'Pesca¨ªto' frito con mucha guasa
Recuerdos fenicios y de la primera Constituci¨®n espa?ola. Sesiones de 'dj's en La Canela Baluarte, tortillitas de camarones en la plaza de las Flores y toda la gracia del mundo. As¨ª es C¨¢diz
La sensaci¨®n es rara. Uno no es nada ante este oc¨¦ano Atl¨¢ntico verde, azul, gris. Mucho menos ante C¨¢diz, andaluza y habanera como ella sola. La capital que presume de ser la ciudad m¨¢s antigua de Occidente (no hay obra en el centro que no descubra alg¨²n resto fenicio) muestra m¨¢s alegr¨ªa y ruido en verano. Y m¨¢s luz en su centro sombr¨ªo. Direcci¨®n: sur.
10.00 Tras el rastro de 'La Pepa'
De Madrid a C¨¢diz, cinco horas en tren. Si se elige esta opci¨®n, el visitante se bajar¨¢ en el meollo: el puerto a la derecha, y el centro, a veces destartalado, a ratos distinguido, a la izquierda. El aeropuerto m¨¢s cercano es el de Jerez, pero la opci¨®n m¨¢s po¨¦tica es llegar por mar desde El Puerto de Santa Mar¨ªa en el cl¨¢sico vaporcito, el Adriano III (muelle de la avenida de Bajamar, s/n; 629 46 80 14). Con el runr¨²n del agua, la ciudad aparece blanca y embelesada. Pies en tierra y a caminar en direcci¨®n a la plaza de Espa?a -
(1), donde se ubica el monumento a la Constituci¨®n de 1812, La Pepa. En la colonial plaza de Mina, el Museo Provincial
(2) (956 20 33 71; lunes, cerrado) y sus piezas sagradas, dos sarc¨®fagos fenicios. A tres pasos est¨¢ el Museo de las Cortes (3)
(Santa In¨¦s, 9; 956 22 17 88), que explica con documentos originales la gestaci¨®n de La Pepa, cuyo bicentenario se celebra en 2012.
12.00 Sol habanero
Callejear es una delicia. A estas alturas, el visitante se habr¨¢ dado cuenta de que esta urbe tiene un centro dieciochesco. El terremoto de Lisboa de 1755 destruy¨® lo que hab¨ªa antes. Caminamos de la plaza de San Francisco
(4), elegante sin alharacas, a la plaza de San Juan de Dios -
(5), donde saluda el Ayuntamiento, de estilo neocl¨¢sico, frente al puerto. No suenan campanas, pero la se?ora catedral est¨¢ de espaldas al mar. Refleja los brillos en su c¨²pula dorada. Neocl¨¢sico, pero con mucha carga barroca. El calor se sobrelleva con las rachas de aire marino. Uno se puede tumbar en el pretil y sentirse como en la pel¨ªcula de James Bond Muere otro d¨ªa. Su director utiliz¨® C¨¢diz como si fuera La Habana. Y atest¨® de actores el Campo del Sur (6), este sereno paseo de casas castigadas por la humedad.
13.30 Freidur¨ªas y vista de p¨¢jaro
Despu¨¦s de una an¨¦cdota peliculera bajo el sol, es una obligaci¨®n buscar la sombra y llegar a la plaza de las Flores (7), donde est¨¢ la cl¨¢sica freidur¨ªa de pescado Las Flores (956 22 61 12). Ideal para un tentempi¨¦ de caz¨®n, chocos y tortillitas de camarones. Justo a la derecha, se accede a la calle de Columela, arteria comercial por excelencia. ?De d¨®nde sale tanta gente? Ni idea. Subiendo por Sacramento, parada en la torre de Tavira
(8) (Marqu¨¦s del Real Tesoro, 10; 956 21 29 10), la m¨¢s importante de la decena de torres vig¨ªas del siglo XVIII, con una c¨¢mara oscura desde la que se observa la ciudad a vista de p¨¢jaro.
15.00 Tapas rejuvenecidas
El est¨®mago se deja escuchar. Es necesario salir pitando a La Gorda Te Da de Comer
(9) (General Luque, 1; 956 28 94 93). El nombre del bar enga?a. Dentro no existe ninguna se?ora rolliza, sino varios j¨®venes que experimentan con la tradici¨®n y la novedad. Por ocho euros se sale comido. No hay que dejar de probar las berenjenas con miel de ca?a o las tostas de queso de cabra con mermelada de tomate.
