"Me est¨¢ sorprendiendo Galicia, est¨¢ m¨¢s desarrollada de lo que pensaba"
En la biograf¨ªa de ?scar Fern¨¢ndez Mel (Col¨®n, Cuba, 1931) confluyen las peripecias de los emigrantes gallegos a Am¨¦rica, de la revoluci¨®n castrista, a la que se sum¨® con armas y bagajes y a la que represent¨® con importantes cargos como los de alcalde de La Habana o embajador, y los que propici¨® su honda amistad con Ernesto Che Guevara. Ahora vive en Cuba "como un cubano m¨¢s, sin ning¨²n privilegio" y regresa a Galicia, 70 a?os despu¨¦s, para recibir el t¨ªtulo de hijo ilustre da Pastoriza, que este ayuntamiento lucense le entregar¨¢ ceremoniosamente ma?ana. "A Madrid volv¨ª alguna vez, pero no a Galicia. Me est¨¢ sorprendiendo, est¨¢ m¨¢s desarrollada de lo que pensaba", afirma.
El ni?o Fern¨¢ndez Mel s¨®lo vivi¨® seis o siete a?os en Lugo, entre la parroquia de Breto?a, de donde eran naturales sus padres, y Mondo?edo, donde comenz¨® a estudiar. "Era una situaci¨®n muy dif¨ªcil", dice de la Espa?a de la Segunda Rep¨²blica. Sus padres hab¨ªan vuelto con los ahorros obtenidos en el comercio que regentaban en Col¨®n y con cinco hijos, ¨¦l con un a?o. En plena Guerra Civil decidieron volver al negocio caribe?o. "Fue un viaje muy complicado, por la guerra, del que s¨®lo recuerdo que pasamos por A Coru?a y Lisboa, y que en los dos sitios me perd¨ª...".
"El Che era un hombre muy recto, que predicaba con el ejemplo"
"No fui con ¨¦l a Bolivia porque me traumatiz¨® lo que viv¨ª en el Congo"
"Mis hijos no tienen el compromiso que tuvimos nosotros con la revoluci¨®n"
"Vivo sin privilegios y considero que ya es hora de que haya reformas en Cuba"
En 1956 acab¨® Medicina en La Habana. "Ya me qued¨¦ a trabajar en el hospital, no me iba mal". Tampoco a Cuba, seg¨²n cree, en la primera etapa del r¨¦gimen de Fulgencio Batista. El golpe de estado que el propio Batista promueve tres meses antes de las elecciones de 1952 pone el punto de inflexi¨®n. "A partir de ah¨ª se dedica a robar y se convierte en un sanguinario, con lo que, durante seis a?os, se fue creando el caldo de cultivo para la revoluci¨®n". Fidel Castro, no obstante, ya ten¨ªa un programa pol¨ªtico para restaurar la democracia y la econom¨ªa de la isla cuando emprende el asalto al cuartel de Moncada, el 26 de julio de 1953, "y eso hace tambi¨¦n que el movimiento revolucionario crezca con sentido y con sentimiento".
Traumat¨®logo y ortopeda de cierto prestigio, atiende entonces, de modo semiclandestino, a dos chicos rotos por el estallido de las bombas que llevaban encima. Esa doble asistencia profesional le pone en el punto de mira de la polic¨ªa de Batista. En 1958 se suma a la guerrilla rebelde acantonada en Sierra Maestra, y conoce al Che. "Era un hombre que hac¨ªa cosas, por eso se distingu¨ªa. ?l mont¨® el primer campamento estable de la guerrilla, organiz¨® el avituallamiento, construy¨® un hospital, todo lo imprescindible para vivir en aquellos lugares, donde no hab¨ªa nada. Supongo que por eso, cuando triunfa la revoluci¨®n, le nombraron ministro de Industria: ten¨ªa esa capacidad no com¨²n de hacer cosas...".
