Alaska, petr¨®leo y subvenciones
Sarah Palin gobierna un Estado rico en recursos y en fondos federales
El buen expediente fiscal de Sarah Palin como gobernadora de Alaska no ha sido dif¨ªcil de conseguir: los ingresos de 2008, sostenidos por el petr¨®leo, superaron un 40% a las previsiones, lo cual ayuda a equilibrar el presupuesto. Pero Alaska sigue recibiendo m¨¢s de la administraci¨®n federal de lo que paga en impuestos. Hasta Hugo Ch¨¢vez, rico en recursos, se las arregla con menos dadivosidad.
Alaska recibe mucho m¨¢s del presupuesto federal de lo que sus ciudadanos pagan en impuestos: en 2005, por ejemplo, recibi¨® 1,84 d¨®lares por cada d¨®lar pagado. El beneficio neto obtenido por Alaska de la Administraci¨®n federal se disparaba a medida que aumentaba el poder de su veterano senador republicano Ted Stevens y del congresista Don Young: en 1995, cuando los republicanos obtuvieron por primera vez la mayor¨ªa en el Congreso, la raz¨®n recepciones-pagos en Alaska era de s¨®lo 1,21.
Palin no hizo mucho por mejorar la dependencia abusiva de Alaska de la ayuda federal, solicitando unas asignaciones de 200 millones de d¨®lares (138 millones de euros) en 2008, el mayor nivel per c¨¢pita de cualquiera de los Estados. Y una parte esencial de sus buenas intenciones de recortar el gasto, su oposici¨®n al notorio puente hacia ninguna parte se ha exagerado: lo apoy¨® en 2006, cuando parec¨ªa que el Gobierno federal lo financiar¨ªa, y s¨®lo lo ech¨® abajo cuando qued¨® claro que Alaska tendr¨ªa que pagarlo.
Pero dentro de Alaska su influencia ha sido grande. El gasto en su primer presupuesto, para el a?o fiscal 2008, se redujo un 6,3% respecto al a?o anterior, algo muy elogiable en un a?o de significativa inflaci¨®n, cuando los ingresos petrol¨ªferos de Alaska fueron un 55% superiores a lo previsto. Incluso para el a?o fiscal de 2009, sus solicitudes presupuestarias s¨®lo aumentaron un 4,5%, mientras que la inflaci¨®n actual en Alaska es del 5,6% y el crecimiento anual de la poblaci¨®n estatal es del 1,1%.
Palin tambi¨¦n hizo campa?a contra la corrupci¨®n en Alaska -Stevens, por ejemplo, est¨¢ sometido a un proceso de reposici¨®n por supuestas transgresiones de la ley ¨¦tica-, pero ella misma est¨¢ siendo objeto de inspecci¨®n. Aunque reducir la corrupci¨®n estatal desde niveles similares a los de Venezuela es un logro notable, eso no tiene necesariamente una buena traducci¨®n en Washington, donde la corrupci¨®n es menor.
Con sus enormes ingresos petrol¨ªferos, la falta de impuesto sobre la renta y dividendo anual para los habitantes (aumentado por Palin), Alaska es ya un para¨ªso fiscal que no necesita m¨¢s subvenci¨®n. Si es elegida vicepresidenta, deber¨ªa reconocer las dificultades de los otros 49 estados y ponerles fin, aunque produzca algo de ansiedad en su ciudad de residencia.
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