Notting Hill celebra el mestizaje
Arranca en Londres el gran carnaval que sepult¨® los conflictos raciales de hace 50 a?os
Agosto de 1958. Notting Hill, la barriada de casas destartaladas, basti¨®n de una clase trabajadora blanca que acogi¨® con aprensi¨®n la llegada de los nuevos inmigrantes, era rebautizada como El Harlem de Londres. A la manera del profundo sur de Estados Unidos, los carteles con la misiva no coloureds (vetada la entrada a la gente de color) pend¨ªan de las puertas de muchos pubs, de las ventanas de las habitaciones de alquiler.
Cincuenta a?os despu¨¦s, el clima ingl¨¦s se mostr¨® ayer ben¨¦volo en el arranque del carnaval de Notting Hill, una eclosi¨®n callejera de color y m¨²sica que ilumina los veranos de Londres desde hace m¨¢s de cuatro d¨¦cadas, con su infinita gama de ritmos, desfiles de lentejuelas y puestos de comida ¨¦tnica. La cita se presenta como una celebraci¨®n de la diversidad, nacida de las tradiciones culturales y sociales de los afrocaribe?os, aquella comunidad que logr¨® conferir su alma a ese deprimido enclave del oeste de la ciudad. Durante los dos d¨ªas se prev¨¦ que asistan 750.000 visitantes.
En 1958 hubo una cadena de ataques de j¨®venes blancos contra la comunidad caribe?a
La polic¨ªa ha instalado detectores de metales para disuadir al que quiera llevar un arma
El perfil tur¨ªstico de Londres quiz¨¢ haya diluido las verdaderas esencias de un festejo que naci¨® con esp¨ªritu reivindicativo, la respuesta a la discriminaci¨®n racial que sufrieron decenas de miles de inmigrantes procedentes de Jamaica, Trinidad y otras ex colonias al llegar al pa¨ªs en los cincuenta. Para el visitante, el barrio encarna una de las zonas m¨¢s trendy (de moda), aquella por la que pululaba Hugh Grant a la caza de Julia Roberts en Notting Hill, la pel¨ªcula de Richard Curtis (1999). Frente a esa imagen de sofisticaci¨®n, los habitantes m¨¢s veteranos todav¨ªa rememoran que el barrio fue hace medio siglo escenario de uno de los peores disturbios en la historia del Reino Unido, surgidos del rechazo al extranjero, al negro.
"Ten¨ªa entonces 14 a?os y recuerdo una atm¨®sfera de sospecha, indiferencia o abierta hostilidad. Si te dirig¨ªas a un blanco, te arriesgabas a la ofensa o a la agresi¨®n f¨ªsica", explica el escritor de origen caribe?o Mike Phillips. Una serie de confrontaciones raciales en otros puntos acab¨®, en agosto de 1958, por contagiar a esa olla en ebullici¨®n que era Notting Hill, con una cadena de ataques perpetrados por bandas de j¨®venes blancos contra la comunidad caribe?a, que respondi¨® con c¨®cteles molotov. De aquella explosi¨®n de violencia naci¨® la resoluci¨®n de castigar con contundencia los cr¨ªmenes raciales, expresada en una nueva legislaci¨®n (la Race Relations Act).
Tambi¨¦n, el deseo de cerrar las heridas sociales. Una mujer oriunda de Trinidad, Claudia Jones, fue la encarnaci¨®n de ese empe?o. Era editora de la influyente West Indian Gazette, y en enero del a?o siguiente organiz¨® el primer festival caribe?o de Londres. El evento naci¨® circunscrito a un recinto cerrado en Saint Pancras, pero supuso el germen para la instauraci¨®n, seis a?os m¨¢s tarde, de un carnaval en las calles de Notting Hill. "No era realmente un festival. Reun¨ªamos a los ni?os del barrio para organizar un peque?o desfile y cada uno tra¨ªa algo para comer", recuerda el periodista y director Ishmail Blagrove sobre una fiesta popular que ha llegado a convertirse en el mayor festival callejero de Europa.
Todos reconocen hoy el ¨¦xito del carnaval como reflejo del rostro multicultural de Londres. Y la tentaci¨®n del mundo oficial por apropiarse del evento resulta obvia. El nuevo alcalde de la ciudad, el conservador Boris Johnson, es el promotor del lema de esta 44? edici¨®n, Bienvenida al Mundo, un recordatorio de que la ciudad ha recibido la antorcha ol¨ªmpica para celebrar los Juegos de 2012. Pero lo importante es el propio carnaval. Hoy lunes ser¨¢ el d¨ªa grande, con un desfile de vistosos trajes y m¨¢scaras (conocidas por el acr¨®nimo Mas) a cargo de 64 bandas, que recorrer¨¢n un tramo de cinco kil¨®metros, abarrotado de gente, m¨²sica y juerga.
Cinco toneladas de pollo, una de arroz y de guisantes, 16.000 cocos y otros tantos litros de ron jamaicano ser¨¢n consumidos en los tres centenares de puestos callejeros. Todo ello al son del calipso, reggae, house, garage y un vast¨ªsimo repertorio musical -no s¨®lo caribe?o- que tiene su epicentro en los famosos soundsystems. Ese invento nacido en los suburbios de Kingstone (Jamaica) hace medio siglo como un chiringuito musical, una suerte de precaria pista de baile con un equipamiento t¨¦cnico casero, es hoy objeto de pugnas por obtener una licencia para hacerse con un rinc¨®n en el carnaval. Ah¨ª se forjaron reputados dj's, como Don Letts o Norman Ray. La presente edici¨®n alojar¨¢ 38, una cifra que el legendario Duke Vin contempla con sorna: "Cuando llegu¨¦ al barrio, los locales se contentaban con ir al pub, pero eso no era para m¨ª". Por eso promovi¨®, en 1956, el primer soundsystem en tierras inglesas.
Ha habido para esta edici¨®n de Notting Hill un impresionante despliegue de seguridad, miles de agentes que velan para que la fiesta no se desmadre. A ra¨ªz de la reciente oleada de violencia entre bandas juveniles, la polic¨ªa ha instalado detectores de metales a lo largo de la ruta del desfile para disuadir a todo aquel que pretenda portar un arma.
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![J¨®venes bailan por las calles de Notting Hill durante la primera jornada del carnaval.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/R27VHSYJBEXCTVMXQAQGR24XUU.jpg?auth=ba7fe7b6cf9295846cf069f2757584e9fb5e4e3d335d4c2d0451d2f6a7d85fc9&width=414)
![A la izquierda, polic¨ªas cachean en septiembre de 1958 a un hombre en Talbot Road durante las algaradas. A la derecha, j¨®venes bailando ayer en la primera jornada del carnaval.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/765OG3M4PKHQYUWW6IHECKFOFI.jpg?auth=76c7fa3f92074ac61d43f37eb3015ee56d6bb5c9b0e4091f88af383c6da5af14&width=414)
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