Claves del poeta de la luz, el espacio y la forma
1. Le Corbusier escapa a las definiciones hist¨®ricas estrictas. Adem¨¢s de ser arquitecto y urbanista, era pintor, escultor, escritor y dise?ador de muebles. Figura fundadora de la arquitectura moderna, acud¨ªa siempre al pasado y a la naturaleza en busca de inspiraci¨®n. Obsesionado con la necesidad de que la arquitectura estuviera a tono con la "era de la m¨¢quina" y la "era del progreso", hac¨ªa referencias constantes a la antig¨¹edad. Admirador de los trasatl¨¢nticos, los aviones y los coches, consideraba al Parten¨®n la obra de arte suprema. Ut¨®pico, tambi¨¦n anhelaba una edad de oro perdida en la que supuestamente la sociedad viv¨ªa en mayor armon¨ªa con el mundo natural. Le Corbusier fue "radical" en un doble sentido: un revolucionario que volvi¨® a sus ra¨ªces.
Al entrar en sus edificios y caminar por su interior, nuestra experiencia de las cosas se transforma
2. Sus edificios son como mundos inventados, microcosmos, mitos construidos. Al entrar en ellos y caminar por su interior, nuestra experiencia de las cosas se transforma. La mayor¨ªa de los visitantes de la Chapel de Ronchamp (1952) salen profundamente conmovidos por los efectos de luz, espacio, textura y escala, y por el modo en que el edificio se relaciona con el paisaje circundante. Es dif¨ªcil poner en palabras el efecto: el propio Le Corbusier hablaba de "un espace indicible", aludiendo quiz¨¢ a una dimensi¨®n espiritual de la arquitectura. En su libro Vers une architecture (1923), el arquitecto establec¨ªa que el prop¨®sito de la construcci¨®n es hacer que las cosas se tengan en pie y el prop¨®sito de la arquitectura es el de conmovernos. Nunca fue un mero funcionalista: lo cierto es que, en realidad, era un poeta de la luz, el espacio y la forma. Su arquitectura nos toca en muchos aspectos.
3. A veces se dice que Picasso reinvent¨® la pintura y la escultura. De hecho hizo algo m¨¢s: reinvent¨® el mundo y lo hizo encajar en su penetrante visi¨®n de las cosas. Las consecuencias plenas de su revoluci¨®n visual y conceptual no est¨¢n todav¨ªa plenamente agotadas y abarcan todos los campos de expresi¨®n. Algo similar puede decirse de Le Corbusier, que reinvent¨® la disciplina de la arquitectura desde sus cimientos. Revel¨® nuevas dimensiones del espacio, cre¨® todo un lenguaje arquitect¨®nico, y dio existencia a toda una nueva gama de conceptos y formas. Las consecuencias de su obra distan de estar agotadas. De hecho, cada generaci¨®n parece encontrar algo nuevo en Le Corbusier. Sus prototipos en todas las escalas, desde el edificio individual hasta el plan urban¨ªstico, siguen ejerciendo una influencia en muchas partes del mundo.
4. Cuando Le Corbusier muri¨® en 1965, dej¨® todo un universo creativo formado por edificios, cuadros, libros, planes urban¨ªsticos, proyectos sin realizar y miles de dibujos y esbozos. Muchos de estos preciosos documentos se guardan en la Fondation Le Corbusier de Par¨ªs. Los primeros escritos sobre el arquitecto tend¨ªan a simplificar su funci¨®n y su contribuci¨®n para hacerlas encajar en las sagas y leyendas excesivamente simplificadas de la "modernidad". Ahora estas posturas carecen de importancia, y las investigaciones detalladas sobre ¨¦l revelan un personaje de gran complejidad. Una de las claves de su obra son los dibujos. Para Le Corbusier el dibujo era una forma de ver y de pensar. Sus cuadernos de bocetos eran como laboratorios port¨¢tiles en los que probaba ideas y anotaba observaciones de todo tipo sobre fen¨®menos tan diversos como las formaciones de nubes, los barcos, las botellas y los desnudos. El suyo era un proceso creativo de metamorfosis por el cual les robaba a las cosas su categor¨ªa formal y, como un mago, las convert¨ªa en producto de su imaginaci¨®n.
