Esp¨ªritu ol¨ªmpico
"?Vamos a empezar a dar hostias, por favor!". La frase, pronunciada ayer con extrema correcci¨®n durante un tiempo muerto por un miembro de nuestra derrotada selecci¨®n de balonmano -Islandia ya nos ganaba por cinco goles de ventaja, y pese a las hostias la cosa termin¨® igual-, encarna el peor esp¨ªritu ol¨ªmpico que parece inundarnos estos d¨ªas. La cosa, al parecer, ya no va de participar sino de dar hostias.
Si a Georgia se le escapa una hostia en Osetia, Rusia responde con una tunda de hostias en Gori. Si un peri¨®dico inmundo da hostias gratuitamente a Spanair y a todos sus profesionales travisti¨¦ndose de Woodward y Bernstein sin esperar a contrastar las causas del accidente y atribuy¨¦ndolo a la crisis que sufre la compa?¨ªa, las televisiones no quieren ser menos y la toman a hostias con el espectador y el buen gusto.
Hemos visto telediarios enteros dedicados a analizar el dolor de las v¨ªctimas provincia por provincia, rondas infinitas de "im¨¢genes exclusivas de v¨ªdeoaficionados", conexiones en directo con locutores imberbes que un d¨ªa hablan de "una mujer con el 45% del cuerpo calcinado" y al siguiente cambian al "71% del cuerpo quemado", r¨®tulos que rezan "Spanair justifica el despliegue" (en vez del despegue). Nos dicen que "la ¨²nica prioridad ahora son las v¨ªctimas", sin pararse a pensar que quiz¨¢ las v¨ªctimas y sus familiares no habr¨ªan deseado copar de esa manera tan excesiva y macabra las noticias del d¨ªa.
Como suele decir Angelito Harguindey, "sutil de cojones".
Pero, en fin, ya se sabe que no s¨®lo es agosto sino que el estilo web manda mucho en la informaci¨®n moderna: lo inmediato y sin confirmar, lo f¨¢cil y lo cutre, la l¨¢grima y el exabrupto -"??A mi padre no le dejaron bajarse!!"-, el viejo sensacionalismo disfrazado de "historia humana", incluso el mero rumor lanzado por un "lector" an¨®nimo -uno afirm¨® en una web el d¨ªa del accidente que ese mismo aparato hab¨ªa tenido ya problemas en ese mismo motor s¨®lo tres d¨ªas antes- son en este momento los reyes del mambo.
Lo bueno es que para liarse a hostias hace falta que dos tengan ganas. De manera que siempre podremos hacer como hicieron los islandeses con nosotros ayer. Esquivar las hostias, meter un par de goles al contraataque, y esperar a que escampe la tormenta de juegos, hipocres¨ªa e inmundicia.
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