Los f¨¢rmacos antipsic¨®ticos tienen m¨¢s riesgos en ni?os y j¨®venes
La incidencia de efectos secundarios como la obesidad es mayor que en adultos
El uso de antipsic¨®ticos de segunda generaci¨®n entre ni?os y adolescentes se ha multiplicado casi por seis en los ¨²ltimos 10 a?os. Se prescriben por igual a ni?os y adultos para tratar enfermedades mentales graves como la esquizofrenia o el trastorno bipolar. Sin embargo, estos f¨¢rmacos presentan m¨¢s efectos secundarios cuando se administran en ni?os y adolescentes. Los que los toman, engordan m¨¢s que los adultos y sufren m¨¢s trastornos del sistema motor, es decir, movimientos involuntarios.
?sta es la conclusi¨®n de dos estudios realizados por el equipo de Celso Arango, jefe de secci¨®n de la Unidad de Adolescentes del hospital general universitario Gregorio Mara?¨®n y director del CIBER de Salud Mental, en los que han participado un total de 250 ni?os y adolescentes. Los resultados fueron presentados ayer por el investigador en el 21? Congreso de la Sociedad Europea de Neuropsicofarmacolog¨ªa, que este a?o se celebra en Barcelona.
"La fisiolog¨ªa de los menores es diferente de la de los adultos", explica Arango. Los tres f¨¢rmacos estudiados, la risperidona, la quetiapina y la olanzapina, son los m¨¢s utilizados para tratar la esquizofrenia y el trastorno bipolar. Su impacto sobre el metabolismo provoca que los ¨ªndices de masa corporal y los niveles de colesterol aumenten en la mitad de pacientes. "En algunos, casos el ni?o gan¨® hasta 15 kilos de peso en seis meses, un 50% m¨¢s de lo que un adulto podr¨ªa ganar al tomarlos", explica Arango. "El problema es que el ni?o obeso ser¨¢ un adulto obeso. Y hay que considerar tambi¨¦n el efecto psicol¨®gico, porque la obesidad afecta a la percepci¨®n y la autoestima. Se trata de hacer una ecuaci¨®n entre riesgos y beneficios", a?ade.
El consumo de psicof¨¢rmacos en ni?os y adolescentes ha aumentado porque tambi¨¦n se utilizan con frecuencia para tratar trastornos del comportamiento como la hiperactividad o la agresividad, a pesar de que, seg¨²n Arango, "su seguridad para otras patolog¨ªas no est¨¢ demostrada. Se han percibido como muy seguros, pero hay que medir otros riesgos", afirma.
Los antipsic¨®ticos de segunda generaci¨®n se presentaron en los a?os noventa como m¨¢s eficaces que sus antecesores y con menos efectos secundarios, aunque esto s¨®lo se hab¨ªa comprobado en adultos. La FDA y la EMEA, las agencias del medicamento americana y europea respectivamente, tan s¨®lo han aprobado su uso infantil y adolescente para tratar la esquizofrenia y el trastorno bipolar. "En estos casos se requiere de un an¨¢lisis riguroso, pues es una poblaci¨®n m¨¢s vulnerable", afirma Arango. Los ensayos para la mayor¨ªa de medicamentos se realizan con poblaci¨®n adulta. Desde enero de 2008, la FDA y la EMEA obligan a las farmac¨¦uticas a realizar tambi¨¦n ensayos en menores.
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