Oc¨¦anos en el precipicio
El cambio clim¨¢tico, la sobrepesca, la contaminaci¨®n y el desconocimiento social est¨¢n llevando a muchos ecosistemas marinos a una situaci¨®n l¨ªmite
Una tienda de recuerdos de playa parece un sitio inocuo, incapaz de poner a nadie de mal humor. Excepto si el cliente es el ocean¨®grafo Carlos Duarte, profesor del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC), presidente de la Sociedad Americana de Limnolog¨ªa y Oceanograf¨ªa, y premio nacional de Investigaci¨®n 2007. Duarte fotografi¨® esta semana el escaparate de uno de estos -para ¨¦l- templos del horror, para mostrar el motivo de su enfado. Los restos de especies amenazadas como el Tridachna gigas, un bivalvo gigante del Indopac¨ªfico; el Strombus gigas, un caracol del Caribe, y varios corales aparecen en perfecta fila. Baratos souvenirs de verano, car¨ªsimas desgracias ambientales. "Las especies amenazadas se exhiben con total impunidad en tiendas de todo el mundo. Despu¨¦s de todo, ?qui¨¦n sabe que es Tridachna gigas?", se lamenta Duarte.
Un tercio de las especies de corales est¨¢ al borde de la extinci¨®n
Pero la cosa va mucho m¨¢s all¨¢. Para ¨¦l y otros muchos investigadores, el desconocimiento social y cient¨ªfico agrava a¨²n m¨¢s problemas como la sobrepesca, el cambio clim¨¢tico y la contaminaci¨®n, que est¨¢n llevando a muchos ecosistemas marinos a una situaci¨®n l¨ªmite. Y tras la alerta, una advertencia: la vida de la humanidad y la de los oc¨¦anos corren paralelas, y muy juntas.
El mensaje Salvemos los oc¨¦anos no es nuevo. Pero resuena cada vez m¨¢s alto. En los ¨²ltimos meses se solapan los informes alarmantes. Y no es casualidad. Los expertos en ciencias marinas sienten la necesidad de llamar la atenci¨®n, admite Duarte. "Hay evidencias de que hemos llegado a puntos de no retorno".
Hace unas semanas, Jeremy Jackson, veterano investigador estadounidense, publicaba en la revista PNAS una revisi¨®n sobre los ecosistemas marinos. Entre sus conclusiones est¨¢ la predicci¨®n de que la sobrepesca llevar¨¢ a la extinci¨®n a las especies comestibles y tendr¨¢ un efecto indirecto sobre toda la cadena alimentaria. Adem¨¢s, las llamadas zonas muertas, en las que la falta de ox¨ªgeno impide el desarrollo de la fauna marina, se extender¨¢n cada vez m¨¢s a lo largo de la costa, y las corrientes, alteradas por el cambio clim¨¢tico, modificar¨¢n los ciclos de nutrientes.
Jackson menciona los efectos combinados de la destrucci¨®n del h¨¢bitat, la sobrepesca, el calentamiento, la acidificaci¨®n de los oc¨¦anos y la p¨¦rdida de nutrientes entre los principales culpables de una r¨¢pida transformaci¨®n de ambientes antes ricos y complejos, con intrincadas redes ecol¨®gicas, en ecosistemas sencillos dominados por microorganismos, algas t¨®xicas y medusas.
"Las cosas est¨¢n empeorando muy r¨¢pido", dice Jackson. "Es, como el cambio clim¨¢tico, un problema que hemos ignorado durante mucho tiempo. La situaci¨®n de los oc¨¦anos podr¨ªa ser incluso peor, porque en muchos sentidos estamos muy cerca del precipicio".
El pasado febrero, Science publicaba un 'Mapa global del impacto humano en los ecosistemas marinos'. Muestra que en m¨¢s del 40% de los oc¨¦anos, la acci¨®n humana tiene un impacto alto, mayor del esperado. Uno de los mares m¨¢s afectados es el Mediterr¨¢neo.
Entre los ecosistemas m¨¢s fr¨¢giles est¨¢n los corales. Un reciente estudio publicado en Science indica que est¨¢n m¨¢s amenazados de lo que se cre¨ªa. Un equipo de expertos dirigido por Kent Carpenter, de la Uni¨®n Mundial para la Naturaleza (IUCN), ha evaluado el estado de conservaci¨®n de las 845 especies conocidas de corales que construyen barreras y viven en simbiosis con algas. Concluyeron que alrededor de un tercio est¨¢ en riesgo de extinci¨®n. Las causas: los contaminantes, la pesca destructiva y el calentamiento. Dentro de s¨®lo unas generaciones, bucear entre barreras coralinas ser¨¢ un raro lujo.
Todos estos resultados se agravan por dos cuestiones. Una es que, pese a todo, a¨²n se sabe muy poco sobre lo que pasa en los mares. El universo microbiol¨®gico marino est¨¢ muy poco explorado, y los investigadores tienen el temor no s¨®lo de que muchos seres desaparezcan antes de haber sido estudiados, sino de que unas pocas naciones comiencen a explotarlos por su cuenta. Naciones Unidas ya ha creado un grupo de trabajo al respecto.
La otra preocupaci¨®n a?adida es que se destinan muchos m¨¢s fondos a investigar sobre la tierra que bajo el agua. El Panel Intergubernamental para el Cambio Clim¨¢tico (IPCC) incluy¨® en su ¨²ltimo informe s¨®lo 85 cambios biol¨®gicos relacionados con el calentamiento detectados en ecosistemas marinos, frente a 28.500 terrestres. Y eso, cuando hay evidencias de que los organismos marinos podr¨ªan estar reaccionando al cambio clim¨¢tico a¨²n m¨¢s r¨¢pido que las especies terrestres.
Pero los ocean¨®grafos piden, adem¨¢s de fondos, medidas pol¨ªticas: crear reservas marinas, respetar la regulaci¨®n sobre pesca, combatir los vertidos de fertilizantes, aplicar seriamente las medidas para reducir emisiones de gases y promover medidas de conservaci¨®n a escala local. No parece haber otra receta para salvar los oc¨¦anos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.