"Si un proyecto no me sale en 20 minutos, va mal"
La cita es en su estudio, un precioso edificio con patio cercano a Campo dei Fiori. El arquitecto Fuksas est¨¢ en el ¨²ltimo piso, y para llegar a ¨¦l hay que recorrer varias oficinas llenas de j¨®venes; unos le dan al ordenador, otros trabajan a mano en las maquetas. Para subir de planta, el visitante se mete en una angosta plataforma rodeada de vidrio. En el estudio trabajan 80 personas, pero todo tiene el aire de un sue?o. As¨ª son los proyectos de este arquitecto visionario, que firma a medias con su mujer, Doriana, y cuyo estilo no se parece a ninguno, ni siquiera al suyo. Ser¨¢ una de las estrellas de la pr¨®xima Bienal de Venecia.
Tras ver las maquetas de obras en marcha (la Feria de Roma con la nube en el techo, el m¨¢gico aeropuerto de Zenchen, China; el auditorio de papel naranja en Estrasburgo, la torre de 220 metros en Tur¨ªn), Fuksas decide salir rumbo a Al Moro. Nos lleva el ch¨®fer en el Maserati. "Luca Cordero de Montezemolo me oblig¨® a comprarlo cuando construimos el cuartel general de Ferrari en Maranello", explica Fuksas, "pero yo no lo s¨¦ conducir, tengo un utilitario".
El gran arquitecto italiano a?ora una Roma cosmopolita y sin miedo
"?Car¨ªssimo m¨ªster Maximilian!", exclama al verle el due?o de la trattoria d¨¢ndole dos besos. Entre los parroquianos hay constructores y pol¨ªticos. La ministra Mara Carfagna est¨¢ en una mesa. Los tiburones del ladrillo romano parecen de otro planeta: simp¨¢ticos, rojos, juegan a las cartas con alegr¨ªa y critican al alcalde, Gianni Alemanno. Quiz¨¢ porque la ciudad eterna es intocable. "?Sab¨¦is cu¨¢ntos proyectos he hecho yo en Roma en 40 a?os?", les pregunta Fuksas de mesa a mesa. "Cero. Y ahora Alemanno quiere demoler todo lo que sea nuevo".
Empieza a llegar la comida. Los tomates con arroz "son exquisitos", "el pan es el mejor de Roma", y el camarero trae unos tallarines con coquinas "fabulosos" que no hemos pedido. Fuksas elige para acabar una lubina hervida. Con mahonesa hecha al momento: "?Engordemos!".
Nieto de un jud¨ªo ruso de Kaunas (Lituania), Fuksas est¨¢ muy preocupado por la inmigraci¨®n. "Hemos olvidado que hace 40 a?os todos ¨¦ramos pobres y felices", dice. "Todav¨ªa no hab¨ªamos terminado de construir el Estado cuando lleg¨® Europa. Ahora ha llegado la globalizaci¨®n, la gente se ha hecho cada vez m¨¢s individualista y tiene miedo. Miedo a perderlo todo, miedo a este mundo irracional y sin reglas, miedo a que no haya futuro, a tener hijos, a que en Italia no haya italianos".
Fuksas a?ora la Roma "l¨²dica, rural, multiclasista, creativa e imaginativa" de los sesenta y setenta. Pero a?ora m¨¢s todav¨ªa la Roma precat¨®lica. "Era una ciudad completa, cosmopolita, con calidad de vida, hedonismo, deporte, conversaci¨®n, cultura. Las personas cagaban juntas y comentaban la actualidad. Era una existencia sin pecado, mucho m¨¢s rica. El pecado es uno de los peores vicios de hoy".
El Chianti ha ca¨ªdo. Llega la fruta. "Ahora, los arquitectos ya no construimos casas. Construimos el aire. La atm¨®sfera. La emoci¨®n. Parece una chorrada. Pero la gente necesita emociones". ?Cu¨¢nto tarda en hacer un proyecto? "Veinte minutos. Si no, no sale bien. La creaci¨®n surge en la duermevela, en la l¨ªnea de sombra. Me toman por loco porque me interesa el aire, las manchas, los sue?os. Pero este mundo s¨®lo lo pueden arreglar los artistas".
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