5. Le Corbusier dedicaba varias horas al d¨ªa a pintar. Lo llamaba su "trabajo secreto". Se inspir¨® en muchos de los principales movimientos art¨ªsticos del siglo XX, desde el Cubismo hasta el Surrealismo y m¨¢s all¨¢, y defini¨® un vocabulario rico en referencias mitol¨®gicas y connotaciones c¨®smicas. Sus cuadros ten¨ªan de hecho una calidad muy irregular, pero eran una de sus maneras de traducir la experiencia en arte. El paso de los cuadros a los edificios no era directo: no se limitaba a trazar sin m¨¢s las l¨ªneas curvas cuando dibujaba un plano. Pero los descubrimientos que hizo como pintor sin duda enriquecieron sus posibilidades de expresi¨®n arquitect¨®nica. M¨¢s que eso, Le Corbusier imaginaba lo que ¨¦l denominaba la "s¨ªntesis de las artes": fusi¨®n de arquitectura, pintura, escultura y urbanismo como una s¨ªntesis cultural para la era del industrialismo.
6. Le Corbusier intent¨® entender las fuerzas y las contradicciones de la revoluci¨®n industrial, en especial las transformaciones territoriales de la ciudad y del paisaje. Fue un profeta y tambi¨¦n el "portador de las malas noticias" sobre el precio que habr¨ªa que pagar por el progreso. Quiz¨¢ por eso a veces se le culpaba de todos los males del siglo XX, desde las autopistas que atraviesan ciudades hasta la banalidad de los bloques de viviendas. Esta satanizaci¨®n de un individuo raya por supuesto en la caricatura. Le Corbusier esperaba canalizar lo inevitable para alcanzar una forma urbana m¨¢s coherente en la que la m¨¢quina, la sociedad y la naturaleza encontrasen un armon¨ªa ut¨®pica. Sus detractores lo acusan de una simplificaci¨®n grotesca y excesiva, pero lo cierto es que anticip¨® muchas de las fuerzas y tipos de construcci¨®n de la globalizaci¨®n. No deber¨ªamos copiar sus planos, pero ciertamente podemos aprender de sus propuestas y ejemplos transform¨¢ndolos de manera cr¨ªtica. El extraordinario ejemplo de la Unit¨¦ d'Habitation de Marsella (1951) encierra muchas lecciones para el futuro de la vivienda colectiva.
7. Le Corbusier fue un autor que escribi¨® casi cincuenta libros y un inmenso n¨²mero de art¨ªculos. M¨¢s que eso, fue un dise?ador de libros que capt¨® la importancia de la fotograf¨ªa como medio para comunicar ideas. Los vol¨²menes de su obra completa son obras maestras de dise?o bibliogr¨¢fico en el que el texto, la fotograf¨ªa y el dibujo se coordinan para ilustrar proyectos, pero tambi¨¦n para demostrar puntos de doctrina y principios arquitect¨®nicos. En efecto, estos libros constituyen un tratado arquitect¨®nico lleno de ideas s¨®lidas e im¨¢genes inolvidables. Al emplear una t¨¦cnica de fotomontaje, Le Corbusier consegu¨ªa definir un instrumento de comunicaci¨®n que cruzaba fronteras y trascend¨ªa generaciones. No hay nada como experimentar sus edificios de primera mano, pero su arquitectura combina lo ¨²nico y lo general, y gracias a sus libros se conocen algunas de sus ideas rectoras.
