Otro a?o
Otro a?o m¨¢s nos salpica la brutalidad, la crueldad m¨¢s extrema, la sangre doliente y sin sentido. Otra vez en este martes de septiembre (puede que ahora mismo, mientras lees este art¨ªculo) un pobre toro es torturado lenta y s¨¢dicamente por una muchedumbre en Tordesillas: es acosado, acuchillado, atravesado de parte a parte por lanzas que el pobre bicho arrastra clavadas en sus entra?as sin que la muerte llegue. Este pa¨ªs sufre una grave patolog¨ªa con respecto a los toros; es como una tara cerril, un tumor cerebral del primitivismo m¨¢s arcaico, que hace que algunos mozos crean que tienen que medirse a patadas con un toro para ser m¨¢s hombres: en lo que va de a?o, y s¨®lo en la Comunidad Valenciana, por ejemplo, ha habido la incre¨ªble cifra de 3.500 encierros. Pero lo peor son las llamadas fiestas tradicionales. Se acribilla a los animales con infinidad de dardos, como en el atroz toro del acerico, en Coria; o les ponen fuego en la testuz, o bien los meten en el mar y los ahogan. Org¨ªas de sadismo de una sociedad enferma. Y el festejo m¨¢s feroz de todos es el Toro de la Vega de Tordesillas.
El f¨ªsico y premio Nobel Max Planck dec¨ªa que "la verdad no triunfa jam¨¢s, pero sus adversarios acaban por morir". Yo me siento as¨ª respecto a Tordesillas. S¨¦ que la verdad, y la modernidad, y el humanismo, est¨¢n en contra de este horror. S¨¦ que los energ¨²menos torturadores cada vez son menos. S¨¦ que la mayor¨ªa de los habitantes de la bella Tordesillas no comparte la salvajada. Qu¨¦ hermoso ser¨ªa que todos esos vecinos cr¨ªticos dieran un paso adelante en la civilidad y cambiaran la fiesta a una versi¨®n no cruenta. Qu¨¦ fant¨¢stico ser¨ªa que Tordesillas fuera pionera y marcara el camino hacia el progreso. Todo eso llegar¨¢, estoy segura. La cuesti¨®n es saber cu¨¢nto m¨¢s durar¨¢ todo este sufrimiento tan in¨²til.
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