Un arranque fofo e inexpresivo
'The other man', protagonizada por Liam Neeson y Antonio Banderas, se antoja un mal pretexto para el homenaje del certamen al actor espa?ol
Leo unas declaraciones de Mikel Olaciregui, director de este festival, asegurando algo tan obvio como que se pueden hacer festivales sin glamour (qu¨¦ grima me da el uso abusivo de concepto tan et¨¦reo), pero que es imposible hacerlo sin pel¨ªculas. No aclara si buenas o malas, pero est¨¢ convencido de que en esta edici¨®n van a compaginar el cine de autor (si lo del dichoso glamour me parece cursi, lo de la autor¨ªa me provoca escalofr¨ªos, ya que ese confuso t¨¦rmino sirve para que se apropien de ¨¦l los creadores y los necios, los que tienen algo interesante que contar y los profesionales del vac¨ªo, los artistas y los impostores) con las pel¨ªculas destinadas al ¨¦xito comercial. Qu¨¦ man¨ªa les ha dado a los esp¨ªritus sensibles y a la polic¨ªa de la cultura con que la autor¨ªa como mandan las ortodoxas reglas de los comisarios progresistas est¨¢ ancestralmente enfrentada al algo tan mezquino e impuro como el ¨¦xito. He tenido que hacerme viejo para comprender que los directores que m¨¢s amo eran unos fenicios preocupados por eso tan bastardo de que las despreciables masas fueran a ver sus banales y deshonestas pel¨ªculas. O sea, mercaderes c¨ªnicos como Hitchcock, Ford, Hawks, Wilder, Lubitsch, Chaplin y Keaton. No me los imagino mir¨¢ndose angustiadamente en el espejito m¨¢gico y pregunt¨¢ndole con coqueter¨ªa: ?Existe alguien que sea m¨¢s autor que yo? Ojal¨¢ que nos inunde la comercialidad, que el personal salga del cine con expresi¨®n colectiva de felicidad, con la vergonzante sensaci¨®n de sentirse abducidos y en ¨¦xtasis. Y luego que se pregunten algo tan metaf¨ªsico e inaplazable como si esas maravillosas sensaciones se las ha regalado un autor o un artesano, un artista o un mercenario.
La trama, que se pretende tr¨¢gica, deja indiferente o peor, da risa
Han comenzado el festival rindi¨¦ndole tributo a Antonio Banderas, alguien que tuvo la osad¨ªa de cruzar el charco intentando hacerse famoso, rico, respetado, deseado, admirado y el muy taimado logr¨® esas metas tan fr¨ªvolas y comerciales. Algo de lo que me alegro mucho, aunque la vez que m¨¢s me ha conmovido en una pantalla fuera interpretando admirablemente al desamparo con fe en ?tame cuando todav¨ªa no hab¨ªa vendido su alma a eso tan obsceno del triunfo en el nada autoral Hollywood. Se supone que ha estado en buenas manos al trabajar con directores prestigiosos como Jonathan Demme, Neil Jordan, Brian de Palma o Robert Rodr¨ªguez, pero a excepci¨®n de su muy graciosa y vitalista creaci¨®n en La m¨¢scara del zorro sigo echando de menos a aquel vigoroso y espont¨¢neo Banderas al que Almod¨®var extrajo sus esencias.
Banderas coprotagoniza con el s¨®lido Liam Neeson The other man. La dirige Richard Eyre, se?or en posesi¨®n de cierto cr¨¦dito dram¨¢tico por las m¨¢s que aceptables Iris y Diario de un esc¨¢ndalo, en las que hac¨ªa un trabajo memorable esa inquietante actriz llamada Judi Dench. Esos ilusionantes antecedentes se derrumban estrepitosamente en un argumento que promete intriga, tensi¨®n, sentimientos al l¨ªmite y que est¨¢ desarrollado con tono fofo, impotencia expresiva, situaciones que se pretenden tr¨¢gicas pero que en el mejor de los casos te dejan indiferente y en el peor te provocan risa. S¨®lo le encuentro una virtud y es la levedad de su metraje. Intenta hablar de las sombras que habitan en la aparentemente mod¨¦lica relaci¨®n de un matrimonio, de la desesperaci¨®n y el estupor de un hombre enamorado al descubrir tras la muerte de su estable y transparente esposa que ¨¦sta ten¨ªa un amante, del horror al comprobar que la persona a la que crees conocer inmejorablemente era un permanente enigma e intentar bucear en las razones de la mentira y la traici¨®n para no volverse loco. Todo ello est¨¢ contado de forma desva¨ªda, sin atractivo ni profundidad, jugando en vano con presente y pasado, haciendo que te sientas como un t¨¦mpano ante este derroche de pasi¨®n, pasando cantidad del atormentado viudo, la insatisfecha muerta y el buscavidas del amante. Tambi¨¦n aparecen la hija de la ad¨²ltera y su anodino novio, lo cual empeora a¨²n m¨¢s la trama. El homenaje a Banderas se merec¨ªa la proyecci¨®n de una pel¨ªcula con cuerpo y alma. Pero esto es lo que hay. O sea: nada.
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