Caminar a esta hora, por lo general, es un gusto. Si no sopla viento de levante, perfecto: no har¨¢ calor. Un poco de poniente ser¨ªa lo ideal. Dejemos los vientos tranquilos, que ya ellos solos se encargan de enloquecer a los gaditanos. Entre adoquines y fachadas color crema y miel, se llegar¨¢ a la calle Ancha (10) (cuyo nombre resulta irrisorio), donde se encuentra la casa natal de Manuel de Falla. En la misma v¨ªa nos espera un helado artesanal en Los Italianos (956 22 18 97). La fama la tiene ganada a pulso.
16.30 Modernos contemplativos
Otra vez a estirar las piernas y cruzar la esf¨¦rica plaza de San Antonio, con sus edificios colocados como para que el turista dispare la c¨¢mara. De ah¨ª a la Alameda de Apodaca (11), que bordea las murallas que dan a la bah¨ªa. All¨ª mismo se encuentra La Canela Baluarte, un multiespacio donde los modernos leen alg¨²n libro de la biblioteca o asisten a una dj session. Una idea: apoyarse sin mirar el reloj en estas murallas que sirvieron de modelo para los baluartes defensivos de ciudades como La Habana o San Juan de Puerto Rico.
18.30 Una playa aut¨¦ntica
La Alameda desemboca en otra sorpresa: el cuidado parque Genov¨¦s, con sus ¨¢rboles recortados con formas imposibles. Caminando, caminando, se llega a lo que a¨²n no se ha visto: la playa. Es La Caleta - (12)
marinera, obrera y orgullosa, con las familias sentadas en corro y los ni?os jugando. La flanquean dos castillos, el de Santa Catalina (Campo de las Balas; 956 22 63 33) y el de San Sebasti¨¢n. El primero se puede visitar. Con tanto sol, se impone una cerveza alemana en Gottinga (plaza del Mentidero, 15; 856 07 05 80). Cerca queda el neomud¨¦jar teatro Falla
(13), coliseo del carnaval cada febrero. Aunque en esta ciudad guasona los carnavaleros saltan a cada paso en cualquier ¨¦poca. La frase ocurrente es el pan diario. Si quedan fuerzas para ir de compras, se puede echar un vistazo en dos tiendas. Propuestas: Ars¨¦nico (C¨¢novas del Castillo, 20; 956 22 81 22) y Absolut (Rosario, 10). La primera tiene marca propia, Ars¨¦nico sin Compasi¨®n, que incluye complementos vintage. La segunda es el para¨ªso de las zapatillas.
21.00 Cena para todos
Hablando de ropa, las mangas largas pueden aliviar del fresco nocturno. En el marinero barrio de La Vi?a (14) -todo cal, arte y macetas- pueden hacer falta. Imprescindible pedir caballas con piri?aca, una especie de ensalada de tomates, pimientos y cebolla picados, en Ca Felipe (plaza del T¨ªo de la Tiza, s/n. 956 22 21 25). Si se quiere algo m¨¢s sofisticado, El Balandro (Alameda de Apodaca, 22; 956 22 09 92), con productos de la tierra y recetas con una vuelta de tuerca.
23.00 Copas y piedras romanas
La cena se puede reposar con el pellizco de la historia. Fenicios, p¨²nicos, romanos y ¨¢rabes habitaron El P¨®pulo - (15)
hoy con la cara lavada despu¨¦s de a?os de degradaci¨®n. El teatro romano, la catedral vieja y los arcos de piedra se codean con bares de estilo bohemio. El decano es el Pay Pay (Silencio, 1; 956 25 25 43), un antiguo lupanar reconvertido en garito con actuaciones de cantautores y de cualquier cosa. El Archivo de Indias (16) (San Antonio Abad, 8) y el Pasaje Genov¨¦s
(17) (San Antonio Abad, 6), que parecen sacados del siglo XIX, dan lustre al barrio. Y, por supuesto, El Sebl¨®n, ideal para picar algo (Posadilla, 4; 956 26 58 39). Seguir con el jaleo indica acercarse a El Hoyo (calle del Beato Diego de C¨¢diz), cl¨¢sico templo del pop rock indie. En invierno, esta v¨ªa est¨¢ a rebosar, pero en verano la movida se traslada a los aleda?os de la plaza del Ingeniero La Cierva (18)
junto al paseo mar¨ªtimo. Una ¨²ltima imagen: volver la vista cuando se cruce el puente de Carranza. El oc¨¦ano Atl¨¢ntico, con su inmensidad, volver¨¢ a estremecer.
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