Saqueos que acaban en tragedia
La perforaci¨®n de oleoductos para robar combustible se ha convertido en una pr¨¢ctica habitual en algunos pa¨ªses productores de petr¨®leo. Los mejores especialistas en este tipo de escamoteo son los nigerianos. Y no siempre se les da demasiado bien. Los sabotajes en el delta del r¨ªo N¨ªger, al sur del pa¨ªs, han acabado en muchas ocasiones con miles de muertos, dada la peligrosidad del material inflamable y vol¨¢til que transportan los oleoductos. El resultado suele ser que poblados o barrios enteros desaparecen abrasados por las llamas.
Unas de las ¨²ltimas masacres producidas despu¨¦s de uno de estos robos fue la de diciembre de 2006 en Lagos, la capital econ¨®mica. Unas 500 personas murieron calcinadas en aquella ocasi¨®n como consecuencia del incendio registrado en un oleoducto saqueado. Este tipo de vandalismo es frecuente en Nigeria, primer productor de petr¨®leo en el continente africano, con una media de 2,6 millones de barriles diarios. Poco antes de aquel saqueo en Lagos, la Corporaci¨®n Petrolera Nacional Nigeriana public¨® un informe que hablaba de m¨¢s de 2.000 saqueos en los cinco a?os previos.
Pese a ser uno de los principales productores de petr¨®leo, los nigerianos sufren con frecuencia escasez de combustible debido a problemas de corrupci¨®n e infraestructuras deficientes. Los delincuentes venden en el mercado negro el combustible que roban de los oleoductos. Las instalaciones tambi¨¦n suelen ser saboteadas por grupos tribales que mantienen disputas con las multinacionales petroleras que operan en la regi¨®n.
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