Objetos de una adicta al arte
Fabrica, de Benetton, rinde homenaje a Peggy Guggenheim
Los cuadernos, custodios de secretos inconfesables y proyectos vanguardistas, las inconfundibles gafas mariposa y la m¨¢quina de escribir, herramienta fetiche de amores epistolares. Son algunas de las piezas que conforman Who is Peggy?, una colecci¨®n de objetos y complementos en edici¨®n limitada, creada en el marco de las celebraciones para el 60o aniversario del Museo Peggy Guggenheim de Venecia.
Era 1948 y, despu¨¦s de la legendaria presentaci¨®n de los expresionistas abstractos en la Bienal de Arte, Peggy, incansable viajera, se estableci¨® entre las brumas de la ciudad lagunar para ense?ar las obras que, durante a?os, hab¨ªa comprado al ritmo de "un cuadro al d¨ªa". Su gran pasi¨®n fue el arte, como cont¨® en su autobiograf¨ªa Confessions of an art addict, pero tambi¨¦n amaba los perros, los viajes, las relaciones epistolares y los pendientes gigantescos. M¨²ltiples pasiones que se han convertido en una colecci¨®n de objetos minimalistas, elegantes e ir¨®nicos como la mujer que los inspir¨®, creados por los franceses Sam Baron y Carine Damon, la portuguesa Marta Teixeira da Silva y la italiana Valentina Carretta, j¨®venes dise?adores de Fabrica, el centro de investigaci¨®n y producci¨®n art¨ªstica, fundado por Benetton y Oliviero Toscani en Treviso (Italia).
?Qui¨¦n era Peggy? Las camisetas y los cuadernos de la colecci¨®n est¨¢n decorados con serigraf¨ªas extra¨ªdas de viejas fotos en blanco y negro, captadas a menudo por la propia coleccionista, que evocan momentos de su vida en Venecia. Uno de los bolsos guarda la imagen de su rostro anguloso, a menudo semioculto detr¨¢s de gafas imposibles. No era especialmente guapa, pero s¨ª brillante, culta, ir¨®nica y enigm¨¢tica, en definitiva, fascinante y adem¨¢s riqu¨ªsima. La vida de Marguerite, hija de Benjamin Guggenheim, el magnate estadounidense que perdi¨® la vida en el Titanic, est¨¢ muy vinculada a la de los protagonistas del arte del XX. En 1921, con 23 a?os, ya era due?a de la mayor colecci¨®n privada de artistas del siglo XX. Fue galerista, mecenas y amiga de Duchamp, Cocteau, Kandinsky, Tanguy, Calder, Brancusi y Max Ernst, con el que estuvo casada cuatro a?os. Aprendi¨® arte a trav¨¦s de las relaciones personales y esto la convirti¨® en una coleccionista extraordinaria, que lleg¨® a reunir entre muchas, piezas de Picasso, Mir¨®, Magritte, Man Ray, Dal¨ª y Ernst, sin contar los expresionistas americanos, Rothko, Gorky y su adorado Pollock, que ocupa una sala del museo veneciano.
Tuvo dos maridos y numerosos amantes c¨¦lebres, incluido Samuel Beckett, pero los rumores aseguran que era fiel s¨®lo al arte y a sus perros, sepultados a su lado en el jard¨ªn del museo, con el epitafio "Aqu¨ª yacen mis adorados beb¨¦s". La colecci¨®n los recuerda con una serie de cuencos blancos, esmaltados con las im¨¢genes de los inseparables pequineses. Para completar el retrato de Peggy a trav¨¦s de sus objetos, no pod¨ªa faltar la m¨¢quina de escribir, una verdadera pieza de arqueolog¨ªa industrial, que los dise?adores de Fabrica han reproducido en cer¨¢mica, convertida en un contenedor, decorado con una serigraf¨ªa fucsia que aparece y desaparece, seg¨²n se mira. En l¨ªnea con la militancia de Peggy en pos de la democratizaci¨®n del arte, los precios van desde los 5 euros de los cuadernos hasta los 420 de la m¨¢quina de escribir.
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