Un gladiador en Galapagar
El pueblo del torero Jos¨¦ Tom¨¢s le nombra hoy hijo predilecto
En el portero autom¨¢tico de una casa de pueblo de dos plantas se lee: Celestino Rom¨¢n. La casa, de piedra, es el sitio donde se cri¨® el torero Jos¨¦ Tom¨¢s. El pueblo es Galapagar (30.000 habitantes, a 33 kil¨®metros de Madrid, en el noroeste). Y el nombre es el de su abuelo, la persona que, seg¨²n los expertos, inocul¨® el veneno del toreo en el diestro, convertido ya en leyenda viva del arte taurino y, desde hoy tambi¨¦n, hijo predilecto de este municipio madrile?o. A la una de la tarde le rendir¨¢n un homenaje y cambiar¨¢n el nombre de la plaza de Jarama por el de plaza de Jos¨¦ Tom¨¢s.
La puerta met¨¢lica de esa casa, ubicada en la misma plaza del pueblo, est¨¢ inexplicablemente abierta. Una escalera empinada de granito conduce hasta la entrada de la vivienda. Un pitido agudo proviene del interior. "Toc, toc". Nadie responde. "Ding, dong". Silencio. "?Hola! ?Hay alguien en casa?". S¨®lo ese agudo pitido, infinito.
"Aqu¨ª se viene a ver los toros", dicen en la pe?a. "Eso s¨ª, o¨ªr, ver y callar"
"Nunca le pregunt¨¦ por qu¨¦ indult¨® al toro, son cosas entre ¨¦l y el animal"
Su abuelo, de 90 a?os, vive en el pueblo y le vio por ¨²ltima vez el d¨ªa que volvi¨® al ruedo
Por una ventana, que da a la plaza, se descubre la figura del abuelo, sentado en un sill¨®n. Parece dormido pl¨¢cidamente, con un sue?o de 90 a?os, ajeno a un pueblo lleno de banderolas y m¨²sica de bandas, que vuelve a estar en fiestas y que este a?o tiene a su nieto como protagonista. Celestino est¨¢ all¨ª, solo, con ese pitido que le recuerda que sigue vivo. "La chica que le cuida debe haber salido", se?ala un vecino.
"Ah¨ª donde le ves, ahora ya tan mayor, ¨¦l fue el que empez¨® a llevarle a los toros de cr¨ªo, el que le llev¨® a Las Ventas por primera vez, el que le preparaba las capeas y las primeras corridas en La Navata [el pueblo de al lado], el que le llev¨® a la pe?a de Victorino Mart¨ªn, a la finca de Jes¨²s P¨¦rez Escudero en Extremadura, con diez u once a?os... all¨ª empez¨® todo", cuenta Aniceto, otro vecino, en el local de al lado de la casa, el centro de la tercera edad.
Decenas de instant¨¢neas del diestro cuelgan de las paredes. Todos, j¨®venes y viejos, le conocen. Elvira, la camarera, se mete para adentro y saca otra foto con el torero: "?ste fue el d¨ªa que gan¨® el campeonato de mus con Manolo Roco, otro de los abuelos, hace cuatro a?os", cuenta orgullosa.
Y as¨ª, frente a la idea difundida por los medios de comunicaci¨®n de un Jos¨¦ Tom¨¢s huidizo, misterioso, poco social, introvertido y casi enclaustrado en su casa de Estepona, Galapagar y sus vecinos muestran una cara del torero mucho m¨¢s familiar, amistosa y simp¨¢tica.
"Un chico normal, conocido por todos, que habla con nosotros, que viene aqu¨ª a ver a su familia cada vez que puede [sus padres siguen viviendo en el pueblo, en una casa cercana a la del abuelo] y es uno m¨¢s, como siempre", comentan. "Un chico estupendo, no es ning¨²n loco, ni ning¨²n suicida, sabe bien lo que se hace", dice uno. "Hombre, le coge el toro cada dos por tres, pero es porque arriesga mucho", agrega un tercero, entre mano y mano de cartas.
La manera de torear de Jos¨¦ Tom¨¢s no deja indiferente a nadie, tampoco a los galapague?os. El torero del "antes morir que dar un paso atr¨¢s", el que se pone en el centro del coso como un gladiador, el purista del toreo que hace sentir que aquello es una lucha a vida o muerte... ?l ha revitalizado una fiesta desde su vuelta a los ruedos, el pasado 17 de junio de 2007, tras cuatro a?os retirado. Ni explic¨® por qu¨¦ se fue ni dijo por qu¨¦ regresaba. Pero cuando volvi¨®, lo hizo tambi¨¦n a su manera: en la Monumental de Barcelona, la ciudad que m¨¢s ha cuestionado la fiesta y donde el p¨²blico taurino ha sufrido m¨¢s cr¨ªticas. Sali¨® a hombros, por supuesto. "Despu¨¦s de lo que he visto hoy, me puedo morir tranquilo", cuentan que dijo su abuelo Celestino cuando termin¨® la corrida, la ¨²ltima que "el abuelo" fue a ver en vivo y en directo.
As¨ª se ha ido forjando la leyenda. La misma que probablemente ha contribuido a que el concejal de festejos de Galapagar, ?ngel Arias (PSOE), haya logrado que le nombren "hijo predilecto", despu¨¦s de a?os proponiendo ese reconocimiento para quien considera "el mejor embajador de nuestro pueblo, el que pasea el nombre de Galapagar por todas partes". M¨¢s que su padre, Jos¨¦ Tom¨¢s Rom¨¢n, que fue alcalde del municipio por el PP de 2003 a 2005, hasta que un infarto le retir¨® de la pol¨ªtica.
Los galapague?os est¨¢n volcados con el diestro. Los carteles que anuncian sus pr¨®ximas corridas por toda Espa?a empapelan muros y vitrinas de locales, las librer¨ªas exponen en sus escaparates las biograf¨ªas sobre el torero de Carlos Abella (Un torero de leyenda) y Javier Vill¨¢n (Jos¨¦ Tom¨¢s. Luces y sombras. Sangre y triunfo), los bares lucen sus fotos y, desde hace 15 a?os, "desde que empez¨® a ser novillero de caballos", existe la Pe?a de Jos¨¦ Tom¨¢s, con 44 socios, que tiene su local junto a la plaza del pueblo y que preside su primo, Miguel Bustillo. "Aqu¨ª se viene con nosotros muchas tardes a ver los toros", dice Bustillo. "Eso s¨ª, no abre la boca: o¨ªr, ver y callar".
El car¨¢cter reservado de Tom¨¢s ha contribuido a alimentar su propia leyenda. El torero que no deja que se retransmitan sus corridas ("No es una cuesti¨®n econ¨®mica, tiene m¨¢s que ver con el da?o que le hicieron algunos comentaristas en otra ¨¦poca", explica Bustillo); el diestro que indult¨® a un toro en Las Ventas en mayo de 2001 ("Nunca se lo he preguntado, eso son cosas entre ¨¦l y el animal"); el matador que no le brinda toros a la realeza ("alguno s¨ª le ha brindado, pero ¨¦l tiene sus propias ideas"); el chiquillo que se fue a M¨¦xico para ser torero ("porque no quer¨ªa tener que pagar por torear")... "Es un torero at¨ªpico porque es una persona at¨ªpica, coherente hasta el final", dice Bustillo.
Hoy, a la una de la tarde, "si no pasa nada en Valladolid" [donde toreaba ayer tarde], todos esperan al gladiador.
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