Un doblete de frustraci¨®n
G¨®mez Noya, el gran favorito, y Ra?a decepcionan al quedar cuarto y quinto
Lo que le va bien a don Manuel Fraga le debe ir bien a todos los gallegos, y Javi G¨®mez Noya, de Ferrol, no es una excepci¨®n. Al ex presidente de la Xunta le dispensa el mismo trato Jos¨¦ Luis Torrado, o bruxo de Pontevedra, que a todos los atletas de ¨¦lite que acuden a su cl¨ªnica a tratarse de articulaciones, tendones, ligamentos y dolores reum¨¢ticos varios: un agasajo de mariscos para serenar el alma y unos emplastos de hierbas curalotodo para las afecciones del cuerpo. As¨ª que si G¨®mez Noya termin¨® ayer s¨®lo cuarto en el triatl¨®n no fue por culpa de la tendinitis aquilea de su pie izquierdo -el mismo mal, en distinto pie, que provoc¨® la retirada del vallista Liu Xiang-, tratada durante meses con las hierbas de Torrado. "He dado todo lo que ten¨ªa. Y no, el pie no me ha molestado para correr", dijo el Tiger Woods del triatl¨®n, el crack que llegaba a los Juegos como campe¨®n mundial y pr¨¢cticamente imbatido en las pruebas de Copa del Mundo. "Lo que me ha molestado es el est¨®mago".
Noya movi¨® la mano derecha y se la llev¨® al costado, la se?al de que sufr¨ªa flato
Ra?a termin¨® mareado por el calor, que convirti¨® el embalse de Ming en una caldera
Un a?o m¨¢s, el triatl¨®n espa?ol sale de los Juegos con cara de no entender nada. Hace cuatro a?os, todo el dispositivo para convertir al fenomenal Iv¨¢n Ra?a en campe¨®n ol¨ªmpico se qued¨® empantanado en el primer repecho del circuito ateniense. "Pero habr¨¢ que ver el lado positivo", dice Noya, el mejor del mundo en un deporte que en Espa?a s¨®lo cuenta con 10.000 federados, la octava parte que en Alemania. "Hemos terminado dos espa?oles entre los cinco primeros. La anomal¨ªa no es no ganar, sino que habiendo tan poca base en Espa?a, estando tan lejos de otros pa¨ªses en medios y en est¨ªmulos al triatl¨®n, tengamos dos fen¨®menos de distinta generaci¨®n". Ayer Ra?a luch¨® para ganar de nuevo y termin¨® muerto, mareado por el intenso calor que convirti¨® el embalse de las tumbas Ming en una caldera, pero quinto, el mismo puesto que en su debut ol¨ªmpico de Sidney. En Londres 2012, G¨®mez Noya tendr¨¢ 29 a?os, la misma edad que Ra?a ahora, pero al campe¨®n del mundo se le hac¨ªa a¨²n lejana, en el momento en que trataba de asimilar su dura y frustrante jornada, la pr¨®xima cita ol¨ªmpica. Prefer¨ªa hablar de su est¨®mago.
Hay muchos ciclistas que s¨®lo usan los geles de maltodextrina -l¨ªquido espeso y pringoso para rellenar los dep¨®sitos de gluc¨®geno con vistas al esfuerzo final- los d¨ªas de entrenamiento. En carrera los odian porque acaban produciendo acidez. A G¨®mez Noya, en cambio, nunca le hab¨ªan sentado mal, y ayer, como en cualquier otro triatl¨®n -no iba a cambiar de h¨¢bitos el d¨ªa m¨¢s importante de los ¨²ltimos cuatro a?os: se levant¨®, como siempre, cuatro horas antes, a las seis; sali¨® a rodar 15 minutos para despertar al organismo, regres¨® al hotel y desayun¨® lo de todos los d¨ªas-, se tom¨® dos durante los 40 kil¨®metros en bicicleta. Le fundieron a medias. El resto lo hizo el calor, su gran enemigo, pese a que el trabajo del a?o en Sur¨¢frica, Australia, Nueva Zelanda y Corea le permiti¨® adaptarse lo m¨¢s posible.
A falta de 3.000 metros para el final de los 10.000 a pie que cierran el triatl¨®n, iniciado con una carrera de 1.500 metros nadando, todo el mundo esperaba una aceleraci¨®n brutal de Noya, el movimiento ¨²nico que le ha hecho temible entre sus rivales, el cambio de ritmo asesino. Noya pasa por no tener sprint, pero es capaz en los 10.000 de mantener durante diez minutos un ritmo elevad¨ªsimo, imposible para los dem¨¢s. Y Noya se movi¨®. Movi¨® la mano derecha y se la llev¨® al costado. La se?al inconfundible de que sufr¨ªa flato. La se?al para que sus compa?eros de grupo, el neozeland¨¦s Docherty y el alem¨¢n Frodeno, frescos, el canadiense Whitfield y el gallego de Santiago, Ra?a, m¨¢s tocados, comprendieran que en las cuestas que rodean al tur¨ªstico embalse pekin¨¦s no se iba a producir una masacre. De hecho, el ¨²nico golpe sobre la mesa lo hab¨ªa dado tres kil¨®metros antes, en el duro repecho, Ra?a, quien con su ataque hizo explotar al pelot¨®n que hab¨ªa salido agrupado de la bicicleta. A su ataque respondi¨® r¨¢pidamente Noya, que le marcaba de cerca, y la selecci¨®n qued¨® hecha. Faltaba la criba definitiva. Noya la intent¨®, pero s¨®lo mat¨® a Ra?a y, provisionalmente, a Whitfield, el primer triatleta campe¨®n ol¨ªmpico, en Sidney, un amigo de Noya que para motivarse en el entrenamiento cuelga una foto del gallego frente al rodillo en el que corre.
Ayer lo que le motiv¨® fue el cogote de su amigo, bambole¨¢ndose cinco metros delante. "Intent¨¦ mantener el ritmo vivo delante para que no entraran Whitfield y Ra?a y asegurarme al menos el bronce", dijo Noya, quien a su rueda llevaba a Docherty, el subcampe¨®n de Atenas, el que le quit¨® a Ra?a en los ¨²ltimos metros el Mundial de Madeira 2004, y a Frodeno, el m¨¢s alto, el Bolt del triatl¨®n. Whitfield enlaz¨® en el ¨²ltimo mil y atac¨® sin soluci¨®n de continuidad. All¨ª muri¨® Noya. Frodeno, le aguant¨®, y con su larga zancada, mide 1,93 metros, le super¨® con facilidad en el sprint.
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