Los avatares de la guerra los separa y los vuelve a reunir "en Las Mercedes", precisa Fern¨¢ndez Mel, "y ya no nos separamos. Vivimos juntos en la misma casa de La Habana, en la que me cedi¨® el cuarto principal, hasta que me cas¨¦, en 1962".
Odalis Fuente, su mujer, era una modelo famosa en Cuba, el icono de la cerveza Hatuey. Con ella tuvo Fern¨¢ndez Mel tres hijos: una mujer que, siguiendo los pasos del padre, se hizo m¨¦dico, "pero cogi¨® m¨¢s la sangre de su madre y trabaja de actriz", y dos varones, uno ingeniero, que vive en Miami, y el otro, gerente comercial, que trabaja en Panam¨¢, a los que ve "cuando ellos pueden, por esa estupidez que han impuesto de prohibir la entrada en la isla en tres meses desde la ¨²ltima visita". ?Y ellos, son castristas? "No tienen el compromiso que tuvimos nosotros, como sucede con una parte importante de la juventud cubana. Pero tampoco hacen nada en contra", se apresura a matizar el padre con cierta desgana. ?l se embarc¨® con el Che en la aventura del Congo.
"Era un hombre muy recto, que predicaba con el ejemplo, un lector incansable, quiz¨¢s el m¨¢s culto de los dirigentes revolucionarios, y que cuando dec¨ªa amigo era amigo de verdad, yo as¨ª lo sent¨ª", dice de Guevara. Descarta que las rivalidades con Fidel Castro impulsaran su revolucionarismo por el mundo. "Eran amigos desde que los detuvieron juntos en M¨¦xico y Fidel lo sac¨® de la c¨¢rcel. El Che recordaba a menudo ese episodio y fue leal a Fidel. Pero siempre hab¨ªa dicho que, conseguido el poder en Cuba, ¨¦l seguir¨ªa la revoluci¨®n en otras partes, y opt¨® por ?frica, aunque le hubiera gustado su pa¨ªs, Argentina".
Guevara era muy amigo, "de coraz¨®n", de Ben Bella [Argelia] y de Nasser [Egipto], "alentaban juntos la idea de un ej¨¦rcito internacionalista". ?l era jefe de estado mayor. "Pero al Congo fui, sobre todo, como m¨¦dico. El Che me ense?¨® all¨ª a combatir la gonorrea, ¨¦l mismo ejerc¨ªa de dentista". El movimiento revolucionario, con todo, fracas¨®.
"Fue la etapa m¨¢s plana, en lo intelectual y en lo militar. La lucha no form¨® al pueblo, como cre¨ªan, y los l¨ªderes andaban m¨¢s de reuniones que sobre el terreno. Pas¨¢bamos los meses semiabandonados, a base de yuca, sin sal ni grasas. El Che subordin¨® toda su estrategia a Kabila
[Laurent-D¨¦sir¨¦, que ser¨ªa presidente del Congo de 1997 a 2001], que ten¨ªa carisma, pero no quer¨ªa internacionalizar el proceso. All¨ª est¨¢bamos un centenar de cubanos y miles de congole?os, armados pero muy desorganizados. Luego, el golpe de Bumedien a Ben Bella fren¨® la idea del ej¨¦rcito internacionalista, y tuvimos que salir".
No acompa?¨® al Che a Bolivia "porque ¨¦l quer¨ªa gente no traumatizada por la experiencia del Congo". "Y yo lo estaba: fue lo m¨¢s impactante que me pas¨® en la vida". Fern¨¢ndez Mel fue luego alcalde de La Habana y embajador. Ahora vive "sin privilegio ninguno, con las mismas dificultades que todo el pueblo cubano". En una situaci¨®n dif¨ªcil "porque arrastramos el bloqueo de 50 a?os", dice, pero de la que "el pueblo cubano sabr¨¢ salir adelante con libertad". "Ya es hora de que haya reformas", concluye.
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