El urbanismo no es para el verano
Las excavadoras del Ayuntamiento de M¨¢laga han convertido en escombros la Casona de la Virreina, una casa-palacio del siglo XIX que un rico indiano levant¨® hace un centenar de a?os en un privilegiado enclave de la ciudad. El edificio fue adquirido en el a?o 2000 por el consistorio y apenas un a?o despu¨¦s se anunci¨® su recuperaci¨®n inminente. Ni que decir tiene que nunca se hizo nada por evitar que el inmueble se desplomara, y lo ¨²nico inminente -despu¨¦s de ocho a?os de dejadez municipal- era su declaraci¨®n de ruina. Ante las cr¨ªticas por la desaparici¨®n de este vestigio de la M¨¢laga burguesa del siglo XIX, el alcalde, Francisco de la Torre, -que anunci¨® en plena campa?a electoral su rehabilitaci¨®n para darle un "uso social"- ha tenido una curiosa respuesta: se va a realizar una copia exacta. Un edificio "calcado".
El urbanismo, como las bicicletas, no es para el verano. El derribo de este inmueble se produc¨ªa quince d¨ªas despu¨¦s de la aprobaci¨®n del Plan General de Ordenaci¨®n Urbana. Un plan que consagra la transformaci¨®n en pisos de los ¨²ltimos suelos industriales de la ciudad, y que contempla la desaparici¨®n de la f¨¢brica de tel¨¦fonos de Citesa, la de amoniaco, la T¨¦rmica o el solar que alberg¨® los antiguos dep¨®sitos de Repsol y donde un d¨ªa se proyect¨® un gran parque. Ocurrir¨¢ lo mismo que pas¨® con la f¨¢brica de Tabacalera o con los de la antigua textil Intehorce. Sobre todos estos espacios se levantar¨¢n ahora edificios de gran altura, torres de una veintena de plantas que el alcalde se enorgullece diciendo que dar¨¢n la imagen de una ciudad m¨¢s moderna.
Este nuevo PGOU recoge 12 convenios urban¨ªsticos, entre ellos los que afectan a estas empresas, que certifican cambios de calificaci¨®n de suelo o aumentos de edificabilidad. En ellos se contemplan m¨¢s de 5.300 nuevas viviendas. Y quiz¨¢s, la cifra se asemeje al n¨²mero de trabajadores que llegaron a tener en su d¨ªa estas empresas. En definitiva, la ciudad levantar¨¢ pisos donde en el pasado hubo puestos de trabajo. Y con ello, el consistorio engordar¨¢ sus arcas con m¨¢s de 200 millones de euros, una peque?a suma comparada con las que obtendr¨¢n, vendiendo estos terrenos recalificados, algunas de las empresas que cerraron sus instalaciones y despidieron a sus trabajadores, como fue el caso de la multinacional Altadis con Tabacalera.
El nuevo PGOU de M¨¢laga acomete una importante "desamortizaci¨®n" industrial. Hace tiempo que desaparecieron los ¨²ltimos vestigios de una burgues¨ªa emprendedora que logr¨® a mediados del siglo XIX hacer de la capital malague?a una ciudad industrial. El nuevo ordenamiento urban¨ªstico echa el cierre a otra etapa, esa que se abri¨® en la d¨¦cada de los 60, auspiciado por los planes de desarrollos y los polos industriales franquistas, y que atrajo a un buen n¨²mero de empresas a la capital de la Costa del Sol. Hoy desaparecidas casi todas ellas y sus terrenos pendientes de albergar pisos y m¨¢s pisos, la econom¨ªa malague?a se arroja b¨¢sicamente al turismo y a la construcci¨®n, acrecentando su cada d¨ªa mayor dependencia de ambos sectores.
En M¨¢laga, asociado a la palabra industrial apenas quedan los pol¨ªgonos, abandonados por las administraciones y todos en un estado lamentable, y el Parque Tecnol¨®gico de Andaluc¨ªa (PTA), un oasis en medio del p¨¢ramo de f¨¢bricas. Con una notable diferencia, adem¨¢s, en cuanto a apoyo institucional. Mientras algunas de estas recalificaciones de suelo industrial para convertirlos en residencial se han tramitado en semanas, la ampliaci¨®n del PTA lleva acumulado diez a?os de tr¨¢mites urban¨ªsticos. Quiz¨¢s por ello, dentro de algunos en a?os, para ver una f¨¢brica en M¨¢laga el Ayuntamiento tendr¨¢ que levantar una copia exacta. Tan exacta como la copia de la Casona de la Virreina que De la Torre ha prometido levantar donde acaba de tirar la que ya exist¨ªa.
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