Cuando Coca-Cola quiso ser Pepsi o los dilemas del PSPV
La proliferaci¨®n de candidatos a la secretaria general del PSPV-PSOE ha dejado oscurecido, cuando no ha eliminado, cualquier debate sobre la ponencia de este partido para su pr¨®ximo congreso. C¨ªnicamente, se acostumbra a decir que este tipo de documentos no sirven para nada. No comparto esa idea. La ponencia de un partido siempre es una muestra del pensamiento socialmente dominante y un term¨®metro sobre la fortaleza y el estado de ¨¢nimo de un partido. De hecho, en el caso que nos ocupa, la ponencia es una manifestaci¨®n del aturdimiento (y casi ¨²nico partido) de la oposici¨®n frente a la posici¨®n de hegemon¨ªa pol¨ªtica del PP en la Comunidad Valenciana.
El documento plantea en esencia tres novedades importantes. La primera y m¨¢s llamativa, el cambio de PSPV por PSCV, aduciendo que Comunidad Valenciana es el nombre institucional y socialmente consolidado del territorio valenciano. La segunda, defendiendo que el partido socialista debe centrarse y cambiar al ritmo que cambia la sociedad, supone un acercamiento a las l¨®gicas neoliberales (mayor peso del mercado y de los intereses privados, m¨¢s insistencia en la elecci¨®n individual y asunci¨®n de valores individualistas) tanto en lo que se refiere a la gesti¨®n de los servicios p¨²blicos b¨¢sicos del estado del bienestar como en la planificaci¨®n territorial, mientras que se echa en falta una reflexi¨®n sobre la identidad valenciana y el modelo de integraci¨®n de la nueva inmigraci¨®n en una sociedad que deber¨ªa ser m¨¢s plural sin dejar de ser valenciana. La tercera, es un nuevo intento de reestructurar el partido para convertirlo en una m¨¢quina electoral que gane elecciones.
Los ciudadanos no dudar¨¢n en elegir siempre la marca original
Dejando al margen la ¨²ltima de las propuestas, m¨¢s voluntarista que realista, las cuestiones de fondo (cambio de nombre y acercamiento a postulados defendidos por el PP) recuerdan la equivocada (y casi suicida) estrategia de Coca-Cola para frenar el crecimiento de Pepsi en los a?os ochenta. Es sabido que entre estas dos multinacionales hay una competencia sin contemplaciones por el liderazgo en el consumo mundial de refrescos. Durante d¨¦cadas, Coca-Cola fue l¨ªder indiscutido, pero a partir de los a?os sesenta, Pepsi recort¨® distancias. Entonces los tests est¨¢ticos (primer consumo) mostraban la preferencia por Pepsi (al parecer m¨¢s dulce y gratificante en un primer momento), lo que llev¨® a los directivos de Coca-Cola a una modificaci¨®n del producto y del nombre, lanzando New Coca-Cola en 1985. El resultado fue desastroso: p¨¦rdida de millones de d¨®lares y de parte de sus consumidores y, adem¨¢s, fij¨® en el imaginario de quienes pretend¨ªa atraer la idea de que su rival era mejor y que por eso lo imitaban. La compa?¨ªa sali¨® de la crisis cuando comprob¨® que en los tests din¨¢micos (consumo repetido) Coca-Cola mejoraba sensiblemente las preferencias y, sobre todo, cuando recuper¨® su nombre y producto original.
El caso del socialismo valenciano es similar. El cambio de nombre y las propuestas para centrar el partido y conquistar electorado del PP, se justifican en an¨¢lisis sociol¨®gicos est¨¢ticos sin una reflexi¨®n de por qu¨¦ el PP ha conseguido una posici¨®n de hegemon¨ªa pol¨ªtica y social en la Comunidad Valenciana y de c¨®mo los valencianos se han situado m¨¢s a la derecha que el resto de los espa?oles. Estos son fen¨®menos din¨¢micos que no se pueden comprender ni analizar con una fotograf¨ªa. Son un proceso, no un instante. Cambiar el nombre para incorporar la actual denominaci¨®n institucional no parece ni prioritario, ni necesario, y, adem¨¢s, la soluci¨®n propuesta no es la que mejor se corresponde con la tradici¨®n y la identidad de los socialistas valencianos. Dar mayor protagonismo a la iniciativa privada, a los valores individualistas y al mercado en la gesti¨®n de las pol¨ªticas p¨²blicas, sin una apuesta n¨ªtida por incrementar los mecanismos de responsabilidad y control p¨²blico y sin favorecer mecanismos de acci¨®n y participaci¨®n colectiva favorece la huida de las clases medias del sistema p¨²blico de bienestar hacia servicios privados subvencionados con dinero p¨²blico, aumenta la escisi¨®n social y, finalmente, refuerza electoralmente opciones conservadoras. Aducir que la sociedad cambia y que el partido socialista tiene que cambiar como ella es como decir que si alg¨²n d¨ªa la sociedad es mayoritariamente radicalmente conservadora, tambi¨¦n habr¨ªa que asumir postulados de este tipo, y, sobre todo, es una manifestaci¨®n de la incapacidad actual de la izquierda valenciana y de los socialistas para luchar por la hegemon¨ªa ideol¨®gica, cultural, social y pol¨ªtica en la Comunidad Valenciana, y una aceptaci¨®n de que el marco de debate y la descripci¨®n de la sociedad y de la identidad valenciana que hace el PP son los ¨²nicos posibles. Y ese, junto con la abundancia de personalismos y el predominio de las l¨®gicas de acumulaci¨®n de poder, es el principio de los males de la izquierda valenciana y de por qu¨¦ los socialistas no levantan cabeza. Al fin y al cabo, si un partido para ganar tiene que parecerse al que ya est¨¢ en el poder, los ciudadanos no dudar¨¢n en elegir siempre la marca original.
Anselm Bodoque es analista pol¨ªtico y profesor de la Universitat de Val¨¨ncia
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