De vuelta por el lugar de los hechos
Un grupo de aficionados de 'Amanece que no es poco' revive el esp¨ªritu surrealista de la pel¨ªcula en los escenarios albacete?os donde se rod¨® hace 20 a?os
No llegaron en vespas con sidecar y tampoco planeaban recorrer el mundo, pero este puente pasado un grupo variopinto de madrile?os peregrin¨® a la peque?a localidad de Molinicos en la sierra de Segura (Albacete) para celebrar con sus habitantes los 20 a?os del rodaje de Amanece que no es poco.
Dirigida por Jos¨¦ Luis Cuerda en 1988 e inscrita en la historia del cine espa?ol como una de sus obras de culto, esta disparatada cinta surrealista tuvo como escenarios este pueblo y los vecinos de Ayna y Lietor. Por este tri¨¢ngulo de olivares y almendros se pasea una exposici¨®n sobre el filme, organizada por la Junta de Castilla-La Mancha, que pretende ser la semilla de una futura ruta cinematogr¨¢fica. En la plaza Mayor de Molinicos, la misma en la que se rezaron las rogativas previas a las elecciones -"dadnos, santos del cielo, una visi¨®n global bastante aproximada"-, se proyect¨® la pel¨ªcula el s¨¢bado, bajo un eclipse de luna que convirti¨® la velada en excepcional. En primera fila estaban Asun y Pepe, matrimonio setent¨®n que vivi¨® el pueblo "patas arriba" con el rodaje y que ha visto m¨¢s de tres veces la pel¨ªcula. "La primera vez no me gust¨®", confiesa Pepe, "es que nosotros no somos como la gente que sale ah¨ª", advierte.
La iniciativa de Gabriela Mart¨ª, una guiri con hondas ra¨ªces en Molinicos, lo ha seducido. "?ste es el segundo Encuentro surrealista . El pr¨®ximo vamos a lanzar un certamen de cortos", dice Mart¨ª, nacida en Nueva York y nieta de Antonio Mart¨ª, quien fue por muchos a?os el maestro m¨¢s querido del pueblo.
Para el peregrino reincidente Javier Reguil¨®n, guionista de televisi¨®n, Amanece " es la The Rocky horror picture show del cine espa?ol". Javier, que recita de memoria todos los di¨¢logos de la pel¨ªcula, encabeza la comitiva de visitantes, guiada por Toni Gonz¨¢lez -ahora enfermero, pero en 1988 "uno de los extras que ni se distingue" y a los que les pagaban con "un bocata y 3.000 pesetas"-. Gonz¨¢lez se?ala localizaciones: plazas y calles donde Paquito levit¨® o los suramericanos paseaban un d¨ªa en bici y otros exhalando pan de ¨¢ngel, y relata las escenas como si fueran parte de la historia de este pueblo con poco menos de 800 habitantes. "?sta es la calle por la que bajan Teodoro y su padre, cuando se encuentran con los invasores del pueblo de arriba", se?ala. Es la calle de los Molinos. Al fondo vive Juli¨¢n, de 82 a?os, en su viejo molino alimentado por el r¨ªo Mundo. M¨¢s abajo -porque el poblado es una especie de laberinto escalonado- est¨¢ el consultorio homeop¨¢tico de Katherina, alemana que pretende librar a las gentes del estr¨¦s y otros males. Justo a la vuelta vive Alejandrico, mic¨®logo reconocido. El otrora guardia civil Jos¨¦ Osuna, que apoy¨® el rodaje, es ahora alcalde orgulloso. ?Y el cura del "levantamiento de hostia"?... "Hace meses que no hay. Lo compartimos con el pueblo de al lado".
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