Un poema y una nota
Madrid (N¨²mero 2. Cuadernos de la Casa de la Cultura. Valencia, 1937)
?Qu¨¦ te hace valioso?
?Tu extremada rareza codiciada?
?Haber sido editado en plena guerra?
?El que tan grandes hombres como en ti comparecen
al final la perdieran, y pagaran
con destierro y exilio su trabajo?
?El que la paz que sobrevino luego
les persiguiera a muerte
destruyendo su rastro entre los vivos?
Imposible mirar hoy tus estampas
o leer tus art¨ªculos
sin que a uno le invada nuevamente
un ¨ªntimo des¨¢nimo,
tal vez incomprensible para muchos
ya que aquello pas¨® y est¨¢ olvidado...
?O acaso no,
y esta emoci¨®n es algo m¨¢s que el aura
prestigiosa de toda lejan¨ªa?
?De d¨®nde la alegr¨ªa de encontrarte,
si aquello de que tratan tantas p¨¢ginas
son negocios bien tristes?
?Tan penoso es el mundo, que volvemos
con nostalgia al pasado
igual que el ni?o hu¨¦rfano que s¨®lo
puede hallar un consuelo
junto a la estrecha tumba de sus padres?
La ilusi¨®n traes contigo, sin embargo,
de que el pasado est¨¢ a¨²n por escribirse,
de que quiz¨¢ nosotros
pudi¨¦ramos tambi¨¦n ser concebidos
de nuevo y alumbrados a una vida m¨¢s plena
que esta que conocemos, siendo al fin
hijos de otro pa¨ªs y de otro siglo.
Eso acaso nos dices en tu lengua pajiza
llev¨¢ndonos a un sue?o, como un mapa
que tiene de tesoro lo que de laberinto,
y de derrota lo que tiene de v¨ªtores.
Nota. El origen de estos versos est¨¢ en el encuentro con ese hoy rar¨ªsimo n¨²mero de la revista Madrid, que edit¨® en Valencia la Casa de la Cultura, en 1937. El poema, dedicado a Abelardo Linares que me lo regal¨®, habla de la imposibilidad de mantener cerrado el pasado, en la literatura o en la vida. La mayor parte de quienes est¨¢n a favor de las recientes exhumaciones de las v¨ªctimas de la Guerra Civil y la posguerra s¨®lo desean dignidad y respeto para ellas, no ganar una guerra que se perdi¨® tantas veces en Badajoz, en Paracuellos, en M¨¢laga, en Sevilla, en las checas de Madrid o en tantos lugares espa?oles. Sin la menor duda tambi¨¦n: la mayor parte de quienes se oponen a esas exhumaciones no tienen a padres, hermanos o parientes queridos en una fosa com¨²n o en una cuneta. Lo preocupante es precisamente eso: que no quieran que aparezcan los cuerpos del delito. Nuestro deber moral es llegar hasta ellos y darles una sepultura adecuada, ni un paso m¨¢s, dejando de lado exaltaciones y desde luego mixtificaciones interesadas. Sabemos que todos fueron v¨ªctimas, pero a menudo no estamos seguros de qui¨¦nes fueron adem¨¢s verdugos.
Andr¨¦s Trapiello (Manzaneda de Tor¨ªo, Le¨®n, 1953). Su ¨²ltima novela es Al morir don Quijote (Destino) y ha editado recientemente el libro La man¨ªa (Pre-Textos). En oto?o publicar¨¢ Troppo vero (Pre-Textos).
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