8. Le Corbusier siempre tuvo un concepto universal de la arquitectura, pero tambi¨¦n se mostraba sensible a los diferentes climas, culturas y tradiciones. Podr¨ªamos considerar la d¨¦cada de 1920 como el periodo del movimiento vanguardista en el que Le Corbusier, Mies van der Rohe, Walter Gropius y los dem¨¢s "maestros modernos", como se les denominaba, crearon algunas de las obras paradigm¨¢ticas de la nueva arquitectura, como la Villa Savoye de Le Corbusier en Par¨ªs (1929) o el Pabell¨®n de Mies van der Rohe para la Exposici¨®n Internacional de Barcelona (1929). Algunos historiadores intentaron incluirlos en un llamado "estilo internacional", una idea equ¨ªvoca porque la nueva arquitectura era algo m¨¢s que una cuesti¨®n de estilo, no era uniforme, y estaba de hecho llena de resonancias del pasado. En la d¨¦cada de 1930, Le Corbusier se inspir¨® cada vez m¨¢s en los campesinos aut¨®ctonos y en las formas naturales. Su obra est¨¢ llena de polaridades entre el maquinismo y el primitivismo, y es precisamente esta ambig¨¹edad la que permite a sus seguidores hacer tantas interpretaciones distintas. Revel¨® las visiones tecnocr¨¢ticas para el futuro, pero tambi¨¦n revel¨® nuevos modos de entender los diferentes pasados.
9. Su influencia puede encontrarse en muchos pa¨ªses dentro de muchos programas culturales y pol¨ªticos opuestos en todo el mundo a lo largo del siglo XX. En el periodo de entreguerras, este proceso de difusi¨®n estaba ya en camino mediante proyectos construidos o dise?ados para lugares tan alejados como Mosc¨², Argel y R¨ªo de Janeiro. Le Corbusier se consideraba uno de los "individuos hist¨®ricos del mundo" a los que se refer¨ªa Nietzsche, dotados de una misi¨®n mundial y de verdades supuestamente universales. De Brasil a Jap¨®n, de M¨¦xico a India, se siente la fuerza de sus prototipos. En el caso de India, por supuesto, plane¨® toda la ciudad de Chandigarh (1950-1965) y la dot¨® de grandes edificios monumentales, contribuyendo con ello a la fundaci¨®n de un Estado poscolonial y a un movimiento moderno indio en arquitectura.
10. Cuando falleci¨® en 1965, se produjo un eclipse contempor¨¢neo. En la d¨¦cada de 1980, durante el periodo del posmodernismo, se le consider¨® la encarnaci¨®n del diablo. Ahora el p¨¦ndulo ha oscilado al otro extremo y el artista corre el peligro de que lo canonicen como figura inmaculada de la "modernidad oficial" anestesiada y carente de est¨¦tica: un sujeto atractivo para la cultura de consumo de los museos. Pero con independencia de los juegos a los que se dedique el sector econ¨®mico de la cultura, est¨¢ claro que Le Corbusier el arquitecto sigue con nosotros. Hace unos a?os, Frank Gehry dec¨ªa que nunca habr¨ªa podido haber llegado a la complejidad espacial del Guggenheim de Bilbao sin el ejemplo de Ronchamp. Apenas hay arquitecto vivo que no haya sido tocado de alg¨²n modo por su ejemplo. Entretanto, surgen generaciones j¨®venes que empiezan a mirarlo con nuevos ojos. Armados con nuevas preguntas, descubren dimensiones inauditas en esta figura desafiante y carism¨¢tica. Como la misteriosa esfinge, Le Corbusier persigue al observador con sus acertijos y su presencia enigm¨¢tica. Es probable que siga con nosotros mucho tiempo.
William J. R. Curtis es autor de numerosos libros, entre ellos La arquitectura moderna desde 1900 y Le Corbusier: Ideas and Forms. Su obra m¨¢s reciente es Structures of Light, un libro sobre sus propias fotograf¨ªas.
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