El hoy contra el ayer
Argentina y Brasil, lideradas por Messi y Ronaldinho, buscan la final
El Kun Ag¨¹ero se mete con su pelo engominado en una tienda de souvenirs con fr¨ªo aire acondicionado y mira alrededor con cara de pocos amigos. Finge sordera. De repente, reacciona a la pregunta a su espalda y se revuelve. "?Pero si ayer ya hice nota de prensa! Ya habl¨¦. ?No le entiendo!", dice indignado el argentino. Enseguida vienen sus compa?eros al rescate, primero Banega y luego Mascherano. No est¨¢n Messi ni su amigo Ronaldinho. No se arriesgan al paseo por la Villa: demasiados admiradores. Hoy (15.00), en el estadio de los trabajadores de Pek¨ªn, vuelven a centrar las miradas. Argentina, campeona ol¨ªmpica en Atenas 2004, y Brasil, que nunca gan¨® el oro, se enfrentan en semifinales. Messi contra Ronaldinho. La estrella de hoy ante la que intenta renacer. El otro finalista saldr¨¢ del Nigeria-B¨¦lgica.
Dunga se queja de la comida china, la densidad del c¨¦sped y la calidad del aire
Maradona no jugar¨¢, pero su figura sobrevuela. Su presencia en la concentraci¨®n argentina, sentado en la grada y el comedor, ha sido justificada con la importancia de la cita. "Ser¨¢ un cl¨¢sico", dijo Sergio Batista, el seleccionador, que ha alistado para la defensa del t¨ªtulo a toda la clase alta del f¨²tbol argentino: Messi, Riquelme, Ag¨¹ero, Gago, Mascherano... "Tenemos que aprovechar la velocidad que hay arriba, a Ag¨¹ero, Messi y Riquelme, que a veces hace pases que s¨®lo ve ¨¦l", dice Zabaleta, del Espanyol. "Brasil siempre se caracteriz¨® por un juego lento, de manejar la pelota y tocarla bien. Hay que respetarlos. Tienen mucha calidad y te pueden ganar en cualquier momento".
El torneo ol¨ªmpico arranc¨® dividido entre Shanghai, Shenyang, Tianjin y Qinhuangdao. Hoy, tras llegar a Pek¨ªn a 200 kil¨®metros hora, son las cosas de los trenes de alta velocidad, los brasile?os viven encerrados en sus apartamentos de la Villa Ol¨ªmpica de Pek¨ªn. La medida tiene su origen en Dunga. El seleccionador brasile?o lleva tiempo quej¨¢ndose de la comida china, criticando la densidad del c¨¦sped, imponiendo f¨¦rrea disciplina, y midiendo la calidad del aire. Hoy apostar¨¢ por el b¨¦tico Sobis en lugar del milanista Pato, y ayer, como casi siempre, previno a Ronaldinho sobre los peligros de la fama y de los voluntarios chinos.
La estrella del Milan lleg¨® al comedor y tuvo que irse corriendo, tantas fueron las peticiones de aut¨®grafos. Antes, sin embargo, Ronnie fue el chico que animaba a sus compa?eros tocando un pandero ante los fot¨®grafos; el hombre protegido por la polic¨ªa en el hotel Marvelot, donde nadie pod¨ªa acercarse a menos de 50 metros; y la estrella medi¨¢tica perfecta, siempre dispuesta a regalarle un gui?o a c¨¢maras y reporteros, a los que cont¨® que lo que escucha al despertarse es "una buena samba".
Hace un mes, Messi y Ronaldinho compart¨ªan vestuario en el Bar?a. Ahora, Brasil y Argentina, dos selecciones imperiales, les enfrentan en busca de la gloria ol¨ªmpica. Los dos equipos llegan invictos, forzados a la pr¨®rroga por Camer¨²n y Holanda en cuartos, y liderados por dos jugadores acosados por la fama. A Ronaldinho se le critica por dar pases sin moverse. Y a Messi ya nadie le deja tranquilo. Hasta su compa?ero Buonanotte le ha pedido la camiseta.
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