La carta robada de J. M. Guelbenzu
Jos¨¦ Mar¨ªa Guelbenzu (Madrid, 1944) lleva un par de a?os tratando de sacar adelante una novela sobre el amor y parece que le queda para rato. Mientras tanto, J. M. Guelbenzu recibe el oto?o con un nuevo caso de la atractiva juez Mariana de Marco en Un asesinato piadoso (Alfaguara). En el sal¨®n de su casa todav¨ªa hay maletas sin deshacer de las vacaciones veraniegas en el norte de Espa?a y en medio de la entrevista llega la caja con el nuevo libro. Guelbenzu la abre con avidez y revisa a conciencia la portada y la tripa de ¨¦sta la cuarta pieza de su colecci¨®n de novela policiaca, que empez¨® en 2001 con No acosen al asesino. ?D¨®nde est¨¢ la carta robada en esta saga que Guelbenzu fabrica con una entrega tal que al hablar de su juez Mariana de Marco parece que devela el alma de un ser querido? No es casualidad que el relato La carta robada aparezca por aqu¨ª. El mismo Guelbenzu reconoce en Edgar Allan Poe no s¨®lo al precursor de la literatura moderna sino al "padre de la novela policiaca". "Es un juego. Poe lo hizo en este peque?o gran relato: hay que dejar la carta a la vista pero asegurarse de que el lector no la vea. Se trata de decirle "juegue usted conmigo. Saque adelante este acertijo".
As¨ª, el escritor se ha encargado de darle no s¨®lo vida sino alma a Mariana de Marco, que en este caso debe cazar -que no descubrir- a un asesino que est¨¢ permanentemente ante sus ojos y desde el primer momento en el calabozo. "Yo trato de darle al lector la oportunidad de descubrir qui¨¦n es el asesino, pero voy m¨¢s all¨¢. Porque la novela policiaca tiene un problema y es que los personajes son de cart¨®n piedra y aqu¨ª yo voy a lo contrario. Gracias a la intriga para saber qui¨¦n es voy construyendo los personajes". Un corto cara a cara con una mujer fuerte y de car¨¢cter en un juzgado fue la g¨¦nesis de Mariana de Marco, que le ha permitido escribir ya cuatro novelas. Pero Guelbenzu quiere m¨¢s vida para su juez. "En la pr¨®xima ella decide retirarse una semana y ah¨ª va a descubrir lo que es el miedo. El miedo que te deja congelado. Ser¨¢ en monta?as del interior y no es en ejercicio de juez sino cuando est¨¢ de vacaciones. El miedo la va a atrapar en un lugar rec¨®ndito". Lo remarca como un gran jefe que conoce a su gente y que sabe hasta d¨®nde la puede llevar. No en vano, Guelbenzu, que pas¨® su juventud embebido en el g¨¦nero -"hace un tiempo que lo abandon¨¦ pero cuando era joven y vigoroso le¨ªa mucha novela policiaca"-, lo domina a la perfecci¨®n como lector y habla con la mayor naturalidad, como si de un vecino se tratase, del detective Wallander de Henning Mankell o del Maigret de Simenon. Los conoce y los admira, pero tambi¨¦n los encuentra incompletos. "El problema de los personajes de la novela policiaca es que son siempre el mismo, no evolucionan. Se repiten. Y yo quiero que mis personajes evolucionen, eso no se ha dado mucho. Ni siquiera Maigret, ¨¦l es un personaje muy hecho, quiz¨¢ porque ya es bastante mayor. En este momento no s¨¦ c¨®mo ser¨¢ dentro de diez a?os Mariana de Marco... Lo que s¨ª s¨¦ es que lo que es ahora tengo que tenerlo en cuenta para todo lo que contin¨²e y eso me parece un reto de altura literaria, no simplemente escribir novela policiaca".
A Mariana de Marco la conocimos como juez de instrucci¨®n en un peque?o pueblo c¨¢ntabro, "de la Espa?a profunda", dice el autor. Siete a?os m¨¢s tarde, la juez, en sus cuarenta, vive en una ciudad mediana, llamada G -"en parte es Gij¨®n, pero tambi¨¦n hay mucho de invenci¨®n"- y debe instruir el caso del brutal asesinato de Crist¨®bal Piles en su propia casa. Hay una familia disfuncional que termina de romperse con este acontecimiento, un suegro fr¨ªo y met¨®dico, una esposa y madre enajenada. Y una ni?a -la hija de Piles- que logra involucrar m¨¢s all¨¢ de su trabajo a De Marco y que pone de manifiesto su moral y su sensibilidad. ?Hasta d¨®nde va a llegar Mariana de Marco? "Quiero que llegue a la Audiencia", y ahora el jefe asume el tono de padre orgulloso, "quiero que sea juez de lo penal, que es el mundo m¨¢s interesante. Es donde hay m¨¢s drama, m¨¢s maldad y m¨¢s corrupci¨®n. Es el mundo m¨¢s duro del derecho y yo quiero que llegue all¨ª. Ella est¨¢ haciendo su camino. Si llega ah¨ª a lo mejor la dejo". Una mujer "detective" en la literatura es una curiosidad y un plato apetecible para el cine o la televisi¨®n, pero a Guelbenzu lo pone nervioso. "Yo no me la imagino en la pantalla, pero hay contactos", dispara. "Me he ocupado de describir a Mariana en lo que es su alma y su f¨ªsico como para que ahora tenga presencia f¨ªsica. El problema es que en el cine ella ser¨ªa la misma para todo el mundo y en el libro cada quien se imagina a su personaje". (www.jmguelbenzu.com) -
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