Sarah Palin, ?un nuevo feminismo?
La candidata a vicepresidenta de EE UU enciende el debate sobre los valores que deben defender las mujeres en la pol¨ªtica
"Eres como nosotras", le gritan las fans a Sarah Palin en los m¨ªtines mientras sostienen el pintalabios en alto como si fuera un mechero en un concierto. La candidata republicana a la vicepresidencia de EE UU no se parece a otras mujeres que han llegado a posiciones de poder. Ex reina de belleza, ultraconservadora con cinco hijos, aspecto de bibliotecaria, voz de pajarillo, unas credenciales acad¨¦micas mediocres y gobernadora de un Estado ex¨®tico como Alaska, se autodefine como una hockey mom del mont¨®n, madre entregada de las que llevan a sus hijos a los partidos.
Es el espejo en el que la mujer media puede reflejarse. Pero est¨¢ en contra de postulados b¨¢sicos del feminismo, como el aborto, incluso en caso de violaci¨®n e incesto. ?Es bueno, per se, que una mujer alcance uno de los cargos m¨¢s poderosos del planeta sean cuales sean sus convicciones? El debate est¨¢ al rojo vivo. No hay acuerdo sobre si su figura es un ultraje a la esencia del feminismo o una inspiraci¨®n grandiosa.
"Es como si yo pudiera mandar en la Casa Blanca", dice un ama de casa
La mayor¨ªa de las feministas abominan de las ideas de la gobernadora
Palin, de 44 a?os, es la segunda mujer que irrumpe en esta campa?a presidencial. Hillary Clinton fue derrotada en las primarias dem¨®cratas, pero logr¨® 18 millones de votos, un hito sin precedentes. Cuando Palin apareci¨® en escena -como golpe de efecto necesario para revitalizar la l¨¢nguida candidatura republicana-, se coloc¨® de inmediato como heredera natural de Clinton a pesar de que durante las primarias la hab¨ªa calificado de "quejica" por hablar de sexismo. Ahora la alaba mientras se autoerige como la encargada de romper "de una vez y para siempre" el techo de cristal, la barrera invisible que seg¨²n las teor¨ªas de g¨¦nero impide a las mujeres alcanzar los puestos de mayor responsabilidad.
Las mujeres conservadoras no suelen identificarse como feministas, movimiento que muchas veces han despreciado. Pero las defensoras de la gobernadora no s¨®lo no reh¨²yen el t¨¦rmino, sino que intentan adue?¨¢rselo. Afirman que ella encarna un nuevo y mejor feminismo. El de mujeres fuertes y capaces de todo, independientemente de sus creencias. La propia Palin es miembro de una asociaci¨®n en contra del aborto llamada Feminists for Life (Feministas por la Vida). Para el movimiento feminista heredero de los a?os setenta, sea cual sea su ramificaci¨®n, un feminismo antiabortista es, sencillamente, un ox¨ªmoron.
Su autoproclamaci¨®n como representante de todas las mujeres fue contestada airadamente. Gloria Steinem, conocida feminista seguidora de Clinton, public¨® una feroz cr¨ªtica a la candidata republicana en Los Angeles Times en el que aseguraba que "lo ¨²nico que comparte Palin con Hillary Clinton es un cromosoma". "El feminismo no va de que una mujer concreta encuentre un trabajo", prosegu¨ªa. "Es sobre hacer m¨¢s justa la vida de las mujeres de todos los lugares. Palin se opone a casi todo lo que Clinton defend¨ªa mientras que Barack Obama todav¨ªa lo defiende". Y conclu¨ªa se?alando que protestar por la derrota de Clinton votando a McCain y a Palin "ser¨ªa como decir 'alguien rob¨® mis zapatos, as¨ª que me amputar¨¦ las piernas".
Steinem no fue la ¨²nica en reaccionar. Un buen n¨²mero de feministas llevan dos semanas pronunci¨¢ndose contra Palin. Critican varias cuestiones. La primera, la propia naturaleza de la designaci¨®n de la gobernadora, con escasa experiencia. Sostienen que es una falta de respeto pensar que las mujeres van a votar, sin m¨¢s, a otra mujer por el mero hecho de serlo. En segundo lugar, dicen que el feminismo no es cualquier cosa, sino un movimiento que defiende ciertos principios -como el derecho al aborto, la educaci¨®n sexual o la igualdad de derechos para todos, incluyendo a los homosexuales- y que el conservadurismo religioso y extremo de Palin impide que pueda ser calificada como tal. Y finalmente, algunas se?alan que su forma de vida, volc¨¢ndose en el trabajo tal y como ha sido concebido por los hombres y renunciando incluso a las bajas de maternidad -se incorpor¨® a su trabajo al d¨ªa siguiente del nacimiento de su cuarta hija y tres d¨ªas despu¨¦s de que naciera su beb¨¦ con s¨ªndrome de Down- no tiene nada que ver con lo que ellas reivindican.
Pero dentro de las que se consideran feministas tradicionales han aparecido algunas voces discrepantes en blogs y diarios. Mujeres defensoras del aborto y la educaci¨®n sexual mantienen que, aunque Palin tenga ideas opuestas a las suyas en algunos puntos, lo importante es que una mujer llegue a un puesto tan alto como la vicepresidencia de EE UU. Por varios motivos: por la visibilidad, porque ser¨¢ un modelo para las nuevas generaciones y porque, aunque sea conservadora, es una madre trabajadora que conoce los problemas de las mujeres para compaginar trabajo y familia.
A esta ¨²ltima teor¨ªa se han sumado algunas seguidoras de Hillary Clinton. Nayeli Salvaraj tiene 30 a?os, una hija y vive en el norte de Virginia. En todas las elecciones ha votado al partido dem¨®crata. Hasta ahora. "Estoy a favor del aborto, pero no es el centro de mi vida. Yo quiero que llegue una mujer a la Casa Blanca y mi partido falt¨® al respeto a Hillary Clinton cuando no la nombr¨® ni vicepresidenta. Fue sexista. As¨ª que s¨ª, votar¨¦ a los republicanos por primera vez, por Sarah Palin".
En la calle, la mayor¨ªa de las mujeres no entienden de teor¨ªas feministas ni parece importarles si se puede catalogar a Sarah Palin como tal. Sus defensoras dicen que, feminista o no, es fuerte, lista y ejemplar. Sobre todo, es una mujer que se parece a ellas. Y quieren que llegue a poder. El pintalabios se ha convertido en una especie de grito de guerra, un s¨ªmbolo identitario. "Es como si yo pudiera mandar en la Casa Blanca", dice Shirley Honcock, de 67 a?os, en un mitin de John McCain y Sarah Palin en Fairfax (Virginia). "Ella har¨¢ las cosas que a m¨ª me gustar¨ªa hacer".
Es una idea repetida. Frente a un Barack Obama demasiado inteligente, con un pasado raro y que ha estudiado en buenas universidades, se ha situado una madre corriente no demasiado instruida pero con mucho empe?o. En los pueblos suburbiales de casas unifamiliares, todoterrenos y centros comerciales, muchas han llegado a la conclusi¨®n que la mejor cualidad para dirigir el pa¨ªs es el sentido com¨²n de cualquier madre de familia. "Si esto no es lo que quieren las feministas, no entiendo nada", dice una madre que se define como republicana mientras hace la compra en un K-Mart de Virginia con sus trillizos de seis a?os. La cara de Sarah Palin copa las portadas de las revistas del supermercado. "Es una revoluci¨®n. Una mujer tradicional que ha decidido mandar".
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