D?A 26
Est¨¢bamos el hombre invisible y yo en el descampado, intentando volar una cometa que le han regalado los viejos, cuando veo al enano agacharse y coger algo del suelo. Me fijo y resulta que el algo del suelo era la bellota de has. ?Pero qu¨¦ hace esto flotando en el aire?, digo, al tiempo que se la arranco de la mano con el gesto del que caza una mosca. ?Qu¨¦ es eso?, pregunta ¨¦l. ?No lo ves?, digo yo, una cagada de cabra. Si aqu¨ª no hay cabras, dice ¨¦l. Hay cabras, digo yo, pero son invisibles, como t¨². El chaval se queda mosqueado y al poco ataca de nuevo. ?Y por qu¨¦ est¨¢ envuelta en pl¨¢stico? Porque las cabras invisibles son muy limpias, digo, plastifican la mierda para que no manche. ?Y por qu¨¦ te la guardas en el bolsillo?, insiste. Porque me sale de los cojones, le contesto, y levanta un poco la cometa a ver si conseguimos que vuele de una puta vez.
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Pero la cometa dice que no. Entonces le digo al hombre invisible que me espere un momento, que voy a mear, y me meto en casa, me encierro en mi cuarto, me l¨ªo un peta y le doy una calada que ni me llego a tragar porque en ese instante, s¨®lo con el olor del has, lo veo todo claro. Total, que apago el peta, lo escondo, abandono mi habitaci¨®n, me interno en el pasillo (no hay moros en la costa) y entro sigilosamente en el dormitorio de los viejos. A continuaci¨®n abro el caj¨®n de la mesilla de mi viejo e introduzco la bellota, por experimentar. Luego salgo de casa, y vuelvo al descampado donde, lo creas o no, el hombre invisible ha conseguido que la cometa se eleve y est¨¢ que no se lo cree, no le sale la voz de la emoci¨®n. Bien hecho, chaval, le digo, l¨¢stima que no te pueda ver para darte una palmada en la chepa. Y el t¨ªo dice la tengo aqu¨ª, aqu¨ª, se?al¨¢ndosela. ?Aqu¨ª?, digo poniendo mi mano sobre su coco. No, no, m¨¢s abajo, dice ¨¦l. Total, que al fin hago como que se la encuentro y le atizo un par de golpes y el t¨ªo tan feliz. La cometa se contonea en el cielo como una t¨ªa pija.
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