Raisin' McCain tiene su gancho, es la ant¨ªtesis de la canci¨®n de Obama, tiene el encanto de esos bares a media luz, de barra larga y aire acondicionado polar, donde se sirven jarras heladas de Budweiser y hay una pantalla que transmite ininterrumpidamente partidos de b¨¦isbol. Curiosamente el g¨¦nero country que a partir de ahora arropar¨¢ a McCain, el tipo de m¨²sica con la que John Rich ha construido su himno, es el ¨²nico que falta en el iPod de Obama, justamente el que oyen los votantes que se le resisten al candidato dem¨®crata. Abruma y entusiasma el orden matem¨¢tico que puede esconder una canci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.