Vecindad con la Historia
Reci¨¦n terminada su gran exposici¨®n retrospectiva en el MOCA, Los ?ngeles, que resume cuarenta a?os de trabajo art¨ªstico -una muestra que hasta el pasado febrero pudo verse en el Whitney Museum, Nueva York-, Lawrence Weiner inaugura esta propuesta, pensada expresamente para M¨¢laga y su centro de arte. Los cuatro grandes textos y los tres dibujos-mapas no tocan directamente el problema de la inmigraci¨®n ni los variados registros de la alternancia de afinidades y rechazos que anudan las dos orillas del Estrecho. Adoptan, inteligentemente, un punto de vista m¨¢s general que se?ala M¨¢laga como punto de cita de culturas (fenicios, griegos, ¨¢rabes) que dejaron all¨ª su huella (del comercio de la sal a los cultivos en terrazas de la Axarqu¨ªa), camino abierto a C¨®rdoba, capital del califato, y lugar por tanto de idas y venidas, intrusiones y expulsiones, de los otros. En tal sentido, el t¨ªtulo de la exposici¨®n es significativo: Siempre y un d¨ªa sugiere, en efecto, una relaci¨®n permanente e inevitable de vecindad y mestizaje que combate la ilusi¨®n de las narraciones hist¨®ricas lineales y concibe el acontecer entre el eterno retorno y el regreso de lo reprimido.
Lawrence Weiner. Siempre y un d¨ªa
Centro de Arte Contempor¨¢neo de M¨¢laga Alemania, s/n. M¨¢laga. www.cacmalaga.org
Hasta el 26 de octubre
Temo que al resumir as¨ª la muestra no est¨¦ haciendo justicia a la obra de Weiner, aunque quiz¨¢ facilite las cosas al espectador. Weiner (Nueva York, 1942) rechaza cualquier restricci¨®n del sentido de la obra que pueda resultar impositiva. Ser¨ªa un comportamiento autoritario. De ah¨ª que sus textos se diferencien de la poes¨ªa tradicional y de las concepciones de la primera filosof¨ªa del lenguaje que tanto interes¨® a Kosuth. De la poes¨ªa tradicional se distancia porque no busca en el lenguaje la belleza ni la alusi¨®n cargada de ecos emocionales. Del primer Kosuth y de su reflexi¨®n sobre el significado se separa porque para Weiner el lenguaje es una trama sin l¨ªmite y en continuo crecimiento en la que nos movemos y con la que podemos hacer cosas, tanto el artista como el receptor. De ah¨ª que sus obras sean abiertas y busquen la intervenci¨®n del espectador. Tratar de reducirlas a cualquier significado fijo, intentar llevarlas a la univocidad, ser¨ªa traicionarlas.
Esta propensi¨®n a la intervenci¨®n del espectador plantea ciertos interrogantes sobre la muestra. Es evidente que las obras de Lawrence Weiner, los grandes textos en ingl¨¦s, castellano y ¨¢rabe, convierten la gran sala en un recinto de reflexi¨®n que no llega a alterar la traducci¨®n menos afortunada de alguna expresi¨®n. Es cierto que impulsan no s¨®lo a intervenir en el lenguaje sino a imaginar c¨®mo los entender¨¢ el otro sujeto de habla. Pero la trayectoria de Weiner, sus intervenciones en muy diversos soportes art¨ªsticos y el alcance que tiene en nuestra ¨¦poca el giro conceptual del arte, del que ¨¦l fue uno de sus iniciadores, son otras tantas razones para contextualizar de modo m¨¢s generoso la muestra, bien con algunos de sus v¨ªdeos, sus libros (que ¨¦l conceb¨ªa como obras) o con documentaci¨®n sobre su trabajo. Es una limitaci¨®n que tiene la muestra, a la que tampoco favorece demasiado convivir con los grandes lienzos encargados a Sorolla por la Hispanic Society que, aunque con entrada por la puerta lateral del centro, ocupan casi la mitad de ¨¦ste.
Pese a estas dificultades, la decisi¨®n de Weiner de abandonar su barco en alg¨²n canal de ?msterdam para intervenir en M¨¢laga ha sido m¨¢s que beneficiosa aunque siga siendo verdad que las cosas siempre pueden hacerse mejor. -
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