El aut¨¦ntico padre de Hellboy
Mike Mignola, uno de los grandes del c¨®mic mundial, habla de su criatura favorita, el personaje que dio lugar a las dos millonarias pel¨ªculas de Guillermo del Toro
Hellboy es como un hijo para Mike Mignola (Berkeley, 1960). No s¨®lo porque naciera de sus pinceles, sino porque, entre sus personajes, es el que m¨¢s acapara espacio en la casa de este maestro del c¨®mic en Manhattan Beach (California), tranquila en su exterior, un infierno de monstruos y demonios en su interior.
"Veo el filme como el trabajo de otro. Mi Hellboy vive en un universo distinto"
"Me maravilla lo mucho que sigo queriendo a mi monstruo"
"Hay muchos c¨®mics cuya ¨²nica meta es convertirse en pel¨ªculas"
"Gracias al cine, las editoriales de tebeos se atreven a publicar m¨¢s cosas"
Estatuas, bustos, figuras y dibujos de Hellboy captan la atenci¨®n en un sal¨®n estilo g¨®tico lleno de libros, muchos de ellos de Sherlock Holmes, y de cuyas paredes cuelgan originales de Jack Kirby, Frank Frazzetta, Moebius y Richard Corben, sus ¨ªdolos en el mundo del c¨®mic. "Son autores que s¨®lo verlos te animan a dibujar", comenta Mignola. Su rostro, de blancura casi trasl¨²cida, delata el tiempo que pasa delante de una mesa de dibujo. "Es todo lo que hago".
La tremenda figura de Guillermo del Toro, imponente en cuerpo e intelecto, oculta al verdadero talento de Hellboy, ese hombre tan peque?o como transparente que es Mike Mignola. "Siempre se olvidan de m¨ª pero tampoco me importa tanto". Al director mexicano le gusta presumir de ser Hellboy, el antih¨¦roe de Hollywood salido del mundo del c¨®mic, pero Mignola se siente satisfecho sabi¨¦ndose el aut¨¦ntico padre de la criatura. ?l concibi¨® este monstruo mitad h¨¦roe mitad diablo hace unos 15 a?os a base de tinta, papel y un c¨®ctel de cuentos mitol¨®gicos. Del Toro les dio carne y hueso primero en 2004 y ahora con Hellboy II: el ej¨¦rcito dorado, que el pasado fin de semana, el de su estreno en Espa?a, se puso en primer lugar de la taquilla con casi dos millones de euros. "Su Hellboy mantiene el esp¨ªritu, aunque si corrigiera todas las incoherencias de su creaci¨®n me volver¨ªa loco", a?ade, purista. "Por eso prefiero ver la pel¨ªcula como el filme de otro. Mis personajes pertenecen a otro universo".
No lo dice como cr¨ªtica porque ha trabajado codo con codo en ambas producciones junto a Del Toro y est¨¢ encantado de poderle dar palmadas en la espalda al actor Ron Perlman maquillado como Hellboy, los cuernos afeitados y un pecho rojo como un pedernal asom¨¢ndose por su gabardina sin atar. "Es tan extra?o y fascinante ver a tu personaje hecho carne y hueso", a?ade. A Mignola le chirr¨ªa m¨¢s el amor de Hellboy por las cervezas o su inter¨¦s rom¨¢ntico por Liz Sherman (Selma Blair). "Por eso digo que ese infierno pertenece a Guillermo", recalca el artista.
Mignola comenz¨® a dibujar a principios de los ochenta. Entonces era un l¨¢piz de alquiler en la industria del c¨®mic estadounidense, donde los superh¨¦roes pasan de mano en mano. M¨¢s cercano al tebeo de autor europeo y deseoso de dibujar monstruos, Mignola decidi¨® inventarse su propia criatura: as¨ª naci¨® Hellboy, el investigador m¨¢s grande (en todos los sentidos) dedicado a actividades paranormales. Humor y horror, formas y sombras se aunaron en los tebeos de Hellboy, una obra que Mignola sigue considerando "la mejor muestra de mi arte" y a los que dedica "el 90%" de su tiempo. "Me maravilla lo mucho que sigo queri¨¦ndole. Trabajo en otras cosas, pero en cuanto traslado esas otras ideas al universo de Hellboy funcionan mucho mejor", comenta. En su opini¨®n, a¨²n le quedan otros 15 a?os por delante hasta que acabe con esta saga, al menos en el mundo del c¨®mic.
Mientras, el cine llama cada vez m¨¢s fuerte a su puerta. Mignola realiz¨® el storyboard para el Dr¨¢cula de Francis Ford Coppola y fue dise?ador de producci¨®n de Atlantis. Adem¨¢s, trabaj¨® como asesor gr¨¢fico en Blade II, donde coincidi¨® por primera vez con Del Toro. Admira del realizador ese toque "infantil" que trae a sus historias y su riqueza visual. "Guillermo asegura que funciona igual en Hollywood que en Europa. Pero yo sigo viendo una sensibilidad diferente cuando trabaja en castellano o para Estados Unidos". En cualquier caso, Mignola, que califica al mexicano de amigo, ha rechazado su ¨²ltima oferta de trabajo. Por orgullo personal. "Una semana de colaboraci¨®n en El hobbit es una semana menos para mis historietas, y yo prefiero emplearla en mi estudio. Todos sabemos que el 80%, como poco, de lo que haces en cine nadie lo ver¨¢ nunca".
Enamorado de pintores como Van Gogh, Edward Hopper o Goya, Mignola prefiere acercarse al cine como espectador. Sus cl¨¢sicos favoritos son La novia de Frankenstein, Domingo negro, La bella y la bestia de Cocteau o Nosferatu y Fausto, de Murnau. Y se alegra de lo que el cine ha supuesto para el mundo del c¨®mic, un arte en peligro de extinci¨®n hasta que Hollywood se interes¨® por el medio. "Un arma de dos filos. Aunque ahora las editoriales se atreven a publicar m¨¢s cosas a la espera de vender sus derechos al cine, tambi¨¦n hay muchos c¨®mics cuya ¨²nica meta es convertirse en pel¨ªculas. Y es dif¨ªcil hacer algo tan excitante como un largometraje", suspira dispuesto a volver a ocultarse tras su tablero.
Babelia
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